La Amazonía brasileña sufre una sequía extrema que amenaza con agravarse en los próximos meses. A la par, aumentan los incendios forestales.
En regiones como Manaquiri, cerca de Manaos, ya hay lechos de río secos, peces acorralados y una veintena de comunidades rurales aisladas, según reporte de la agencia Efe.
En el estado de Amazonas, el Gobierno ha decretado “situación de emergencia” en sus 62 municipios por la sequía y los incendios forestales. Los meteorólogos ya lo habían anticipado y se ha confirmado.
Brasil enfrenta la peor sequía desde 1950 y una de las regiones más golpeadas es la zona amazónica, según los datos del Centro Nacional de Vigilancia y Alerta de Desastres Naturales.
El río Negro, uno de los principales afluentes del Amazonas, tiene hoy un nivel de cuatro metros inferior al del mismo periodo del año pasado, según datos suministrados por la agencia española.
En todo Amazonas, el estado brasileño con mayor número de población indígena, la sequía afecta directamente a cerca de 80 000 familias, según la Defensa Civil. Varios cientos de ellas están en Manaquiri.
Los niños tienen que caminar varios kilómetros para llegar a la escuela, pues la lancha que les transportaba ya no llega porque no hay río, precisa en su crónica Raphael Alves.
Para ir a Manaos, la capital regional, aún es posible hacerlo por otro afluente, aunque se tarda una hora por encima de lo habitual, hecho que dificulta el transporte de medicamentos, alimentos, y perjudica la economía local.
Con la grave sequía se han multiplicado los incendios. Este domingo había 3640 focos activos en todo Brasil, la mitad de ellos en la Amazonía, el mayor bosque tropical del planeta.
Solo en el estado de Amazonas los incendios forestales alcanzaban la suma de 237.
En otras partes del país, las llamas también avanzan. Un incendio había calcinado en cuatro días alrededor de 10 000 hectáreas del parque nacional Chapada dos Veadeiros, cerca del Distrito Federal de Brasilia, que este domingo volvió estar envuelto en humo.
Un vasto incendio había consumido casi el 20 % de las 9500 hectáreas del Parque Nacional de Brasilia, la mayor reserva natural de la capital brasileña, informaron este miércoles las autoridades.
En Brasilia, la humedad del aire cayó este miércoles al récord histórico de un 7 %, con una temperatura de 33 grados centígrados, precisa Efe.
Además, no llueve desde hace 135 días, lo cual ha resecado toda la ciudad y sus alrededores, y configura una situación calificada “de riesgo” por los bomberos y la Defensa Civil.
São Paulo y Minas Gerais, los dos estados más poblados del país, han movilizado a un gran número de efectivos para combatir las llamas de estos incendios forestales, sobre los que también hay sospechas de que muchos han sido provocados.