El pasado domingo 7 de febrero se realizaron elecciones generales en Ecuador. El padrón electoral de ese país registra algo más de 13 millones de votantes. La Constitución establece el carácter obligatorio del voto, aunque es discrecional desde los 16 años y facultativo para los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional.
Para el proceso, el Consejo Nacional Electoral llegó a tener más de 280 organizaciones políticas inscritas. En estas elecciones, contendieron 16 candidaturas presidenciales (con una sola mujer entre ellas).
Este trabajo registra imágenes del día de los comicios y acompaña las fotos con datos extraídos de la prensa y con opiniones de expertos, para ofrecer una suerte de mapa de lo sucedido y de lo por venir en la nación andina.
Este es un balance de la presidencia de Lenin Moreno: “El país llega exhausto [a las elecciones] luego de cuatro años de Lenin Moreno, un caso modelo de traición política. El actual presidente, que fue vicepresidente de Rafael Correa del 2007 al 2013, persiguió a quienes lo llevaron al gobierno, cambió radicalmente de política económica interna y de política exterior. Asumió bajo una proyecto progresista y latinoamericano, giró a un neoliberalismo con alineamiento irrestricto con Washington.” (Marco Teruggi)
El oficialismo no consiguió presentar candidatos de continuidad. La deuda social y la represión de las protestas de octubre de 2020, entre otros factores, pasaron amplia factura. Juan Fernando Velazco, ex ministro de cultura de Lenin Moreno, se presentó como candidato presidencial y obtuvo, hasta el actual momento del conteo, el 0,82% de los votos.
“La primera vuelta electoral tuvo un elemento novedoso: la escena estuvo dominada no por tres sino por cuatro fuerzas. Si bien triunfó en la elección con el 32%, el correísmo (la candidatura del binomio de Andrés Arauz y Carlos Rabascall) obtuvo un resultado menor al esperado (más aun, cuando se insistía en que se ganaba en primera vuelta). Por primera vez se percibe el desgaste de la principal fuerza política del Ecuador, sobre todo, si se compara con la elección de 2017 cuando Lenin Moreno obtuvo casi el 40% de los votos en la primera vuelta.” (Daniel Kersffeld)
Históricamente, la emigración colombiana, sobre todo la proveniente de la zona fronteriza con desplazados por el conflicto interno colombiano, ha sido objeto de discriminación en Ecuador. En años recientes, lo ha sido también la cubana y la venezolana. En estas elecciones, Venezuela ha estado presente como “tema” en programas electorales. Algunos de sus formulaciones abonan discursos discriminatorios hacia esa emigración, como muestra la foto.
“La comunidad migrante, especialmente en situación legal irregular, se encuentra en un estado de mayor vulnerabilidad debido a la pandemia por Covid-19. Pero, de entre todas las nacionalidades, la que ya arrastraba una crisis humanitaria que ahora se intensifica es la venezolana. En Ecuador, antes de la emergencia sanitaria, el 55% de los venezolanos sentía discriminación, de una pequeña muestra tomada por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).”
Una historiadora y analista política asegura: “A diferencia de Moreno, Arauz podría ser un representante nacional con premisas tales como la crítica a la fuga de capitales, la verificación de pago de impuestos a los súper ricos y el sostén de un modelo de gobernabilidad política que impida la destrucción de la educación pública en un país que cuenta con 120 años de educación pública. (Valeria Coronel)
Por su parte, Yaku Pérez, que hasta el momento tiene posibilidades de contender en la segunda vuelta con Arauz, ha sido visto como una figura con caras diferentes.
Un enfoque asegura que representa el “mecanismo usado por grandes empresas y corporaciones capitalistas de limpieza de imagen con enfoque “ambientalista” -ahora aplicado al espacio político.” (…) “Pérez plantea un proyecto plurinacional superficial que pretende constituirse entre los márgenes del Movimiento Indígena, y la pequeño burguesía ambientalista. En este sentido, Pérez se perfila como el candidato que pretende acaparar el 15% de votantes indecisxs, mientras intenta presentarse como una alternativa entre el progresismo y la maquinaria de muerte neoliberal encarnada por el banquero Lasso.”
