En este mes de junio, la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI) de los Estados Unidos, que supervisa a la CIA entre otras 17 agencias, rendirá un informe al senado sobre una incógnita que ha cobrado mucha relevancia. Es la de los “platillos voladores” u Ovnis1, como han preferido llamarlos hasta ahora, aunque casi siempre con un acento de incredulidad o menosprecio para quien se decidiera a hablar sobre ellos con algo de aceptación.
El informe de la DNI no será clasificado, por lo que podremos enterarnos de su resultado, y tal vez de como diversas dependencias gubernamentales han disimulado y hasta ocultado la realidad, desde que en 1950 salió a la luz el libro “Flying Saucers are Real”2 del mayor Donald E. Keyhoe. Un exmilitar que vendió cientos de miles de libros sobre el tema.
Aunque ese no ha sido el único intento de tomarse el tema en serio. El senador Harry Reid, líder de la mayoría demócrata, en el 2007 logró iniciar una investigación en el Departamento de Defensa de EEUU para lo que se asignó presupuesto de $22 millones. Pero la investigación fue cerrada sin resultado definitivo en el 2012, con la queja del especialista de inteligencia Lue Elizondo, uno de sus participantes, de que allí existió la conocida falta de cooperación, interés, y un no disimulado desdén por encontrar la verdad.
En el plano no gubernamental, sin embargo, las investigaciones y los libros siguieron, porque los avistamientos de Ovnis continuaron y cobraron la relevancia que hoy se indica. Ryan Graves, piloto de la marina, le confesó recientemente a la cadena CBS que todos los días, durante dos años se encontraba con ellos durante sus vuelos. “La primera vez me asombré” dijo Graves, con cierto aburrimiento ya del tema y de ver Ovnis. El propio presidente Jimmy Carter, pasado su tiempo en la primera magistratura de la nación, le contó en 2005 a la revista GQ su encuentro con uno de estos “fenómenos”: “Había una luz brillante en el cielo–– declaró Carter –– todos la vimos. Entonces la luz se acercó más y más hacia nosotros. Entonces de detuvo, no se cuán lejos, pero se detuvo más allá de los pinos. Y de improviso cambio su color a azul, y cambió a rojo y entonces volvió a cambiar a blanco”. Se ve que Carter se cuidó de revelarlo a la prensa durante su mandato. Lo habrían calificado no solo como un débil presidente, sino como “alguien que cree en los platillos voladores, ¡imagínate!”
Previsto para ser publicado en este mes, no podemos estar seguros de cuándo podremos leer el informe de la DNI, porque las sempiternas fuerzas de la discreción de las agencias gubernamentales aducen los mismos argumentos sobre seguridad nacional. Y hacen gestiones para demorarlo. Pero lo curioso del caso es que lo que precipitó este nuevo interés fue precisamente el temor para la seguridad nacional, ya que –– entre otros elementos preocupantes –– los reportes señalan la reiterada presencia de estos Ovnis en áreas de armamento nuclear e incluso entorpeciendo tareas de defensa.
Toda esta confusa saga alrededor de los OVNIS, o “Fenómenos Aéreos Desconocidos” o FAD, como se les prefiere llamar últimamente, nos muestra la incapacidad de los gobiernos para ser verdaderamente transparentes con el pueblo de quien se proclaman servidores. Y todo eso a pesar de tener un claro interés en la solución del asunto, ya que constituye un peligro para la seguridad nacional y con ello la supervivencia del mismo gobierno.
En lo que muchos coinciden sobre estos FAD es que se desplazan a velocidades que llegan a los 13,000 km por hora, pueden evadir el radar, navegan el aire y el agua, no tienen alas ni método de propulsión identificable, pueden detenerse en el aire, cambiar su dirección hasta por 180 grados, en fin, desafiar las leyes de la gravedad.
Pero el Pentágono y sus burócratas, porque ese es un segmento social ––casi una clase, que pervive en cualquier tipo de sociedad, desde la feudal hasta el socialismo, pasando honrosamente por el capitalismo–– que sigue oponiendo a los resultados lógicos, la tontería que les conviene… Económica, política o social. En este caso militar: ¡el temor de que sea un arma secreta rusa o china…! Así mismo lo temen, con la conclusión de que no debe decirse públicamente nada, para que no se enteren los chinos o los rusos de que “¡¿lo sabemos?!” ¿Cuánto creen que habría durado la hegemonía actual de Estados Unidos si los rusos o los chinos poseyeran un arma así?
El resultado del informe saldrá en este junio, y es un paso adelante. Pero ¿será totalmente transparente? No creo que lo sepamos y la intriga continuará.
Notas:
1 Objeto volante no identificado
2 Los platillos voladores son reales, 1950 Cosimo Classics