El Banco Mundial dijo este viernes que Latinoamérica es la región más castigada por la pandemia del coronavirus y la contracción de su economía en 2020 será mayor de lo que se había previsto inicialmente, con Argentina y Perú como los países que más sentirán los efectos.
El organismo financiero internacional prevé que la caída del Producto Bruto Interno de la región sea del 7,9% al finalizar el año, con un crecimiento del 4% para 2021. En junio el BM había proyectado que la contracción anual de toda Latinoamérica sería del 7,2% para el 2020, y una recuperación del 2,8%.
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“Este es un año excepcional. Es una crisis sin precedentes”, expresó Martin Rama, economista del BM para América Latina y el Caribe, al explicar que se han visto impactados tanto a la oferta como a la demanda y al sector financiero. “Es todo a la vez y eso genera un shock muy grande, un shock de proporciones históricas”, dijo en una rueda de prensa virtual.
Las nuevas proyecciones están incluidas en el informe “El costo de mantenerse sano” sobre los efectos económicos y sanitarios del COVID-19 en la región, y fueron difundidas pocos días después de que la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) relevó que el impacto de la crisis económica creada por la pandemia sería mayor al esperado y su duración más prolongada.
La CEPAL prevé que el PBI caiga un 9,1%, aunque ha anticipado que las estimaciones podrían cambiar antes de que termine el año.
Latinoamérica atraviesa una desaceleración desde 2012, que se profundizó con una contracción en 2015 y 2016. En 2019 la economía se mantuvo estancada. Se esperaba que empezara poco a poco a recuperarse en 2020, pero el panorama cambió con el coronavirus.
La pandemia llegó, asimismo, inmediatamente después de la ola de disturbios sociales en algunos países de la región, entre ellos Chile y Colombia.
En su informe, el BM advirtió que para lograr una recuperación sustentable los gobiernos deberán atender a los más vulnerables y al mismo tiempo reorientar sus gastos a sectores que generen empleo.
Si no lo hacen, advirtió, “podría ser el presagio de nuevas olas de descontento social y el posible retorno de las políticas populistas a la región… y eso sería el peor costo de la pandemia del COVID-19″.
Entre las economías latinoamericanas, la Argentina encabeza la lista de las más afectadas, con una contracción del 12,3% para el 2020, seguida por Perú, con el 12%; Ecuador, con el 11%; México, con el 10%, El Salvador, 8,7% y Panamá, el 8,1%. Paraguay sería la menos afectada en Latinoamérica, con una recesión del 3,2%.
En el Caribe, donde la gran mayoría de las Islas se sostiene por el turismo, Santa Lucía sería la más afectada, con una caída de la actividad equivalente al 18% del PBI. Si se considera a todos los países de América Latina y El Caribe, el único que tendría crecimiento económico es Guyana, de un 23,2%, debido al petróleo.
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Al presentar el informe, Rama dijo que debido a la pandemia es muy difícil hacer previsiones precisas y explicó que están en constante revisión.
Para el año próximo, la economía peruana sería la de mayor crecimiento en Latinoamérica, con un 7,6%; seguida por la argentina, con un 5,5%. Ecuador crecería un 4,8%, y México un 3,7%, de acuerdo con las estimaciones del BM.
Rama, no obstante, advirtió que aunque se cree que 2021 será un año de “crecimiento fuerte” para la región, “según los países pueden ser dos, pueden ser tres, pueden ser más años antes de recuperar el nivel (económico) anterior” a la pandemia.
El BM destaca que aunque las perspectivas son negativas, a nivel internacional existen señales de que el impacto podría ser menos grave de lo que se temía y Latinoamérica debería aprovechar ese escenario. Entre lo positivo, destacó que el comercio mundial regresa a niveles anteriores de la crisis y los precios de las materias primas se han mantenido “relativamente bien”.
La protección a los más vulnerables es fundamental y mejorar los servicios de salud debería ser parte de las políticas para enfrentar la crisis, indica el informe, pero también indica que será esencial prestar atención al gasto público.
“Puede que por el momento las transferencias sociales de emergencia sigan siendo necesarias, pero los países deberían hallar la manera de retomar la senda del equilibrio fiscal”, señala el BM. “Se deben reorientar los impuestos y el gasto público para apoyar la creación de empleo, la prestación de servicios y el desarrollo de infraestructura para colocar a la región de nuevo en una senda de crecimiento inclusivo y sostenible”, recomienda la institución financiera.