Para otro enfoque, con “Yaku Pérez, se abriría a un escenario político novedoso e inesperado. Estaríamos frente a la disputa entre las dos izquierdas que tensaron el ciclo progresista latinoamericano, entre 2000 y 2015. Esto es, por un lado, el progresismo realmente existente, que estuvo diez años en el poder (2007-2017) con Alianza País, bajo el férreo liderazgo de Rafael Correa, que persiste en la victimización y da cuenta de una nula voluntad de autocrítica; por otro lado, la izquierda indigenista y ambientalista, que hoy aparece renovada, potenciada por el levantamiento de octubre de 2019, en alianza con nuevos sectores juveniles urbanos (y también con sectores feministas).”
En septiembre de 2020, según encuestas realizadas por esa fecha, “casi el 89% de los ecuatorianos no (habían) decidido por quien votar, considerando que la confianza en los partidos y movimientos políticos solo (llegaba) al 5%. Es decir, de cada 100 de nosotros, solamente cinco tendrían algún tipo de confianza en las organizaciones encargadas de proponer a los representantes de la Sociedad”.
Un experto asegura: “Creo que todo el mundo coincide en decir en que es un clima de apatía, desinterés y desesperación por la situación económica. Ecuador es un país en el que entre un 50% y 60% de la población trabajadora vive del autoempleo, de las ventas en la calle, y eso se agravó el año pasado con el éxodo de personas provenientes de la crisis venezolana y la pandemia. Todo esto hizo que la situación de los sectores económicos más vulnerables sea todavía peor y son justamente aquellos que se descorazonan más por la política.” (Pablo Ospina)
Antes de las elecciones se calculaba que el voto nulo podia ganarle a once candidatos presidenciales juntos, que compendiaban entre el 0,21% y 1,81% de los votos.
La foto muestra un recipiente de basura, de tres colocados en línea recta. Una pintada que recorre los tres dice: “Akí votar da lo mismo”.
Sobre la preparación del proceso electoral, un analista considera que: “Es fácil advertir que el conjunto de las intervenciones estatales ha tenido por objeto afectar a la competitividad electoral de la candidatura de binomio UNES de la Revolución Ciudadana. De ninguna manera se puede afirmar que a la Revolución Ciudadana se le ha garantiozado el derecho a unas elecciones limpias, libres y transparantes. (Agustin Burbano de Lara)
En la foto, una muestra del protocolo de protección policial en las cercanías del Consejo Nacional Electoral.
En Ecuador, cinco de cada 10 personas con empleo están en la informalidad. En septiembre de 2020, el 32,1% de los trabajadores en Ecuador tenía un empleo adecuado, según las últimas cifras de la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (Enemdu). (…) Uno de los datos que muestra el deterioro del mercado laboral por la crisis económica, que ya arrastraba Ecuador y que se agravó por la pandemia de Covid-19, es el de la informalidad.”
En la foto, una trabajadora informal sube a un ómnibus, en una parada situada en la esquina de un colegio público que servía de mesa electoral.
Hasta el momento del conteo, ninguno de los candidatos que se presentaron a los comicios el 7 de febrero consiguieron los apoyos suficientes para ganar en primera vuelta, por lo que dos de ellos se enfrentarán de nuevo el próximo 11 de abril. El candidato correísta Andrés Arauz tiene garantizado lugar en la segunda vuelta, pero el puesto de su oponente está en disputa entre el líder indígena Yaku Pérez y el empresario Guillermo Lasso.
Sobre el escenario futuro, asegura un especialista: “Con todo, UNES (correísmo) es la fuerza dominante en Ecuador y capitalizará el primer lugar obtenido en las elecciones para la segunda vuelta a partir de sectores preferenciales a los que intentará sumar. En primer lugar, los votantes de la Izquierda Democrática, principalmente jóvenes sin la carga ideológica del correísmo tradicional En caso de que el contendiente sea Lasso, se buscará a los indígenas de izquierda de la CONAIE, como los liderados por Isa y Vargas en las protestas de 2019. En caso de que el rival sea Pachakutik, sectores acomodados que verían con temor la posibilidad de que el partido indígena acceda al poder. Y en general, se intentará con votantes del resto de candidatos que podrían coincidir con un gobierno de centroizquierda. Lo seguro es que la búsqueda de votos hacia el centro lleve a Andrés Arauz a moderar su discurso”. (Daniel Kersffeld)