Franco Meconi y los dictados del cielo

Sea ante eventos cotidianos como la presencia de la Luna, o eclipses que ocurren por pocos minutos y cada muchos años, el astrofotógrafo no aparta su mirada de allá arriba.

Franco Meconi con uno de sus telescopios, en una noche de astrofotografía, en la terraza de su casa. Foto: Kaloian.

Franco Meconi con uno de sus telescopios, en una noche de astrofotografía, en la terraza de su casa. Foto: Kaloian.

La pasión de Franco Meconi es mirar al cielo y fotografiar lo que a simple vista no podemos ver. Sobre todo en las noches, pasa horas capturando instantáneas de estrellas, planetas, galaxias, nebulosas y otros fenómenos astronómicos. Franco es astrofotógrafo.

Nos conocimos gracias al algoritmo de Instagram, que acerca a los usuarios con intereses afines. De esta manera, en el amplio mundo de la fotografía, llegué a su cuenta en la red social. Su proyecto de astrofotografía Terraza al Cosmos (@terrazaalcosmos) cuenta con más de 40 mil seguidores, a los que de inmediato me sumé.

Su trabajo me asombró por el altísimo nivel estético y técnico; y mi fascinación creció cuando supe que capturaba esas imágenes nada menos que desde el techo de su casa en construcción, a pocos metros de donde vivo, en Isla de La Paternal, un barrio tradicional de Buenos Aires. No podía sino tocar a su puerta para conocer más a fondo a mi vecino astrofotógrafo, y su lugar de operaciones.

Así que una noche despejada llegué hasta su azotea. Subimos por una escalera improvisada. Ya en el techo, Franco abrió una caseta de madera, donde guarda su súper telescopio. Le puso el cuerpo de una cámara y así comenzamos un viaje fascinante.

Franco Meconi con uno de sus telescopios, en una noche de astrofotografía, en la terraza de su casa. Foto: Kaloian.
Franco Meconi con uno de sus telescopios, en una noche de astrofotografía, en la azotea de su casa. Foto: Kaloian.

Franco mira al cielo y explora el cosmos con su telescopio con la misma emoción con la que los fotógrafos perseguimos paisajes terrestres. Cuando habla sobre el universo y sus misterios parece un ser nacido entre las estrellas, los cráteres de la Luna y las nebulosas; habla como quien viniera de arriba y solo estuviera de paso en este planeta, nostálgico de su pasado lejano.

Pero Franco, de 39 años, tiene una vida sobre la Tierra. Junto a su compañera, Lola, cuida y disfruta de la pequeña Lisa, de un año y siete meses. La pareja está en este momento en plena construcción de su casa, que, por supuesto, incluirá un espacio para la observación astronómica.

Nebulosas Flama y Cabeza de Caballo: una región de hidrógeno ionizado rodeada de densas nubes oscuras de polvo y gas. Foto: Franco Meconi.
Nebulosas Flama y Cabeza de Caballo: una región de hidrógeno ionizado rodeada de densas nubes oscuras de polvo y gas. Foto: Franco Meconi.

¿Qué respondes cuando te preguntan a qué te dedicas?

Si bien hace más de tres años que me dedico a la astrofotografía a tiempo completo, siempre me parece raro presentarme como “astrofotógrafo” cuando me preguntan a qué me dedico. Por lo general, cuento que me dedico a la fotografía aunque a una rama particular, y luego suele venir una explicación más o menos detallada según el interés de quien pregunta.

¿Qué es Terraza al Cosmos y cómo nació?

Me formé como periodista, aunque la mayor parte de mi carrera la hice como productor audiovisual en proyectos documentales. A la par, siempre tuve la astronomía y, un tiempo después, la astrofotografía como hobby; hasta que a comienzos de 2020, cansado de tantos años del intenso ritmo de la producción, decidí combinar ambas pasiones, la de comunicar con la del cielo, y así surgió Terraza al Cosmos, un proyecto que es mucho más que una cuenta de astrofotografía.

De hecho, Terraza al Cosmos surgió como un pódcast que produje durante la pandemia, con una temporada de 10 capítulos (disponible en Spotify y otras plataformas) que cuentan historias sobre astronomía y exploración espacial.

Con el tiempo fui profundizando la actividad en astrofotografía y hoy día la mayor parte del contenido que comparto es a través de la astrofoto y gira en torno a la cuenta de Instagram de Terraza al Cosmos.

