No recuerdo un desborde de optimismo político tan exuberante, expresivo, incluso colorido como el que se manifiesta en torno a la Cumbre del grupo BRICS que concluye hoy en Sudáfrica. Se trata de un paréntesis para respirar avenencia y armonía cuando la guerra en Europa amarga, crispa y divide las relaciones internacionales.
Bajo el sugestivo lema “BRICS y África: asociación para el crecimiento mutuamente acelerado, el desarrollo sostenible y el multilateralismo inclusivo” Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica y unos cuarenta invitados, celebran en Johannesburgo la 15º Cumbre del BRICS, con la notable ausencia del presidente de Rusia Vladimir Putin que, no viajó a Sudáfrica debido a la sanción de la Corte Penal Internacional que pesa sobre su persona.
Se trata un momento de promoción de la paz y la cooperación que es exactamente lo que el mundo necesita, más esperanzador porque reúne a cinco pesos completos del sur profundo, en el cual participa Rusia uno de los protagonistas de la guerra y varios actores que pueden hacer mucho para detenerla, entre otros, China, Brasil, Sudáfrica y Naciones Unidas.
En la agenda del encuentro figura el examen de la situación internacional, con especial acento en la exigencia de reformas en el ordenamiento jurídico y político internacional, especialmente en el Consejo de Seguridad de la ONU y en las instituciones financieras multilaterales, especialmente el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).
Un punto de vista compartido es la idea de liberar el comercio, las finanzas y la cooperación internacional de la plaga que constituyen las sanciones, bloqueos y tratos discriminatorios. Al respecto se ha insistido, en la creación de mecanismos de pagos asociados a las monedas nacionales, llegando incluso a considerar la creación de una “moneda de los BRICS” que, según se cree contribuiría a liberarlos de la preponderancia del dólar estadounidense.
En esa línea se insiste en la necesidad de fortalecer el Banco del Sur, creado por los BRICS para realizar el comercio entre ellos y apoyar a otros mediante préstamos y otras acciones, el desarrollo de países del sur global, considerando la posibilidad de desplazar al Fondo Monetario Internacional (FMI) del que, paradójicamente, todos ellos forman parte y con el cual algunos tienen deudas por saldar.
Otro aspecto en el cual existe un consenso evidente es en la ampliación del mecanismo, con probable admisión de unos veinte países, afrontando de ese modo los riesgos del gigantismo y la falta de cohesión que afecta a otras organizaciones tercermundistas.
Una novedad del encuentro que pudiera tener significados trascendentales es el hecho de que Brasil, a quien correspondía la presidencia del mecanismo durante 2024, decline a favor de Rusia, ofreciendo a la potencia en guerra la oportunidad de liderar un mecanismo de paz. De hecho, varios de ellos entre los cuales figuran China, Brasil y siete gobernantes africanos, encabezados por el presidente sudafricano han adelantado propuestas de paz.
Obviamente, el mundo no necesita más foros de confrontación ni instancias multilaterales ceremoniales. Lo que se requiere es que las entidades internacionales desempeñen cabalmente su papel en los intercambios y la colaboración internacional. El presidente de Brasil, Luis Ignacio Lula da Silva, parece percatado de esta problemática, declarando que: “El BRICS no es contraparte del G-7 ni de ninguna otra estructura internacional…”
En cualquier caso, se trata de un soplo de aire fresco que intenta desplazar al hedor de la guerra y la carnicería y hacer que prevalezca la paz. Más que de un comienzo la Cumbre de los BRICS es una reiteración. Allá nos vemos.
*Este texto se publicó originalmente en el diario mexicano Por esto! Se reproduce con la autorización de su autor.
entonces es verdad qu ese es el grupo de los que quieren estar al margen de las leyes de la convivencia civilizada ?? Dime con quien andas …..