Juan Carlos Roque: Nunca me fui

Juan Carlos Roque, un hombre-radio. Foto: Cortesía del entrevistado.

Existen los “hombre-radio”. En Cuba, donde ese medio comenzó su andar en 1922, ha habido varios: hombres y mujeres cuyas vidas se tejieron entre sonidos. Uno de ellos es Juan Carlos Roque, un multipremiado radialista cubano que acaba de publicar el libro de su vida juntando recuerdos y reflexiones: Nunca me fui es el testimonio de un periodista, un profesor, un cubano que dice no haberse ido a pesar de que desde hace casi 23 años vive en Holanda.

Juan Carlos Roque, quizá como Virgilio Piñera, conoce que “hay que saltar del lecho y buscar la vena mayor del mar para desangrarlo”. Debe ser por eso que saltó un día de su puerto y recorrió mundo, fue reconocido en medios internacionales; enseñó, sufrió, ganó o perdió; realizó su sueño, sabiendo que un país no es solo el trozo de tierra en que se plantan las coles de diciembre.

Está en este relato de vida no solo el amor a la tierra y su gente. Hay además el dolor de quien, estando lejos, ve marcharse a seres queridos; pasajes de quien explora y sube a la Sierra Maestra a sentir casi en la piel la voz de Violeta Casals: “Aquí Radio Rebelde”, y funda noticieros radiales en varias emisoras y se junta a nombres como los de Daniel Torres, Camilo Egaña, Ramón Fernández Larrea o Sigfredo Ariel. Cubrir eventos fundamentales de este mundo.

“Estoy consciente del riesgo que implica asumir esa conclusión antípoda de marcharse, pero quedarse y, aun así, la defiendo. Soy un ser afortunado, tocado por las almas que me acunaron en el terruño y que me enseñaron a amarlo, a llevarlo conmigo, a alimentarlo a la usanza de los viejos tiempos. En realidad, nunca tuve la intención de emigrar, pero sí de conocer y viajar a otros escenarios adonde aprender que la patria tiene alas, que no es un espacio inamovible, que se lleva en los genes.

”Quiso el destino que en 1995 iniciara un viaje temporal de trabajo que se convirtió en indefinido. Todo es circunstancial, y todos estos años han estado marcados por la disyuntiva de regresar a mis orígenes o quedarme en el limbo de la universalidad de mis actos. Al final, ni lo uno, ni lo otro; este proceso ha sido, en todo caso, un retornar a través de los temas que trabajo e investigo en los que Cuba es una constante. Tengo la sensación de que nunca me fui, y ese porqué es lo que quiero que descubran los lectores al leer mi relato autobiográfico.”

Hay puntos de contacto entre este libro y Cartas de una madre. ¿Cómo influyó aquel libro en tu vida y en este libro?

Cada uno tiene una percepción de los grandes acontecimientos que nos marcan para toda la vida. En Cartas de una madre, la cubana Olga Villegas cuenta a su hijo Frank León su día a día, desde que lo vio partir de Cuba en 1991 hasta que ella muere en 2006.  Esas misivas son crónicas del Período Especial visto por una anciana que hace las largas colas para comprar lo que llega a la bodega, que economiza todo lo que puede y cuida hasta el último centavo que le dan sus hijos. Ella traduce lo que ven sus ojos y lo convierte en esas narraciones que escribe en sus cartas todas las semanas como una manera de desahogarse y a la vez estar en contacto con su hijo emigrado.

Yo en cambio solo viví el Período Especial hasta 1995 junto a mi esposa y mis dos hijos, lo suficiente para tener un juicio claro de esa triste etapa de los años noventa y contarlo como parte de este relato autobiográfico. Esas vivencias están insertadas en el libro de acuerdo con lo que mi memoria ha sido capaz de retener y, en algunos casos, con situaciones que los oyentes me hacían llegar a través de sus cartas, algunas de las cuales conservo.