Sin embargo, siempre considero las imágenes como una excusa para hablar, enseñar e invitar a pensar sobre el cielo y el cosmos. Hoy día, además de publicar las imágenes, dicto cursos, doy charlas y participo en proyectos en los que intento compartir y contagiar mi pasión por el cielo con el público en general.

Luna mineral: Mosaico en alta resolución de la Luna. Aplicando capas de saturación se obtienen los colores presentes en la superficie que corresponden a distintos metales y minerales en el suelo lunar. Foto Franco Meconi.
Luna mineral: Mosaico en alta resolución de la Luna. Aplicando capas de saturación se obtienen los colores presentes en la superficie que corresponden a distintos metales y minerales en el suelo lunar. Foto: Franco Meconi.
Luna en cuarto creciente. Composición a partir de una imagen de la luna en cuarto creciente combinada con una imagen de una Luna llena para completar la totalidad del disco lunar. Foto Franco Meconi.
Luna en cuarto creciente. Composición a partir de una imagen de la luna en cuarto creciente combinada con una imagen de una Luna llena para completar la totalidad del disco lunar. Foto: Franco Meconi.

¿Qué te atrajo de la astrofotografía?

Mi acercamiento a la astrofotografía tiene un poco de búsqueda y bastante de casualidad o coincidencia. Por un lado, desde chico siempre me apasionaron el cielo nocturno y el espacio, y de a poco ese amor y ese interés me llevaron a comprar mi primer telescopio, hace años. Una vez que aprendí un poco más sobre astronomía y empecé a usarlo para observaciones, hice lo que muchos hacemos en esa instancia: intentar capturar algo de lo que veía con la primera cámara que tenía a mano, la del teléfono celular.

Ese fue mi primer acercamiento a la astrofotografía y el primer paso en un larguísimo recorrido que sigue hasta hoy. La parte de casualidad o coincidencia tiene que ver con que, sin saberlo, el modelo de telescopio que compré era apto para hacer astrofotografía (no todos los equipos lo son) y por otra parte en el edificio en el que vivía entonces tenía acceso libre a la terraza* (no todos lo tienen). Gracias a esas dos condiciones pude sacar mis primeras fotografías del cielo. Si alguna de esas dos cosas no se hubiesen dado, quizá mi carrera como astrofotógrafo hubiese quedado trunca en ese momento.

La Luna y Saturno. Esta particular imagen muestra a Saturno emergiendo por detrás de la Luna, minutos después de haber sido ocultado. Las ocultaciones son fenómenos locales en donde la Luna pasa por delante de objetos ocultándonos de nuestra vista durante algunos minutos. Foto: Franco Meconi.
La Luna y Saturno. Esta particular imagen muestra a Saturno emergiendo por detrás de la Luna, minutos después de haber sido ocultado. Las ocultaciones son fenómenos locales en donde la Luna pasa por delante de objetos ocultándonos de nuestra vista durante algunos minutos. Foto: Franco Meconi.

La astrofotografía requiere una combinación de habilidades técnicas y conocimiento científico. ¿Cómo fue tu proceso de aprendizaje y cómo te has desarrollado como astrofotógrafo?

La astrofotografía tiene una gran curva de aprendizaje. Hay que considerar varias cosas a la hora de practicarla; entre ellas, conocimientos de fotografía, manejo de equipamiento complejo, procesado de las imágenes y conocimientos sobre astronomía. Además, en las etapas más avanzadas muchas de las herramientas que se usan, desde las cámaras hasta el software para procesar imágenes, son específicas y están diseñadas para astrofotografía.

Sin embargo, es una actividad que puede empezar a practicarse simplemente con una cámara tradicional, lentes normales y un trípode, y con eso podemos sacar increíbles imágenes del cielo nocturno. Esto hace que pueda aprenderse en todos los niveles y que la actividad se convierta en un camino largo pero muy disfrutable para transitar.

Yo comencé con un telescopio y una cámara compacta y de a poco fui actualizando los equipos, tanto telescopio como montura y cámaras, hasta llegar al equipo avanzado que uso hoy, que incluye el uso de filtros especializados para fotografiar incluso desde los contaminados cielos de la ciudad.

