A la joven profesora universitaria norteamericana Bonnie Lucero la encontré por pura casualidad en Santa Clara cuando ella buscaba información para su tema de investigación sobre la historia de Cuba. Bonnie es profesora asistente de Historia de América Latina, del Departamento de Historia y Filosofía, en la Universidad Panamericana de Texas, pero ha hecho de Cuba la razón de sus investigaciones académicas.
“Me comenzó a gustar la historia de Cuba porque soy de raíces muy humildes. Nací y me crié en un barrio pobre, violento: Richmond, California. Muy rápido, me di cuenta de la desigualdad social y empecé a cuestionarme muchas cosas”, dice Bonnie, en un aparte de su investigación.
“Fascinada” por las lecturas sobre el socialismo encontró en la Revolución Cubana un tópico que le permitiría además acercarse a su propia ascendencia puertorriqueña. Pero no le sería tan fácil.
Para poder terminar sus estudios de Relaciones Internacionales, con Cuba como tema, debió cambiar de la Universidad del Pacífico, en California, a la Universidad Estatal de Nueva York, en Oswego, pues esa institución sí tenía relaciones con universidades cubanas.
¿Cuándo llegaste por primera vez y cómo fue la experiencia?
Vine en 2006 a la Universidad de La Habana a un intercambio académico a la Facultad de Filosofía e Historia y recibí varios cursos, incluyendo Historia de Cuba, Historia de Latinoamérica, Historia de África y Medio Oriente, e Historia y Teoría de Marxismo-Leninismo durante seis meses. Fue una experiencia inolvidable en muchos aspectos.
Es curioso que escogieras la prostitución como tema de investigación…
En realidad la prostitución es solo una pequeña parte de mi investigación, que más bien se enfoca sobre las relaciones entre la desigualdad racial y la de género. Después de terminar mis estudios universitarios, tuve la oportunidad de recibir un curso de maestría en estudios latinoamericanos en la Universidad de Cambridge, en Inglaterra, y empecé a investigar el tema de la desigualdad racial en el siglo XIX.
Al realizar esa investigación, me quedé con más preguntas que respuestas y la idea de seguir profundizando sobre la historia social de Cuba seguía latente en mí. Entonces regresé a los Estados Unidos a realizar mi doctorado en la Universidad de Carolina del Norte, donde tuve la suerte de estudiar y realizar mi investigación de doctorado bajo la supervisión de mi estimado tutor, cubanoamericano, Louis A. Pérez, Jr.
Y, claro, la prostitución, la violencia doméstica, y otros conflictos semejantes, han sido y son temas que reúnen muchos aspectos de la desigualdad y explotación social de los sectores más vulnerables de la sociedad, cualesquiera que sean.
¿Por qué investigar en la región central y precisamente la etapa de finales de siglo XIX?
Escogí enfocar mis estudios sobre la región central de Cuba, primero por un excelente consejo que me dio mi tutor, en parte porque existen muchas fuentes primarias excelentes sobre esta zona, tanto en los archivos cubanos como los estadounidenses. Además, existe una fuerte tradición historiográfica de Cienfuegos y la región central en general, que incluye los trabajos de los prestigiosos historiadores Orlando García Martínez, Rebecca J. Scott, Michael Zeuske, entre otros.
Pero al llegar por primera vez a la región central, precisamente a la Perla del Sur en 2010, después de pasar la mayoría de mi tiempo en la Habana, me di cuenta del verdadero encanto que tienen las personas de esta región del país. Me he sentido muy afortunada de poder compartir con historiadores e intelectuales maravillosos en todas las ciudades centrales en que he investigado, hecho que realmente hace toda la diferencia cuando una está realizando un trabajo tan solitario como el de investigar en los archivos.
Escogí enfocar mis estudios sobre los años 1895-1902, porque en esa etapa confluyen las historias de los Estados Unidos y de Cuba y ofrece un punto de partida importante para estudiar los mecanismos de desigualdad social. El vínculo entre los dos países me despertaba mucho interés y así conocería más de la ocupación militar norteamericana. Ahora regreso para ampliar un libro que tengo escrito sobre la masculinidad y la desigualdad racial en Cuba entre 1895 y 1902, el cual espero poder publicar también en Cuba.
¿Cuál es tu visión de Cuba en la actualidad?
Desde 2006 a la fecha ha cambiado mucho el país, pero una cosa se ha quedado muy firme: la generosidad de las personas. Lo que más me gusta de Cuba es intercambiar para poder entender las visiones que tienen otras personas. Por suerte he conocido a profesionales de nuestro ámbito que realmente me han ayudado a investigar y conocer un poco más sobre las raíces de este país que es el verdadero motivo de mis visitas.
¿Seguirás viniendo?
Sí, pretendo volver para seguir investigando sobre este país desconocido para muchos norteamericanos. Es un privilegio investigar sobre Cuba y a este país le debo mi doctorado. Dicho eso, es extremadamente difícil investigar la historia de Cuba por razones que muchos historiadores cubanos te podrían contar. A pesar de tantos obstáculos que tiene uno que enfrentar y sobrepasar para realizar la investigación histórica, seguimos queriendo mucho a Cuba. El asunto es ese exactamente: uno tiene que querer, uno tiene que amar a Cuba. Aunque no sé cómo ni por qué captó Cuba a mi corazón, yo sigo queriendo a Cuba, y ese amor me permite seguir, a pesar de los tiempos difíciles, el estudio histórico de un pueblo que considero entre los más grandes del mundo.
Me gustó mucho este artículo. Tengo la dicha de conocer a Bonnie y llamarla mi amiga. Por esto, puedo testificar no solo sobre su amor por Cuba, pero su excelente aptitud académica. Cuando sea publicado su libro, es uno que no dejaré de leer, pues sé que será de una gran profundidad y mucho interés para mi.