En aquellos años asumí varios retos: uno de ellos fue tener varios trabajos a la vez para ampliar mi solvencia económica y hacer frente al alto costo de los alimentos y los productos de primera necesidad, por ejemplo. No era común que eso se hiciera en la Cuba de esos años. Yo terminaba un espacio informativo en Radio Rebelde y me iba a Radio Ciudad de La Habana a dirigir un noticiero. Simultaneaba esos programas con “Hablando Claro”, un espacio de debate en el que con reconocidos periodistas analizábamos los problemas candentes de la sociedad. La audiencia confiaba en nosotros y nos veía como defensores de sus derechos. No hay mayor satisfacción que hacer una radio con la que los oyentes se sientan identificados. De esa etapa están las experiencias del móvil “La Calle” de “Exclusivo” de Radio Rebelde, de las que también hablo en Nunca me fui.

“Pulso 15”, “Hablando Claro”, “Noticiero Nacional de Radio”. Hubo en esos programas radiales una necesidad de hacer una radio diferente.

Sí, hacía falta un cambio en la concepción y realización de los noticieros radiales, paralizados en el tiempo. Y me sumé junto a otros colegas para concebir estos nuevos espacios de una manera más ágil, buscando en ellos no solo informar con las noticias, sino también convertirlos en canal de facilitación social. Y sí, muchos de esos programas siguen vivos. Me pregunto si falta iniciativa para cambiarlos o es que la fórmula ha funcionado y se ha convertido en un sello. Creo que la nueva radio tiene que ser más creativa en función de las nuevas tecnologías. No es que en Cuba no haya intentos, pero la propia dinámica y las limitaciones de Internet lo impiden.

A la izquierda, Juan Carlos Roque haciendo El Móvil La Calle de Rebelde.

¿Qué diferencias encontraste entre hacer radio en Cuba y hacerla en una emisora internacional como Radio Nederland?

Tuve la suerte de trabajar en una emisora pública holandesa que me permitía hacer una radio distinta y hablar de temas disímiles, sin restricciones. La manera de ver las cosas desde otro ángulo, desde afuera, y para un público diverso como el que tenía Radio Nederland, incentivó en mí la creatividad y fortaleció mis convicciones como comunicador. Te conviertes, de hecho, en la alternativa para muchos oyentes que quieren escuchar otra opinión sobre la temática local. No es que en Cuba no haya crecido. Está más que probado que a veces ciertos frenos te hacen ser más ingenioso a la hora de decir las cosas. Allá tenía que disfrazarlas un poco. Aquí no.

¿Cómo vivieron el cierre de Radio Nederland?

Fue doloroso en muchos sentidos tanto para nuestros oyentes en América Latina como para Holanda, paladín de la libertad de prensa. Fue como acallar de pronto las voces de los que jamás tuvieron espacio para plantear sus ideas en los medios de comunicación de sus países.

Dibujo: Ángel Boligán.

Además de que el cierre trajo como consecuencia el despido de 270 trabajadores en una primera etapa y 80 después. La radio, por su carácter efímero, se pierde al momento, con excepción de lo que guardamos en discos y memorias. Por suerte, conservo parte de ese patrimonio de RN, sobre todo mis documentales sonoros, los que también alimentan parte de mi narrativa en el libro.

La vida ha ido colocando a muchos de tus colegas por todo el mundo. ¿Cómo se cuentan los días?

No hay un calendario común. Cada uno cuenta sus vidas a partir de las experiencias vividas a lo largo de estos años transcurridos. Siempre se siente el placer de compartir vivencias, de reencontrarnos cada vez que podemos y revivir lo que un día nos unió en torno a la radio: la pasión de hacerla con amor. Lo mismo sucede con los que siguen en Cuba, con quienes mantengo igual relación de trabajo e intercambio profesional, incluso en el plano de la docencia.

Cubierta de "Nunca me fui", que se presentará el 25 de mayo en Madrid. Dibujo: Ángel Boligán.

¿Cómo te gustaría que quedara este libro tuyo en la memoria de los cubanos de Cuba y de la diáspora?

Mi libro habla de mis sueños, de mi vida y la de quienes de manera cercana han estado acompañándome dentro y fuera de Cuba. Aunque aparentemente común, es un relato con el que todos los migrantes pueden sentirse identificados, independientemente de la orilla donde se encuentren, y de las raíces que allí hayan dejado. Que me recuerden es demasiado pretencioso. Quizás con el tiempo mi testimonio llegue a tener más valor, porque siento que la historia cubana contemporánea aún no se ha escrito y experiencias como esta podrían ayudar a entender lo que en esta época hicimos y por qué lo hicimos.

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