Manifestantes afines al ex presidente Evo Morales tomaron el cuartel Cacique Juan Maraza y retienen en el recinto a militares en la región de Villa Tunari, departamento de Cochabamba, centro de Bolivia y epicentro de las protestas antigubernamentales, reporta la agencia francesa AFP.
La toma de la instalación militar se produjo tras un operativo de desbloqueo de rutas por la Policía boliviana con apoyo de efectivos del Ejército, al cumplirse 19 días de cortes de carreteras, informaron medios locales, según la AFP.
“Pedimos que no se intervengan los bloqueos de Parotani (Cochabamba), todos los puntos de bloqueo, ya que la vida de mis instructores y de mis soldados están en peligro”, solicitó un militar grabado por los manifestantes en un video difundido en redes sociales.
Organizaciones sociales afines al ex presidente Morales mantienen al menos 20 bloqueos de carreteras desde el 14 de octubre, principalmente en el departamento de Cochabamba, bastión del ex líder cocalero, lo que impide el tránsito de pasajeros y carga entre las ciudades del oriente y el occidente de Bolivia.
“Exigimos el levantamiento inmediato de todos los puntos de bloqueos para el restablecimiento de la normalidad de nuestro país, de no escuchar este clamoroso pedido del pueblo boliviano”, manifestó un mensaje del presidente Luis Arce difundido el jueves.
En el comunicado, el mandatario advirtió que el Gobierno “elegido democráticamente, con más de 55 % de los votos, ejercerá sus facultades constitucionales para precautelar el interés del pueblo”.
Por su parte, Morales, de 65 años, responsabilizó este viernes en una carta pública al mandatario de posibles muertes si autoriza la intervención de bloqueos con militares y policías.
“De dar la orden de intervención policial y militar, será usted quien cargue con la responsabilidad de dividir y herir a Bolivia de forma irremediable y sin retorno. Su nombre quedará en la historia junto al de Añez como uno de los presidentes que empobreció al pueblo, debilitó al Estado y que apuntó sus armas contra su propia gente ”, dice la misiva.
Igualmente, Morales reiteró su acusación contra Arce por, supuestamente, conocer quiénes atentaron contra su vida el pasado domingo 27 de octubre en la localidad de Villa Tunari.
“Usted conoce quién dio la orden de disparar contra mi vida, y sabe que quienes están a su alrededor no dudarán en repetirlo si es necesario”, afirmó.
La policía desplegó cerca de 2 000 efectivos el viernes para despejar carreteras que desde hace 19 días mantienen bloqueadas seguidores del expresidente Evo Morales para evitar que enfrente una investigación criminal.
En ciertas zonas, los bloqueadores resisten con dinamita que lanzan desde los cerros.
La semana pasada una treintena de policías resultaron heridos, uno de ellos como consecuencia del impacto de una explosión dinamitera.
La situación más crítica tiene lugar en la región cocalera del Chapare, bastión político y refugio de Morales, donde sus seguidores mantienen rodeados y amenazan con tomar cuarteles policiales y militares, exigiendo el cierre de los casos judiciales contra el exmandatario (2006-2019).
La ONU monitorea la crisis
La Secretaría General de la ONU informó este viernes que “está siguiendo de cerca y con preocupación la escalada de tensiones en Bolivia”, refirió un despacho de la agencia EFE.
El secretario general, António Guterres, “insta a todas las partes a que ejerzan moderación y se abstengan de cualquier acto de violencia”, comunicó este viernes la oficina del funcionario portugués a la prensa.
La fuente dijo que el “secretario general hace un llamamiento a los actores políticos para que resuelvan sus diferencias por medios pacíficos y con pleno respeto de los derechos humanos”.
Morales acusó a su heredero y sucesor, el presidente Luis Arce, de “armar” un caso judicial para sacarlo de la carrera presidencial de 2025.
Por su parte, Arce acusa a Morales de “boicotear” su gestión para agravar la crisis por razones “personales” y anunció que su Gobierno no permitirá la impunidad.
La pelea entre ambos líderes fracturó al gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) que afronta la peor crisis, la cual amenaza seriamente su hegemonía política en 18 años de gobierno.