Jay Nixon no es el primer gobernador estadounidense que viene a Cuba ofreciendo arroz, pero sí es el primero en regalarlo. Un donativo de veinte toneladas del cereal llegó al puerto del Mariel procedente de Missouri, uno de los centros agrícolas de los Estados Unidos que apostó pronto por capitalizar la normalización de su país con el mayor mercado del Caribe.
El cargamento es un gesto de buena voluntad y una carta de presentación comercial entregada por un político del Partido Demócrata enfocado desde los últimos días de 2014 en buscar cómo su Estado “podría lograr un gran consenso sobre esta oportunidad histórica”.
Ya en Washington, una de sus senadoras, Claire McCaskill, copatrocina un proyecto de ley para levantar el bloqueo económico. Una excepción a ese compendio de sanciones y restricciones financieras y comerciales permite las ventas de alimentos a la isla, pero en condiciones que La Habana considera inusuales en el comercio internacional (pago por adelantado y al cash).
La cancillería y el Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (MINCEX) de Cuba organizaron un foro empresarial donde Jay Nixon enlistó los productos agrícolas que podrían vender en el país caribeño y cómo la cercanía geográfica reduciría los costos de transportación de las mercancías, navegando corriente abajo por los ríos Missouri y Mississippi hasta el Golfo de México y allí al Mariel.
La ruta acaba de ser comprobada por la donación de arroz despachada con la ayuda de la firma Martin Ricem, cuyos propietarios integraron la delegación del gobernador y consiguieron colocar sacos de su compañía a los pies del podio donde hablaron los oradores del evento.
Jay Nixon no mencionó en ningún momento las acciones políticas para concretar sus propuestas o los actuales obstáculos legales codificados en leyes. Actualizar el estado del bloqueo le correspondió a María de la Luz B’Hermal, directora de Política Comercial para América del Norte del MINCEX.
“Las medidas ejecutivas emitidas hasta el momento por las agencias estadounidenses reguladoras del comercio son insuficientes, y algunas de las que podrían tener mayor alcance, por la propia vigencia del bloqueo, no se han podido implementar”, dijo la funcionaria, quien puso como ejemplo la autorización del uso del dólar en las transacciones internacional del país por primera vez en décadas, puesta sobre el papel pero aún sin una operación efectiva.
El presidente de la Cámara de Comercio de Cuba, Guillén Hernández, comentó en octubre de 2015 cómo las dificultades financieras desincentivan potenciales compras en el mercado estadounidense, en comparación con las facilidades que ofrecen países como Brasil.
En el foro empresarial de este lunes en La Habana, se le recordó el gobernador Nixon cómo la agroindustria de los Estados Unidos, incluido Missouri, desempeñó un papel importante a finales de la década de los noventa por lograr la ley que les permitiese realizar el comercio con Cuba, lo cual ocurrió en el año 2000. “Confiamos que hoy desplegarán la misma energía para lograr que sean levantadas las restricciones vigentes desde entonces, que obligan a quelas ventas tengan que ser pagadas en condiciones onerosas” afirmó la directora de Política Comercial para América del Norte.
Jay Nixon confesó que ha estado pensando en cómo su estado puede sacarle provecho a la normalización y su visita a Cuba podría darle unas cuantas ideas de lo difícil que será.
Cada día menos pollo y nada de arroz
La visita de gobernadores estadounidenses a Cuba generan mucha prensa pero pocos resultados económicos concretos. El primer año de la reconciliación con Estados Unidos vio el paso de tres oficiales ejecutivos estaduales y una caída significativa en las exportaciones agrícolas a la isla desde su vecino del norte. Ni siquiera las empresas productores de alimentos que vinieron de la mano del gobernador neoyorkino Andrew Cuomo tuvieron mejor suerte, como informó el Consejo Económico Cuba – Estados Unidos en un reporte.
Las medidas estadounidenses citadas por los oficiales cubanos inhiben las exportaciones de productos norteños, mientras benefician a competidores extranjeros. Ahí se cuentan, entre otras, la prohibición de crédito y financiamiento privado además de la negación de acceso a garantías crediticias y programas de promoción a las exportaciones, escribió el analista en política agrícola Mark McMinimy para el Servicio de Investigación del Congreso en un informe sobre los límites y perspectivas del comercio de alimentos de Estados Unidos con Cuba, publicado en octubre de 2015.
La progresiva pérdida de un mercado cercano y de por si poco explotado, es un problema detectado por el gobernador Jay Nixon. “Las ventas estadounidenses de arroz a Cuba cesaron en 2008 tras un cambio en la política federal”, indicó en un comunicado de la gubernatura de Missouri emitido previo a la llegada
El arroz se ha convertido en una especie de producto clave a la hora de hablar de comercio con Cuba y de los beneficios del deshielo económico. Que Jay Nixon traiga una veintena de toneladas es solo el último gesto: el gobernador de Arkansas, Asa Hutchinson, anunció su visita a Cuba el día cuando se declaró el Mes Anual del Arroz en su estado.
En abril de 2016, el Consejo Arrocero de Texas invitó a ese estado al embajador cubano en Estados Unidos, José Ramón Cabañas, quien llegó incluso a recorrer un sembradío local durante la cosecha. En Houston el primer secretario de la sede diplomática cubana en Washington, Miguel Velez, usó la palabra durante la Convención de Mercado y Tecnología del Arroz celebrada allí
Los diplomáticos cubanos se han seguido moviendo, pues además de Arkansas y Texas, han recorrido otros bastiones de la agricultura estadounidense comentando cuánto arroz se sirve en la mesa de 11 millones de comensales en una isla bloqueada del Caribe.
El agua hierve. Ahora solo falta que los políticos se apuren para poder echar en la caldera los granos estadounidenses.