A Yoandy Barrios Castilla le bastaron tres series nacionales para establecer una marca que se antoja irrompible. Sus 53 juegos lanzados y relevados en la temporada 2007-2008 establecieron el actual récord para los clásicos beisboleros de la Isla, tras superar los 50 del pinareño Orestes González.
En tiempos de tanta reglamentación en el pitcheo, parece una quimera acercarse hoy a esa cifra. Con apenas 34 años, Barrios tiene un lugar asegurado en la rica historia del béisbol cubano.
¿Cómo llegas a las series nacionales?
Me destaqué con Remedios en las series provinciales y eso posibilitó mi inclusión en el equipo Villa Clara. Tuve el apoyo de los lanzadores Robelio Carrillo, Ediasbel García y el entrenador Lester Ojito, que respaldaron mi promoción.
Ya con Villa Clara, el manager Víctor Mesa te dio una misión dentro del cuerpo de pitcheo bastante inusual en aquellos momentos…
Víctor Mesa fue el que introdujo la fórmula del relevo situacional en el béisbol cubano. Él me asignó la tarea de trabajar en situaciones peligrosas frente a bateadores zurdos. Gracias a ello pude establecer el récord de juegos lanzados en mi segunda temporada.
¿Realizabas alguna preparación especial para enfrentar a los zurdos?
La preparación era general pero me basaba en muchos tramos de velocidad. Tenía que estar preparado para pitchear todos los días y en cualquier momento.
¿Víctor Mesa te cambió la forma de lanzar?
En mi primera serie nacional solo lanzaba tres cuartos. Al terminar la temporada Víctor me dijo que me preparara para estar en el equipo el próximo año. Me indicó que perfeccionara mis lanzamientos contra zurdos por el lado del brazo. Él no quería que lanzara más a tres cuartos. Entonces me preparé y comencé a lanzar solo de forma lateral. Hice lo que él me decía: pitchear del centro de home para afuera y con rompimientos bajos. Víctor me explicó que los bateadores zurdos de Cuba tienen muchos problemas con la bola floja en esa zona, y eso me trajo muy buenos resultados.
¿Es cierto que tenías libertad para moverte al bullpen cuando notabas que había posibilidad de que te pusieran a lanzar?
Ya en mi segundo año Víctor me dio mucha confianza. Llegó el momento que me decía: “Después del quinto inning tienes que estar preparado porque en cualquier momento sales a lanzar. Ve llevando la alineación. Cuando veas que hay hombres en base y hay amenaza de un zurdo en la batería arranca para el bullpen tú solo y calienta, que en cualquier momento te llamo”.
Tendrás más de una anécdota curiosa por esa vía libre…
Una vez jugábamos en Holguín y ya me había acostumbrado a ir para el bullpen por mi cuenta. Veo a un zurdo haciendo swines frente al banco holguinero con hombre en primera y segunda, y arranco a calentar el brazo sin pensarlo. Entonces Víctor le pregunta al difunto José Riveira y a José Ramón Riscart, que eran los entrenadores de pitcheo, quién me había mandado a calentar. “Nosotros no fuimos”, le contestaron ellos, y él mandó a que me fueran a buscar.
Cuando llego me dice: “Guajiro, ¿y tú por qué te fuiste a calentar?”. “Profe –le respondo, usted me dijo que cuando hubiese amenaza saliera para el bullpen. Y hay amenaza”. Entonces le señalo al zurdo con el bate y me dice muerto de la risa: “¡Qué amenaza ni amenaza si ese es el cargabates de Holguín!”
¿Por qué tu carrera fue tan corta si tuviste buenos resultados como relevista ante bateadores zurdos?
Después que Víctor Mesa se marchó a México entró a dirigir Eduardo Martín. Ese cuerpo técnico no estaba de acuerdo que estuviera en el equipo un lanzador solo para un bateador o para una entrada, y poco a poco fueron atrasándome en el equipo hasta enviarme para la Liga de Desarrollo. Estuve muy disgustado con aquella decisión y decidí no jugar más pelota.
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Desde hace dos años Yoandy Barrios retornó al béisbol, aunque ya no pitchea. Ahora es el delegado del equipo sub-23 de Villa Clara. Resulta bien difícil para él, después de sus años como jugador, no poder estar encima del box.
“Es duro porque para quien le gusta el béisbol no es lo mismo estar en el terreno, jugando, que fuera de él. Pero me siento bien porque los muchachos y yo tenemos buena química, y me favorece mi experiencia como jugador. Incluso los pitchers zurdos se apoyan en mí y me preguntan cómo lanzaba contra los bateadores de esa mano, qué pueden hacer para dominarlos, y yo los ayudo en ese sentido.”
A diez años de aquel récord, ¿crees que alguien pueda romper tu marca de 53 juegos lanzados y relevados en una misma temporada?
Con la estructura que tenemos actualmente en la Serie Nacional es imposible. Eso es lo primero. Lo segundo es que tendría que aparecer otro director como Víctor Mesa, que no tenga miedo a utilizar a un lanzador contra un bateador determinado o a ponerlo a hacer un trabajo específico. Pienso que va a pasar mucho tiempo para que se rompa ese récord.
Ese es un record como el de escupir más veces en un día o decir más boberias en una hora. Que a nadie le importa y que no significa nada.