Alexis Valdés: El público en Cuba me mimó

El actor y humorista  cubano Alexis Valdés, nunca  ha dejado de ser noticia, pero por estos días las razones para entrevistarlo se reaniman: tiene en cartelera desde el mes de septiembre con éxito rotundo, el monólogo El Cavernícola, en el Teatro Trail de Miami, y acaba de presentar en la recién finalizada Feria  Internacional del Libro de esa ciudad, su primer libro titulado Con todo mi humor.

Por si fuera poco corre de boca en boca, y de correo en correo, un sentimiento de incertidumbre ante su regreso o no a la televisión, luego de la suspensión de la salida al aire de su popular programa Esta Noche Tu Night, del canal Mega TV.

Las entrevistas vía correo electrónico, generalmente son muy frías, pero con Alexis Valdés, nada es frío; con la compañía invariable de la risa inteligente, conversó con OnCuba,-en aproximadamente diez mensajes-, de estas noticias y de otras cosas ineludibles entre cubanos. 

 ¿A qué atribuye que Esta Noche Tu Night, haya llegado a ser el programa de humor con mayor audiencia de la televisión hispana? 

Esta Noche Tu Night,- que fue una continuación mejorada de Seguro que Yes-, fue un programa que le llevó a la gente de Miami una propuesta fresca de humor, una mezcla de lo que yo había aprendido en España, en Cuba y en el mundo. Fue una proposición atrevida y renovadora en el contexto de Miami.

Sobre todo fuimos honestos y no facilistas. ¿Qué es lo que ha triunfado siempre?,  ¿Hacer humor con la política cubana? Pues no hagamos eso. Al principio los ejecutivos no creían que fuera posible. Yo sí creía, porque pienso que el ser humano siempre tiene el afán de mejorar, y le estábamos diciendo a la gente, “usted se merece ver algo mejor, más elaborado”. Eso le gustó a la gente.

Diría que el éxito de ambos programas, la época luminosa,  se extendió desde el 2005 hasta el 2010, más o menos. Después nosotros mismos comenzamos a autocopiarnos. Cansa mucho la televisión diaria si quieres hacerla con creatividad.

En sus actuaciones en Esta Noche Tu Night, frecuentemente usted utilizaba una especie de “imparcialidad humorística”; ¿quisiera conceptualizar desde el punto de vista del humor esta, digamos, tendencia?

No sé qué quiere decir imparcialidad humorística, supongo que se refiere a que íbamos “contra todas las banderas”. Creo que un comediante, -que es un cuestionador de la sociedad-, no debe tener compromisos con tendencias políticas. Todos tenemos un pensamiento político, y siempre sale algo en lo que haces, pero no sería honesto usar el humor para hacer oportunismo político, sí para cuestionar a los políticos, porque si no lo hacen los comediantes ¿quién lo va  hacer? Decía Martí, “El humor es un látigo con cascabeles en la punta”.

¿Usted conoce que este programa ha sido seguido en Cuba y a  pesar de no estar en el aire se sigue viendo? ¿Qué le hace sentir esto?

Me hace feliz. Es mi país, es mi gente y fue regalado. No lo hicimos con ese propósito. Sucedió. Yo actuaba para el mercado en que estaba, Miami. Un día nos dijeron “el show es un súper éxito en Cuba” y dijimos, pues tengamos en cuenta que además estamos trabajando para la gente de Cuba, y así empezamos a hacer cosas pensando también en la gente de la isla.

Llegó un momento en que yo sentía una cierta responsabilidad  con ello. La gente de Cuba se despeja de su lucha diaria con nosotros, tenemos que seguir por ellos, hasta eso pensé. Cada vez que analizo regresar a la televisión, pienso también en el público que necesita reír en Cuba.

¿Existen muchos rumores en ambas orillas sobre su regreso o no a la televisión. ¿Quisiera anunciar algo al respecto? 

Estamos en ello hace mucho, ja ja. Llevo un año peleando unas condiciones de trabajo y de contrato que me hagan un poco más feliz. La gente cree que es solo por dinero. Si solo me interesara el dinero sería banquero, no cómico. Aunque conozco cómicos que deberían ser banqueros y banqueros que deberían ser cómicos. Casi estamos a punto con las negociaciones .Tal vez en enero esté al aire.

En el pasado mes de septiembre usted estrenó en el Teatro Trail de Miami el monólogo El Cavernícola, comedia escrita por el actor norteamericano Rob Becker en 1991, premio Laurence Olivier a la mejor obra de entretenimiento, ese año. Por primera vez usted sube a las tablas con un texto ajeno. ¿Qué elementos conceptuales o formales le interesaron de esta pieza para querer interpretarla?