A día de hoy tengo varios telescopios con usos en función del objeto a fotografiar. Para las fotos de planetas y la Luna, por ejemplo, se necesita mucha distancia focal; para ello uso uno de diseño Maksutov Cassegrain que tiene 1800mm de focal, lo que permite trabajar con mucho aumento y ver más detalles en la Luna y los planetas. Para las imágenes de espacio profundo, en cambio, no es necesario trabajar con focales tan largas porque son objetos que ocupan un tamaño considerable en el cielo, aunque no podamos verlos a simple vista. Para eso tengo un telescopio refractor de 432mm de distancia focal y 90mm de apertura. Lo mismo pasa con las cámaras, para la fotografía lunar y planetaria necesitamos sensores pequeños y capacidad de tener gran tasa de cuadros (framerate) para capturar muchas imágenes en poco tiempo. Para espacio profundo, por otra parte, uso una cámara mono refrigerada con un sensor más grande, que es mejor para mantener el ruido en un bajo nivel al hacer larga exposición a la luz.

El Arrecife Cósmico, nebulosa extragaláctica ubicada en la Nube Mayor de Magallanes, una pequeña galaxia satélite de nuestra propia Vía Láctea. Foto: Franco Meconi.
El Arrecife Cósmico, nebulosa extragaláctica ubicada en la Nube Mayor de Magallanes, una pequeña galaxia satélite de nuestra propia Vía Láctea. Foto: Franco Meconi.

Capturar imágenes impresionantes del espacio puede ser un desafío debido a las condiciones del tiempo, por un lado, y el costo de los equipos, por otro…

Si bien los equipos especializados y más avanzados para hacer astrofotografía pueden ser muy costosos, hoy día son increíbles los resultados que pueden conseguirse con equipos relativamente accesibles. El cielo tiene una enorme variedad de objetos que pueden fotografiarse, desde la Luna y los planetas hasta galaxias y nebulosas, pasando por la fotografía de paisaje nocturno con la vía láctea, y no todos requieren de equipos tan avanzados. Si bien hay casos en los que disponer de mejores equipos significa poder sacar mejores imágenes, muchas veces podemos compensar la baja calidad de un medio con mayor dedicación o trabajando bajo un mejor cielo con menor contaminación lumínica. La fotografía lunar, por ejemplo, no requiere equipos demasiado costosos y los resultados dependen mucho del esfuerzo que uno ponga.

M42 o Gran Nebulosa de Orión, uno de los objetos más populares entre los astrónomos aficionados por ser uno de los más brillantes del cielo, observable incluso desde los cielos urbanos con alta contaminación lumínica. Foto: Franco Meconi.
M42 o Gran Nebulosa de Orión, uno de los objetos más populares entre los astrónomos aficionados por ser uno de los más brillantes del cielo, observable incluso desde los cielos urbanos con alta contaminación lumínica. Foto: Franco Meconi.

¿Qué tienes en cuenta al planificar una sesión de astrofotografía?

Dependiendo del objeto que queramos fotografiar tendremos que pensar si está disponible todo el año (como la Luna), o si tenemos que hacerlo en una época específica, ya que el cielo varía a lo largo del año. Por ejemplo, algunos objetos estarán disponibles solo durante meses en verano y otros en invierno. El cielo dicta qué vamos a poder fotografiar, por decirlo de algún modo.

Hay algunas fotos que he esperado años poder sacar, como algunas conjunciones entre la Luna y algún planeta, o un eclipse total de Sol. Y hay algunas fotos que lamentablemente no podré sacar nunca porque la oportunidad ya se perdió, como un tránsito de Venus por delante del Sol. Se dan de a pares, separados por ocho años, pero después hay que esperar 120 años para que vuelva a ocurrir. El último tránsito de Venus fue en 2012, que me lo perdí, y el próximo va a ser en 2117, o sea que no voy a llegar a verlo.

Además, el clima juega un papel fundamental: siempre tiene que estar despejado el cielo. Son factores a tener en cuenta al planificar una foto, cosa que a veces es más sencilla y otras se vuelve mucho más complejo. No es lo mismo fotografiar la Luna, que la tenemos en el cielo una buena parte de cada mes, que tener que viajar cientos o miles de kilómetros para fotografiar un eclipse que durará solo 2 minutos, en un sitio y tiempo determinados.

El Sol en H-Alpha. Mediante el uso de filtros especiales es posible fotografiar la cromosfera, la capa más baja de la atmósfera solar, y observar filamentos, manchas y protuberancias solares. Foto: Franco Meconi.
El Sol en H-Alpha. Mediante el uso de filtros especiales es posible fotografiar la cromosfera, la capa más baja de la atmósfera solar, y observar filamentos, manchas y protuberancias solares. Foto: Franco Meconi.

¿Cómo es tu flujo de trabajo y qué técnicas utilizas para resaltar los detalles y la belleza del espacio?

