En los días que corren se han desarrollado o están próximos a realizarse importantes eventos sobre el aporte, el lugar y el desarrollo de las mipymes en Cuba. Un ejemplo es la reciente reunión en Miami, en la que empresarios cubanos intercambiaron con empresarios estadounidenses, fundamentalmente cubanoamericanos. Y la próxima semana, del 2 al 4 de octubre, se celebrará en el Palacio de las Convenciones la Expo ALADI-Macrorrueda de Negocios Multisectorial. Según su convocatoria “es una oportunidad para que los pequeños y medianos empresarios latinoamericanos puedan dar a conocer sus bienes y servicios; a través de citas de negocios, las pymes podrán incrementar su potencial, así como la conexión, venta y generación de redes de contacto en toda la región”.
Todo eso está muy bien y es parte del proceso de transformación que la economía necesita. Las mipymes privadas y cooperativas, con las regulaciones pertinentes —no más, no menos— son componentes y complementos imprescindibles de la economía cubana en diversos sectores, claramente definidos, tanto de servicios como de producción. Por ejemplo, en la agricultura es más que obvio.
Esto un grupo de economistas venimos planteándolo así, tal cual, desde nuestra propuesta de reestructuración de la economía cubana del año 95, cuando no se hablaba de la necesidad de un sector no estatal en la económica nacional y se estaba muy lejos de que fuera parte de la política oficial. Ahí está el libro que publicamos entonces; todo eso está incluido y está a la vista en esa publicación.
Ahora bien, el sector fundamental de la economía, el que debe liderar y conducir el desarrollo y debe mantener el control de los principales medios de producción del país es el sector público. Sin eso, no hay opción socialista ni proyecto de justicia social en Cuba; tampoco garantías de soberanía nacional. Por supuesto, es imprescindible una visión objetiva de lo que debe y puede ser el socialismo en Cuba en las actuales condiciones históricas, sin dogmas, sin prejuicios, sin parálisis. Sobre esto he escrito extensamente y otros colegas también.
De ahí que el corazón, el centro de la reforma económica, junto con el reforzamiento de la presencia y el funcionamiento de las mipymes —con las regulaciones correspondientes—, sea la reforma profunda de la empresa estatal, de ninguna manera para que deje de ser estatal (pública). No, lo que se necesita es que deje de ser ineficiente: descentralización, cambios en la concepción de la planificación, mercados transparentes a los cuales se integren todos los actores económicos, información, visión de negocios y de rentabilidad, adecuada participación ciudadana en el control de los bienes que le pertenecen, nuevos y mayores incentivos para la empresa y sus trabajadores, nuevas regulaciones financieras, cambios en la política inversionista, etc., considerando a la vez la presencia y alianzas con la inversión extranjera.
De lo contrario, serían tragadas por la dinámica de un proceso sin control ni orientación estratégica clara y con ellas se iría también el proyecto social y de soberanía nacional que tanto ha costado a nuestro país.
Pero ese papel de liderazgo no puede ejercerse por decreto (aunque las definiciones extraeconómicas y legales son fundamentales): tiene que ser resultado de la eficiencia y el dinamismo que en general esas empresas estatales hoy no tienen.
Tener en cuenta sistemáticamente la evolución de los indicadores económicos, su comportamiento y sus impactos sobre la economía nacional es imprescindible, sin eso no hay análisis útil ni objetivo; pero si no se acompaña de conceptos claros, transparentemente expuestos y de una visión estratégica, el proceso puede conducirnos a cualquier lugar indeseado y peligroso, incluida una restauración capitalista.
Hay de nuevo un serio problema de secuencia y de prioridades en el diseño de la política de transformaciones económicas. Si esto no se corrige con la integralidad y la secuencialidad necesaria, puede entrarse en un camino de no retorno.
Nunca dejo de tener en consideración la presión del bloqueo genocida, pero la transformación debe avanzar articulada y rápido a pesar de ello.
Son factores fundamentales para el futuro de la nación, es una debate al que todo cubano debe tener derecho, plantear sus consideraciones e influir en el curso de los acontecimientos, sean economistas, profesionales o no. Lo que hago es exponer y fundamentar las propias.
Y el tiempo es una variable crítica.
*Este texto se publicó originalmente en la cuenta de Facebook de su autor. Se reproduce con su autorización.
Insistir en la economía planificada socialista es seguir hundiendo el país en la crisis económico-social que no para de generar pobreza en todas direcciones. La historia no los absolverá, y el pueblo mucho menos.
Desde hace más de 30 años vengo escuchando, la Empresa Estatal es el actor fundamental de la economía; la práctica ha demostrado lo contrario. China y Vietnam no son menos socialistas porque la mayoría de sus empresas son privadas.
¿ Cuáles medios de producción son los principales? Se sabe, según la constitución, pero no acaban de decidir sobre los que no lo son; es decir, la mayoría de las empresas estatales
Ellos están bien gordos y barrigones, no sufren sus experimentos económicos que no dan resultados.
Es verdad que algunos creadores y artistas son genios. Cada vez veo más clara aquella frase dicha a Elpidio Valdés. Déjelo mi coronel que la corriente se lo lleva solito solito.
No se como un economista como usted continue diciendo lo que la empresa estatal es el eje fundamental. Esta mas que demostrado que el sistema economico que tenemos en Cuba no sirve .
Cambiar ya, todas estas empresas privadas su objetivo es ganar dinero FÁCIL mientras que las ESTATALES la mayoría son ineficientes, cabalgando ambas sobre La Gran Inflación existente en Cuba.