Me gustó el planteamiento del texto, su intención de unir y no dividir, algo que siempre me mueve, y su éxito mundial; pensé, “si ha funcionado en todas partes, ¿quién soy para negarme a hacerlo?”, y acerté pensando así.

Es un texto mágico que trata de explicar de manera divertida e inteligente las diferencias y desavenencias de hombres y mujeres. Ojala algún día tenga la luz para escribir algo parecido, que conecte con ocho millones de espectadores en el mundo.

Está siendo un gran éxito, tal vez el éxito reciente más sonado del teatro en Miami, y agradezco por ello. Me he vuelto a sentir artista y actor haciendo El Cavernícola.

Recomiendo a todo el que lea esta entrevista que, si puede, vea  la obra. Es algo único, un tren de risas. Agradezco al Teatro Trail, a Nancho Novo, amigo y actor español que la dirigió, a Claudia Valdés que tanto me ayudó,  y a todos los que han puesto su granito de arena. Si quieren www.teatrotrail.com o 3054431009, no se arrepentirán.

Este es un monólogo muy versionado, se dice que lo han visto  más de ocho millones de personas en diversos países, y ha sido llevado a cerca de 30 idiomas. ¿Qué aportó usted a este libreto?

Yo hice mi adaptación cubano-miamera; le puse mis chistes, mis ocurrencias, mis vivencias. Trabajé en el texto un par de meses. El presidente de la compañía islandesa dueña de los derechos me dijo, “durante los diez primeros minutos la gente no ríe, pero no te preocupes que la obra es así”. Pero yo no puedo estar diez minutos sin que la gente ría, me deprimo. Así que los primeros diez minutos los adapté: “pa mearse “, ja ja.

¿Cuál ha sido la reacción de la crítica y del público?

Por ahí salió una crítica que parece que yo la hubiera pagado ja ja…; dice que Rob Becker, sin saberlo, la escribió para mí. Es un gran piropo, y se lo agradezco al periodista, me subió la autoestima una semana entera. Pero el público lo ha hecho todo, con sus risas, sus aplausos, y con ese boca a boca que nos llena el teatro cada semana. Jamás hice un espectáculo en el que cada noche al terminar todos se pusieran de pie, cada noche, wow!

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¿Cuáles son sus experiencias en el español  Club de la Comedia?, ¿de qué se apropió allí?

El Club de la Comedia cambió el humor en España, y yo me siento honrado de haber formado parte de aquel primer grupo de cómicos que lo hizo. Escribí mucho para el Club eso me acercó al oficio de escritor de humor, gracias al Club existe el libro Con todo mi humor.

Precisamente hace solo unos días se presentó en la Feria Internacional del Libro de Miami, este volumen, Con todo mi humor, del cual usted ha expresado: “Seguramente, cuando me vuelvan a ver en televisión, en el cine, en el teatro, sonreirán de otra manera, más cómplice, y dirán: «A este tipo yo lo conozco bastante bien»; ¿es su autobiografía?

Ja ja. No, no es mi autobiografía, tal vez mi autobiografía no autorizada? ja ja. Es un chiste. Son monólogos y pedazos de mi vida que tienen que ver con esos monólogos; es como el making of de los monólogos. Me gustó mucho el proceso de escribirlo,  tantas cosas que he contado entre amigos que se rompían de risa, las pude llevar al papel. A la gente le está gustando mucho. Hasta yo me rio releyéndolo. Tiene momentos de emoción también, dedicados a mi padre, a mi abuela América, a mi madre. Creo que te gustaría mucho leerlo…y me conocerías mejor,  casi ni tendrías que entrevistarme.

¿A qué humoristas reverencia, y de cuáles aprendió más?

Mis referentes siempre fueron Chaplin, quizás el más grande del mundo; Cantinflas, seguramente el más grande en español; Leopoldo Fernández*, en su época el más exitoso cómico cubano, y con una gran trascendencia en la radio latinoamericana.

Después conocí a Gila**,  en España, y aprendí mucho viéndole, incluso le traté, a los demás no, claro, y también admiro mucho a Peter Sellers, el actor de La Pantera Rosa, The Party, Desde el jardín, y de otras genialidades.

Guillermo Alvarez Guedes me influyó con esa  manera única de contar un chiste y de decir una palabra, que es supuestamente grosera, y seguir siendo elegante. Eso también es maestría.

En mi juventud además, de cierto modo me influyeron mis coterráneos Alejandro García, Virulo, en eso de hacer canciones de humor; Carlos Ruíz de la Tejera, en eso de ser artista además de humorista, y por supuesto mi padre, Leonel Valdés, mi maestro involuntario; de él aprendí que el cómico ante todo era actor, un actor con vis cómica.