Si bien cada rama de la astrofotografía tiene un flujo de trabajo diferente, todas coinciden en que el procesado de las imágenes es una parte fundamental para obtener buenos resultados. Una de las principales técnicas, especialmente en la fotografía de nebulosas y galaxias (conocida como fotografía de “espacio profundo”), es la del “apilado”. Consiste en sacar la misma imagen a lo largo de una o varias noches para obtener una imagen final que tendrá muchos más detalles que si realizáramos una toma única. Las fotografía nocturna genera imágenes con un gran nivel de ruido, ya que la señal que recogemos es muy tenue. Sacando la misma imagen muchas veces y haciendo un promedio o “apilado” mediante software logramos minimizar ese ruido y maximizar la señal.

Es decir, para obtener una sola imagen de un objeto podemos pasarnos horas o varias noches fotografiándolo. Esto es posible gracias a que el telescopio va colocado sobre una montura de seguimiento que mantiene centrado el objeto que estemos fotografiando a lo largo de la noche a medida que el cielo “gira” (somos nosotros los que giramos), permitiéndonos hacer imágenes de larga exposición una y otra vez sin que salgan movidas. Una vez obtenido el apilado, se realizan distintos ajustes de niveles, contraste y color para llegar a la imagen final.

Nebulosa Cabeza de Delfín: una nebulosa de emisión ubicada a 5800 años luz de distancia. Foto: Franco Meconi.
Nebulosa Cabeza de Delfín: una nebulosa de emisión ubicada a 5800 años luz de distancia. Foto: Franco Meconi.

La astrofotografía ofrece la posibilidad de capturar fenómenos únicos. ¿Cuál ha sido tu experiencia más memorable? ¿Cuál tienes como tu mejor fotografía?

Sin duda, presenciar dos eclipses totales de Sol. En esta clase de eclipses la Luna pasa por delante del Sol y durante unos instantes se produce una alineación perfecta en la cual la Luna oscurece por completo al Sol. Es una experiencia única, el día se convierte en noche y todo el entorno se transforma y se revela la corona solar, las capas exteriores de la atmósfera del Sol… todo visible a simple vista.

Los eclipses son fenómenos muy locales (solo pueden verse desde un lugar y en un momento específicos) y como tales requieren mucha planificación y esfuerzo para ver y fotografiar y, a menos que tengamos la suerte de que suceda justo donde vivimos, por lo general hay que viajar para verlos. En este sentido son un desafío muy grande a la hora de fotografiarlos, porque deben planificarse rigurosamente las exposiciones de antemano; en el momento no hay tiempo para realizar ajustes. Por estos motivos definitivamente diría que los eclipses han sido los momentos más memorables que he vivido y de los más complejos que he fotografiado.

Como astrofotógrafo debes tener un profundo conocimiento del cosmos. ¿Cómo te mantienes actualizado sobre eventos astronómicos y descubrimientos científicos que puedan inspirar tus proyectos?

Cuando observamos el cielo, básicamente podríamos hablar de dos clases de fenómenos: aquellas cosas que observamos que están en el cielo todas las noches, galaxias, nebulosas, la Luna, planetas, etc., y fenómenos puntuales, como ocultaciones (cuando objetos como un planeta pasan por detrás de la Luna desde nuestro punto de vista, por ejemplo), cometas y otros que solo suceden de vez en cuando. Como astrofotógrafo es importante estar al tanto de estos fenómenos para intentar capturarlos. Como decía, muchos de ellos son eventos únicos o se repiten cada muchísimos años. Por suerte, hay suficientes sitios de divulgación en Internet que comparten esta información y nos permiten anticiparnos para intentar fotografiarlos.

Uno de los objetos más brillantes del cielo nocturno, la nebulosa Carina, observable únicamente desde el hemisferio sur. Foto: Franco Meconi.
Uno de los objetos más brillantes del cielo nocturno, la nebulosa Carina, observable únicamente desde el hemisferio sur. Foto: Franco Meconi.
Nebulosa Omega, ubicada a 6 mil años luz en la constelación de Sagitario. Foto: Franco Meconi.
Nebulosa Omega, ubicada a 6 mil años luz en la constelación de Sagitario. Foto: Franco Meconi.

Como en casi todo, seguramente existen mitos en la astrofotografía, ¿nos comentas alguno?

Sí, se dan algunos mitos o creencias erróneas, como que se necesita disponer de muchísimo equipo, o que no puede practicarse desde la ciudad, o que la Luna siempre es mejor o más vistosa cuando está llena.

