El mamífero nacional

No se preocupen los políticos,

pero ando recogiendo rúbricas

por justicieramente mística.

Yo traigo ahora una propuesta única.

[…] ¡Ay!, por eso mi propuesta es tan peculiar:

El puerco, Mamífero Nacional.

Así reza un tema del popular grupo cubano Buena Fe. Y es que el cerdo, puerco o chancho, para los habitantes de esta isla caribeña, más que comida, forma parte de nuestra cultura, nuestra idiosincrasia y hasta casi de nuestra familia.

Por lo general, para el cubano que se precie de serlo, no hay nada más delicioso que un buen plato de arroz congrí (moros y cristianos), yucas con mojo y unas masas de cerdo fritas o asadas.

Bodas, quince, graduaciones

bombeadas por su corazón.

Necesario e imprescindible en cada festividad y celebración, este alimento, introducido en Cuba hace cinco siglos, hace las delicias de los comensales no solo nacionales, sino extranjeros que vienen en busca de lo mejor de la cocina caribeña.

Quién ha visto un Fin de Año

sin esa nube de aromas,

lo mismo en los barrios ricos,

que en las más humildes lomas.

Hay fechas en las que el cerdo es protagonista absoluto. La tradición marcada por nuestros antepasados, convoca a la familia para la cena de Nochevieja, alrededor de un puerco asado. Aunque esta costumbre se ha visto afectada por las carencias económicas, todavía la mayoría de los habitantes de la ínsula separan sus ahorritos para que, al menos, un bistec los acompañe en la despedida del año y el recibimiento del otro.

Pero no solo el puerco es imprescindible en la mesa tradicional y los más trascendentales festejos, pues si un cubano se respeta, cuando invita unos amigos a compartir, lo más seguro es que junto al trago de ron venga un plato de chicharrones (cuero de cerdo), un “picaíto” que hace más placentera la plática.

Otras partes del animal son utilizadas en diversos platos. Las patas le dan un sabor exquisito a los frijoles, y la cabeza convierte la caldosa en manjar degustado hasta por el más aristócrata. Y qué sería de un buen tamal sin, al menos, ¡algún chicharroncito!

Masitas de cerdo al vino

pa´l intelectual más fino.

A cualquiera se le hace agua la boca cuando le hablan de unas masas fritas, de unos pellejitos bien tostados o unas buenas chuletas. Y no olvidemos derivados como el jamón, el chorizo, la morcilla, butifarra, bacon, etc., que suman valores a este animal.

Pero el cerdo es más que un alimento para el cubano. Muchos hogares lo tienen como su principal fuente de ingresos. Como bien dice el texto de la canción, en el mercado agropecuario se comporta como el índice Dow Jones (índice bursátil) que regula los precios de muchos productos.

Como uno más de las familias

desafiando normas higiénicas…

Por eso no son pocos los que crían puercos, en algunos casos para cumplimentar objetivos específicos: los 15 de la niña, la compra del televisor…, otras veces para aumentar el capital, o simplemente para garantizar la celebración de una fecha con la seguridad de conocer la procedencia de la carne. Esta práctica también se explica por las características particulares del animal, como su precocidad, corto ciclo reproductivo y gran capacidad transformadora de nutrientes.

No se trata solamente de una fuente de alimento asequible, pues desde mucho antes, cuando existían más opciones al alcance del bolsillo, ya el cerdo era el rey de la mesa.

La iglesia lo debería santificar.

Y aunque en la actualidad algunos se niegan este placer por considerarlo carne dañina para el organismo, por su alto contenido graso, algunas investigaciones se han encargado de desmentir el mito. Lo cierto es que el valor nutritivo de la carne de cerdo lo sitúa como uno de los alimentos más completos para satisfacer las necesidades del hombre, y su consumo podría contribuir a mejorar la calidad de vida.

Un monumento le deben dar.

Esto se debe, en gran medida, a que desde hace tiempo se crearon razas de cerdo con menos grasa, más saludables para el organismo humano, que lo convierten en alimento muy nutritivo y de composición equilibrada; muchos especialistas aseguran que varios de los cortes de la carne de cerdo actual, resultan tan o más magros que una porción de pollo o de res.

Entre los aportes nutricionales en una porción de carne de cerdo tenemos: hierro, magnesio, fósforo, potasio, zinc y vitaminas B1, B2, B3, B6 y B12.

Por todo esto, y aunque tampoco yo sé si el Presidente lo quiera aceptar, levanto mi mano para apoyar la propuesta de Buena Fe. Voto por el cerdo: ¡Mamífero Nacional!

Por: Dúber Luis Piñeiro

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