El choque político de Venezuela se trasladó el sábado a la sede de Naciones Unidas, donde una reunión del Consejo de Seguridad convocada por Estados Unidos enfrentará a los partidarios del presidente Nicolás Maduro contra el gobierno de Trump y los partidarios del autoproclamado líder interino del país, Juan Guaidó.
Se espera que el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, se dirija a la reunión junto con el ministro de Relaciones Exteriores venezolano, Jorge Arreaza, y los demás miembros del consejo, entre los que se encuentran los partidarios de ambos presidentes en pugna.
La sesión centrada en la crisis de Venezuela se celebra un día después de que Guaidó prometiera permanecer en las calles hasta que su país tenga un gobierno de transición, mientras Maduro acusaba a sus oponentes de orquestar un golpe de Estado.
“Podrán cortar una flor pero jamás podrán detener la primavera”, dijo Guaidó a sus seguidores el viernes, aludiendo a una frase similar del poeta chileno Pablo Neruda.
En conferencias de prensa rivales el viernes, Guaidó instó a sus seguidores a realizar otra protesta masiva la próxima semana, mientras que Maduro insistió en su llamado al diálogo. Cada uno de ellos se mostró dispuesto a defender su reclamo a la presidencia a cualquier precio, y Guaidó dijo a sus partidarios que si era arrestado ellos debían mantener el rumbo y protestar pacíficamente.
Sin embargo, el enfrentamiento podría preparar el escenario para más actos de violencia, además de haber sumido a Venezuela en un nuevo capítulo de agitación política que, según grupos de derechos humanos, ya ha dejado más de una veintena de muertos a medida que miles de personas se lanzan a la calle exigiendo a Maduro que renuncie a su cargo.
Guaidó, el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela que esta semana se declaró gobernante interino en desafío a Maduro, reapareció el viernes en público y retó al gobierno al llamar a los venezolanos a una “gran movilización” para la próxima semana.
Fue la primera aparición pública de Guaidó desde el miércoles, cuando abandonó rápidamente la plaza en la que juró simbólicamente ante decenas de miles de simpatizantes que prometieron defender la constitución y librar a Venezuela de la “dictadura de Maduro”. Su paradero hasta el viernes era desconocido mientras crecían las conjeturas, algunas de las cuales apuntaban que se habría refugiado en alguna embajada de los países que lo han reconocido como presidente interino para evitar ser detenido, versión que negó el dirigente.