Si bien cuando vemos la Luna llena siempre es un espectáculo impresionante, la realidad es que a la Luna siempre es mejor fotografiarla cuando está en fase, creciente o menguante, porque en ese estado puede vérsele mayor volumen y detalles en sus cráteres y cordilleras.

En cuanto a fotografiar desde la ciudad, mucha gente cree que estar dentro de las ciudades les impide hacer astrofotografía. Si bien obviamente estamos más limitados que en un cielo oscuro, incluso con equipos sencillos podemos concentrarnos en objetos brillantes como los planetas o la Luna y podremos capturarlos incluso desde los cielos con mayor contaminación lumínica.

Cráter Platón y montañas lunares. Región lunar de Mare Imbrium, en el centro se observa el cráter Platón, de unos 100 km de diámetro. Foto: Franco Meconi.
Cráter Platón y montañas lunares. Región lunar de Mare Imbrium, en el centro se observa el cráter Platón, de unos 100 km de diámetro. Foto: Franco Meconi.

¿Puede hacerse astrofotografía con un celular?

Hay celulares capaces de sacar unas astrofotos realmente espectaculares. El avance tecnológico es tan grande que incluso muchos de ellos superan a cámaras de fotos de hace algunos años en cuanto a la calidad de imagen. De hecho, alumnos míos de fotografía de paisaje astronómico realizaron el último curso con teléfono celular.

Franco Meconi en las afueras del Planetario de Buenos Aires, impartiendo una conferencia. Foto: Kaloian.
Franco Meconi en las afueras del Planetario de Buenos Aires, impartiendo una conferencia. Foto: Kaloian.

¿Por qué compartir y difundir tus imágenes y conocimientos con otros?

Una de las cosas que más disfruto de esta actividad es la posibilidad de compartirla en el ámbito educativo o de divulgación. El universo y la astronomía son temas que de por sí atraen a mucha gente. El interés del público siempre está, y esto se nota con el entusiasmo que demuestran a la hora de mirar por un telescopio o ver las fotos que pueden lograrse.

Por un lado, es importante la divulgación científica para crear una sociedad mejor formada. Además, siempre he tenido vocación por comunicar y compartir lo que encuentro interesante, y en esta actividad por suerte puedo combinar ambas cosas. Siempre encuentro mucho placer en realizar actividades educativas o de divulgación, sea en escuelas o para el público en general, o a veces incluso en articulación con la comunidad científica, ya que la astrofotografía es una disciplina que indudablemente se cruza con lo científico, aunque tenga una aplicación artística.

Franco Meconi en una visita guiada por una exposición de astrofotografía curada por él en el Planetario de Buenos Aires. Foto: Kaloian.
Franco Meconi en una visita guiada por una exposición de astrofotografía curada por él en el Planetario de Buenos Aires. Foto: Kaloian.

¿Cómo esperas que la astrofotografía evolucione en el futuro y cuáles son tus planes personales en la disciplina?

La tecnología avanza a pasos agigantados y cada vez en menos tiempo. Las imágenes que podemos hacer hoy con equipos de aficionados eran impensadas hace tan solo quince o veinte años… Si bien siempre decimos que la astrofotografía es una técnica compleja y requiere de mucho aprendizaje, esto también está cambiando con nuevos productos que automatizan a niveles increíbles el proceso. Ya existen telescopios inteligentes con cámaras incorporadas que se manejan a través de un teléfono móvil o una tablet; uno sólo tiene que elegir el objeto que quiere ver y el equipo realiza todo el trabajo entregando unos resultados increíbles. Claro que un nivel extremo de automatización de este tipo nos plantea interrogantes interesantes; por ejemplo, si realmente hay algún disfrute en la actividad o qué mérito tiene usar un equipo 100 % automatizado versus simplemente observar fotos realizadas por observatorios o incluso los telescopios espaciales.

Lo que me parece realmente hermoso y fascinante de todas estas opciones es que, más allá de elegirlas o no para mí, el mero hecho de que la tecnología esté disponible y al alcance de todos hace que cada uno pueda elegir a qué aspecto quiere dedicarse. Existen aquellos a los que les encanta el manejo del equipo, pero no el procesamiento de las imágenes. O, por el contrario, aquellos que son amantes de procesar pero no les interesa el aspecto técnico del equipamiento. Las nuevas tecnologías nos dan cada vez más libertad de elegir realmente lo que queremos hacer. A título personal, todavía me falta seguir perfeccionando mi técnica y fotografiar una cantidad prácticamente infinita de objetos que nos ofrece el universo, así que todavía tengo para rato.