En la breve reseña del libro que aparece en el sitio www.prisaediciones.com  se  puede leer: “el entrañable comediante cubano nos invita a una tertulia en la que habla sin censura, contándonos todo lo que en televisión no ha podido decir”. ¿Es así?

En la televisión siempre hay censuras, empezando por ese pito que te ponen cuando dices una supuesta mala palabra. Vaya hipocresía. Mala palabra “guerra”, y se dice a diario, o “corrupción”; el nombre de algunos políticos es ya un mala palabra, es más, una ofensa. Pero la televisión es así. Demasiada hipocresía e intereses. Es el juego y lo jugamos. El libro es libre…, hasta que lo coge el corrector de estilo ja, pero es verdad, digo cosas que jamás diré en la televisión, no sería el contexto.

¿Cómo fue la acogida por parte del público en la feria? ¿Qué tal las ventas?

En la feria, muy bien, firmé muchos ejemplares, nos hicimos fotos y se está vendiendo en todas las tiendas de Miami, y también en el teatro. No necesito que sea un bestseller para ser feliz…, pero tampoco me disgustaría nada ¿eh? Es más, crucemos los dedos.

¿Cuáles considera, concientemente, que son las claves de sus éxitos? 

La constancia el primero. Siempre fui un testarudo. Tengo un amigo en España que siempre me dice “joder Alex, eres un luchador incansable”, casi me lo dice cabreado, ja ja.

Siempre fui dedicado. Una vez tenía que hacer reposo de voz y estuve un mes sin hablar con un cartel colgado al cuello que decía ” no puedo hablar, puedo escribir”. Mi hermano Nelson siempre lo recuerda, y me dice, “eso solo lo haces tú”.

Tengo  la capacidad  de soportar esfuerzo, como los ciclistas de alta montaña, pero hoy en día solo lo hago si vale la pena. Tal vez la otra cosa es la honestidad, la máxima que puedo; esto también te trae enemigos, pero al menos no eres enemigo de ti mismo. Si algo no me gusta, no me gusta. Trato de decirlo de la mejor manera, pero para los que no aceptan las críticas no hay mejor manera, entonces me encabrono y lo digo de cualquier manera. He de superar eso…, o no.

¿Qué es lo que más recuerda de su relación con el público  en Cuba? 

Muchas cosas. Piensa que fue mi primer público y me dio grandes alegrías. Grandes no, inmensas. Todo empezó con el personaje de Bandurria y la gente empezó a quererme,  a reír conmigo. Fue una historia de amor: ellos me daban risas y yo me esforzaba en hacerlo mejor, en aprender, en sorprender. El público en Cuba me mimó. Cuando todavía las instituciones culturales no me tenían en cuenta, porque aún yo era para ellos un novato, un advenedizo, ya el público me había subido de categoría y mucho.

A partir de ahí, con esa colaboración, puedes ser libre para crear, para arriesgarte, hasta para equivocarte. Porque cuando te quieren, te perdonan, te justifican, te dan otra oportunidad y otra. Recuerdo hasta a gente simple en la calle, darme un consejo sabio para mi carrera. Algunas presentaciones que hice como Bandurria en teatros y cabarets, fueron tan apoteósicas en risas que siento, -aun sabiendo que el recuerdo idealiza-, que había una magia, un estado de gracia, que no volví a vivir jamás; o tal vez sí, pero ya de otra manera, sin aquella inocencia o inconciencia feliz.

 ¿Quisiera volver a presentarse en la Isla? 

Cuba es mi tierra. Ahí vive un montón de gente que tiene las mismas raíces que yo,  la misma infancia, que es fundamental. Cuando los cómicos cuentan su infancia al público de su tierra, esa infancia compartida con sus ternuras y sus miserias, eso a veces es insuperable.

Yo hace muchos años aprendí a actuar para los que no eran de mi tierra, a traducir, a intentar eso tan difícil que es ser un cómico genérico, que lo mismo se puede parar en Madrid, Nueva York o en Santo Domingo. Eso sí fue algo que busqué, y trabajé y he logrado un buen trecho del camino, creo.

Y sales ahí al ruedo como un torero, y te ganas al público, jugando el tipo y a veces hasta cortas dos orejas. Pero con el público de tu tierra ya entras con una oreja en la mano. Gracias Dios por haberme dejado empezar con un toro tan bueno.

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* Leopoldo Augusto Fernández Salgado (Jagüey Grande, 26 de diciembre de 1904 – Miami, 11 de noviembre de 1985); humorista cubano, creador e intérprete del personaje José Candelario Tres Patines, del programa radial y televisivo La tremenda corte.

** Miguel Gila Cuesta (Madrid, 12 de marzo de 1919 – Barcelona, 13 de julio de 2001); importante humorista español.

 

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