El emperador Akihito anunció su abdicación el martes en una ceremonia en palacio, en su última declaración pública mientras el país recibía el final de su reinado con nostalgia y esperanza hacia la nueva era.
“Hoy concluyo mis deberes como emperador”, dijo Akihito, de pie ante el trono, ante la mirada de otros miembros de la familia real y del gobierno.
“Desde que ascendí al trono hace 30 años, he realizado mis deberes como emperador con un profundo sentimiento de confianza y respeto por el pueblo, y me considero muy afortunado por haber podido hacerlo. Doy las gracias sinceramente a la gente que me aceptó y apoyó en mi labor como el símbolo del estado”, dijo el monarca en su última tarea oficial como emperador.
El reinado de Akihito termina a la medianoche, momento en que su hijo, el príncipe Naruhito, se convertirá en el nuevo emperador y su era comenzará.
Naruhito asumirá el Trono del Crisantemo en una ceremonia aparte el miércoles. Recibirá la espada y las joyas imperiales, así como sellos como prueba de su sucesión como 126to emperador del país, según las cuentas del palacio, que según los historiadores podría incluir figuras míticas hasta aproximadamente el siglo V.
Akihito, de 85 años, ha dedicado su periodo a reparar el daño causado a las víctimas por una guerra que se llevó a cabo en nombre de su padre, y a acercar a la distante monarquía con el pueblo.
Eso deja a su hijo Naruhito –el primer emperador nacido tras la II Guerra Mundial– libre en gran parte de la carga del legado bélico, lo que le permite buscar su propia tarea.
Naruhito ha dicho que en gran parte seguirá los pasos de su padre en cuando a pacifismo y compasión, pero que también espera buscar su propia labor, posiblemente en cuestiones relacionadas con el agua, que estudió en la Universidad de Oxford a principios de la década de 1980. Ese tema, el medioambiente o la resiliencia ante desastres podrían atraer más a sus súbditos, en su mayoría nacidos después de la guerra.