Franco Meconi brinda detalles de una astrofotografía de la Luna tomada por él y exhibida en una exposición en el Planetario de Buenos Aires. Foto: Kaloian.
Franco Meconi brinda detalles de una astrofotografía de la Luna tomada por él y exhibida en una exposición en el Planetario de Buenos Aires. Foto: Kaloian.

¿Qué crees de los OVNIS y los extraterrestres?

Te cuento algo. En diciembre de 2020 había viajado a Río Negro, sur de Argentina, en la Patagonia, para fotografiar un eclipse solar. Después me quedé unos días más haciendo fotos. Una noche estaba sacando fotos del cielo cuando de repente apareció una luz súper brillante que no tenía idea de qué era. Había llevado tantas cámaras para el eclipse que, a pesar de tener dos ocupadas sacando fotos, tenía una tercera libre; así que pude sacarle algunas fotos al objeto. Apareció tan sobre el horizonte que podría haber sido un auto, pero rápidamente vimos que estaba en el cielo y no en la Tierra. ¿Un avión? El tema es que los aviones tienen más de una luz y balizas para poder identificarlos, luces de colores que destellan, y esto era solo una luz. Además, hice un chequeo rápido en Flight Radar y mostraba que no había ni un vuelo en toda la región.

Al otro día buscando por Internet encontré que se trataba del primer vuelo del majestuoso CZ-8, un cohete lanzado desde China hacia una órbita polar. Dio la casualidad de que justo cuando pasaba por encima de la Patagonia yo estaba observando y fotografiando el cielo. Estaba pasando justo por encima de la Patagonia en el momento de las observaciones. Así que ya saben, si ven luces en el cielo, piénsenlo dos veces antes de gritar “¡extraterrestre!”. Al final puede pasar como en el Planeta de los Simios, que el verdadero alien éramos nosotros.

Sin embargo, vida fuera del planeta estoy convencido de que existe. El universo es un lugar inimaginablemente inmenso. Para mí es casi inconcebible que seamos los únicos seres vivos en el cosmos. Pero cuando contemplamos la vastedad del espacio y el tiempo, nos damos cuenta de que las distancias son inmensas, lo que hace que encontrar vida inteligente en el universo sea un desafío monumental.

Para tener una perspectiva, consideremos la edad del universo, que se estima en unos 13,7 mil millones de años, en comparación con la edad de la Tierra, que tiene alrededor de 4 500 millones de años. La humanidad, en su forma actual, solo ha existido durante aproximadamente 300 mil años y solo en los últimos 100 hemos logrado desarrollar tecnologías que nos permitan salir del planeta y observar más allá.

Hasta ahora, nuestro alcance se ha limitado a la Luna, que está relativamente cerca en términos astronómicos, pero aún a una distancia considerable de nosotros. Para ponerlo en perspectiva, la distancia a la Luna es solo un segundo luz, mientras que la estrella más cercana, Próxima Centauri, se encuentra a unos 4,2 años luz de distancia. Es un recordatorio impactante de cuán inmenso es el universo.

Dada la inmensidad, es sumamente improbable encontrarnos con otras civilizaciones avanzadas en la historia del universo. Además, si un encuentro con extraterrestres hubiera ocurrido en el pasado, es probable que ya lo hubiéramos descubierto, sería un evento difícil de ocultar.

¿Qué aconsejarías a quienes deseen adentrarse en la astrofotografía y explorar el vasto mundo del espacio a través de las imágenes?

Siempre sugiero lo mismo: disfruten el camino. Es una actividad con una enorme curva de aprendizaje pero que puede comenzar a practicarse simplemente con una cámara y un trípode, sin necesidad de más equipamiento. Luego puede empezar a sumarse otro tipo de cosas; monturas de seguimiento para el cielo, telescopios, etc.

Franco Meconi con uno de sus telescopios, en una noche de astrofotografía, en la terraza de su casa. Foto: Kaloian.
Franco Meconi con uno de sus telescopios, en una noche de astrofotografía, en la azotea de su casa. Foto: Kaloian.

El cielo es un lugar enormemente rico en cuanto a variedad de cosas que fotografiar, solo hace falta tener ganas de aprender y sobre todo de disfrutarlo. Además, la astrofotografía es una gran excusa para recuperar la conexión que históricamente tuvimos los seres humanos con el cielo nocturno y las maravillas que allí se encuentran.

 

*En la norma cubana, azotea.

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