Por Ulf Engel, University of Leipzig
Después de siete años abogando por la plena adhesión, la Unión Africana (UA) entrará a formar parte del Grupo de las veinte “economías industrializadas y en desarrollo más importantes”. Se convierte así en el segundo bloque regional en unirse al G20 tras la adhesión de la Unión Europea (UE), con sus 27 miembros.
El G20 se estableció tras la crisis financiera asiática de 1999 como una agrupación informal de ministros de finanzas y gobernadores de bancos centrales. Surgió del G7, que se formó en 1975 para hacer frente a otra compleja crisis financiera y económica mundial.
Desde 2008, el G20 se reúne a Jefes de Estado y de Gobierno de todos sus miembros. Su agenda se ha ampliado más allá de las finanzas y la economía para incluir, entre otras cuestiones, el cambio climático, la reducción del riesgo de desastres y la salud.
Dos tercios de la población mundial
El G20 está formado actualmente por 19 Estados miembros (incluida Sudáfrica) más la UE. Estos miembros representan en conjunto alrededor del 85 % de la producción económica mundial, más del 75% del comercio mundial y aproximadamente dos tercios de la población mundial. Los 55 Estados miembros de la UA, en cambio, sólo aportan alrededor del 3 % de la producción económica mundial, pero suman una población de 1 400 millones.
Basándome en mi investigación sobre la UA, y en mi experiencia como asesor de la Comisión de la Unión Africana durante 18 años, opino que la pertenencia al G20 es un complemento importante de las asociaciones estratégicas multilaterales y bilaterales existentes de la unión.
La UA espera utilizar su pertenencia al G20 para dar a los Estados miembros una mayor voz en cuestiones globales clave, y para hacer una mayor contribución a la renegociación en curso del orden mundial. Pero uno de los principales retos será encontrar una forma estructurada de llegar a posiciones africanas comunes y hablar en nombre de todos los Estados miembros.
Asociación estratégica
La UA ha desarrollado sus relaciones exteriores principalmente a través de asociaciones estratégicas multilaterales y bilaterales.
Multilateralmente, las asociaciones estratégicas con las Naciones Unidas y la UE tienen una importancia clave (la Liga de Estados Árabes desempeña un papel menos importante). Bilateralmente, China, India, Japón, Corea del Sur y Turquía se consideran actualmente socios estratégicos clave. Y el año pasado, la Comisión de la Unión Africana participó en la cumbre Estados Unidos-Líderes Africanos.
No existe un proceso rutinario para clasificar a los Estados como socios estratégicos. Hasta la fecha, la UA ha tenido dificultades para desarrollar una política coherente de gestión de estas asociaciones. Sin embargo, ser miembro de pleno derecho del G20 abre ahora la posibilidad de llevar posiciones colectivas africanas sobre cuestiones estratégicas a la mesa mundial.
Entre las preocupaciones continentales que puede plantear figuran el alivio de la deuda, la integración comercial, la financiación de la gestión del cambio climático y la gestión de la sanidad pública.
La Unión Africana y el orden mundial
Sin embargo, en los principales foros mundiales de formulación de políticas, los Estados miembros de la UA no suelen hablar con una sola voz. Hemos podido comprobarlo en la Asamblea General de la ONU, con el polémico voto africano sobre la guerra de Rusia contra Ucrania). También a los tres miembros africanos no permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (Gabón, Ghana y Mozambique) les cuesta ponerse de acuerdo.
Por suerte, en un número limitado de ámbitos políticos, la UA ha conseguido llegar a lo que denomina “posiciones comunes”. Éstas se han creado y legitimado de diferentes maneras, y tienen un efecto jurídico vinculante, en su mayoría difuso, sobre los Estados miembros.
La más destacada de estas posiciones comunes es el consenso Ezulwini de 2005 sobre la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU para aumentar la representación africana en el consejo y dotar al continente de dos puestos permanentes con derecho a veto. Pero también hay posiciones comunes en otras cuestiones globales importantes. Entre ellas figuran la minería, la agenda para el desarrollo después de 2015 y la recuperación de activos procedentes de flujos financieros ilícitos.
Lo difícil es poner de acuerdo a 55 Estados miembros
La Comisión de la Unión Africana necesita una definición clara de lo que son las “posiciones comunes” y de cómo los Estados miembros pueden alcanzarlas políticamente y domesticarlas jurídicamente.
Para desarrollar más posiciones comunes, los 55 Estados miembros de la UA tendrían que delegar más soberanía estatal en la unión. De la experiencia de la UE se pueden extraer algunas lecciones, ya que ha desarrollado más de 300 posiciones comunes. Éstas han sido adoptadas por el Consejo de la UE y aprobadas por el Parlamento de la UE. En estos casos, los Estados miembros de la Unión han cedido soberanía real a la Comisión Europea.
Será interesante ver cómo prepara la UA las posiciones africanas que se presentarán al G20. Es probable que las elaboren los comités técnicos especializados ministeriales del organismo continental . En el ámbito del G20, confío en que el comité de finanzas, asuntos monetarios, planificación económica e integración desempeñe un papel importante. Probablemente en cooperación con el comité técnico de desarrollo económico, turismo, comercio, industria y minería.
Sin embargo, queda por definir la forma jurídica en que los Estados miembros podrán expresar su acuerdo o desacuerdo con las posiciones comunes.
¿Qué ocurrirá a partir de ahora?
La pertenencia al G20 representa una gran oportunidad. Pero hay que reforzar los intentos de África de hablar con una sola voz. Además, es importante contar procesos de coordinación entre ministros de finanzas y gobernadores de bancos centrales, entre otros.
Esto garantizará que la UA aproveche su pertenencia a una plataforma mundial de negociación y toma de decisiones.
Ulf Engel, Professor, Institute of African Studies, University of Leipzig
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.