Mexicanos de toda la república marcharon por la capital, que desde la madrugada y hasta entrada la tarde, vio sus principales avenidas llenas de centenares personas.
Al frente de la multitud iba López Obrador, AMLO, quien antes de llegar al poder ejecutivo lideró algunas de las mayores manifestaciones de este siglo en México.
AMLO había llamado a todo el país a participar en la “marcha del pueblo” en claro desafío a la oposición, que hace dos semanas salió a protestar contra su gobierno criticando sobre todo su más reciente apuesta de cambiar las leyes electorales.
Y a la oposición dirigió sus primeras palabras: “Sufragio efectivo, democracia efectiva, no reelección”, subrayó antes de hacer un balance de su gestión, repitiendo sus consignas en favor de los pobres y contra las oligarquías.
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El mandatario tardó poco menos de seis horas en caminar los casi 5 kilómetros de recorrido, negándose a subir a un vehículo como le propuso su equipo de seguridad cuando el fervor del público parecía desbordarse.
La oposición denunció que muchas personas fueron forzadas a acudir, previo pago, pero los manifestantes lo negaron.
“No somos acarreados, se llama ‘organización’, y aunque no lo crean es lo que estamos haciendo desde 2006”, enfatizó Nelly Muñoz, una trabajadora administrativa de la Universidad Nacional Autónoma de México.
En 2006, López Obrador se quedó a un pelo de obtener la presidencia. Un enorme sector de la sociedad apoyó sus denuncias de fraude electoral. Esas mismas personas fueron las que se organizaron y lo llevaron al poder en 2018.
Parte de esa base, académicos, defensores de los derechos humanos, feministas y ecologistas, se encuentran ahora entre los sectores más críticos del gobierno por el creciente papel de los militares, por la imparable violencia, por diversas leyes cuya constitucionalidad se ha cuestionado en los tribunales, y por el apoyo a polémicos megaproyectos.
Pero López Obrador siguió defendiendo todas y cada una de las medidas tomadas, volvió a arremeter contra sus contrarios y pidió seguir trabajando por el cambio. Primero lo había llamado “Cuarta Transformación” de México y el domingo lo renombró movimiento de “humanismo mexicano”.
“Hay cosas en las que no estamos de acuerdo… pero eso no significa que no apoyemos el proceso de la Cuarta Trasformación”, señaló Aurora Pedroche, miembro de un sector de Morena que cuestiona a la dirigencia del partido, pero apoya al presidente.
“No se puede hacer un cambio del día a la noche y Andrés Manuel no es infalible”, insistió. “Pero hemos trabajado mucho y lo que no queremos es que esto se revierta”.
Associated Press/OnCuba.