El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, será el carcelero del Gobierno de Donald Trump.
El mandatario salvadoreño aceptó este lunes recibir en su país a migrantes irregulares de cualquier nacionalidad que hayan cometido crímenes en Estados Unidos, en momentos en que la base naval de Guantánamo también se alista para recibir a indocumentados.
Bukele, uno de los mandatarios favoritos de Trump en América Latina, dio luz verde a la solicitud estadounidense tras reunirse con el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, en un encuentro en el que, incluso, fue más allá.
De acuerdo con Rubio, en la reunión acordaron igualmente que El Salvador acepte “la deportación de extranjeros ilegales en Estados Unidos que sean criminales de cualquier nacionalidad, ya sean del M-13 o del Tren de Aragua, y alojarlos en sus cárceles”, reseña la agencia EFE.
Además, Bukele, que presume de su mano dura y su política carcelaria contra la delincuencia y el crimen organizado, se ofreció a albergar en cárceles salvadoreñas a “criminales peligrosos” presos en Estados Unidos, que sean ciudadanos o residentes en la nación norteamericana.
“Ningún país ha hecho jamás una oferta de amistad como esta”, dijo Rubio, quien calificó a Bukele como un “increíble amigo” y afirmó que ya había hablado con Trump del asunto.
Por su parte, el presidente salvadoreño comentó a la prensa que “estar en la casilla de aliados de Estados Unidos es mejor” para su país y confirmó la “simpatía” mutua entre él y Trump.
Luego, explicó que Washington podría “subcontratar” parte del sistema carcelario de El Salvador, a cambio de una tarifa “relativamente baja”.
“Hemos ofrecido a Estados Unidos la oportunidad de subcontratar parte de su sistema penitenciario. Estamos dispuestos a aceptar únicamente a delincuentes convictos (incluidos ciudadanos estadounidenses convictos) en nuestra megacárcel (CECOT) a cambio de una tarifa”, apuntó Bukele en X.
La idea, de momento, ya tuvo una entusiasta acogida por parte de Elon Musk, nombrado por el republicano al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental y que recién este lunes fue reconocido por la Casa Blanca como un “empleado especial del Gobierno”.
Great idea!! https://t.co/7924xQYiun
— Elon Musk (@elonmusk) February 4, 2025
La base naval se prepara
Mientras, más de 150 militares estadounidenses ya están en la base naval de Guantánamo, con el objetivo de preparar esa instalación para acoger hasta 30 mil migrantes indocumentados, siguiendo órdenes de Trump.
De acuerdo con una nota de prensa, citada por EFE, entre los militares desplegados en la base para esa labor se encuentran marines y otros miembros del Comando Sur, encargado de las operaciones en Latinoamérica.
Su presencia obedece a un memorando firmado por Trump para expandir “hasta su plena capacidad” el centro de migrantes de la base, donde la actual Administración pretende “detener a los peores inmigrantes ilegales criminales que representan una amenaza para el pueblo estadounidense”.
La decisión ha sido cuestionada dentro y fuera de Estados Unidos, y, en especial, por el Gobierno cubano, que consideró que el “empleo irresponsable” de la base para acoger migrantes “generaría un escenario de riesgo e inseguridad”, “amenazaría la paz” y se prestaría para hechos que “podrían alterar la estabilidad y provocar serias consecuencias”.
Una “brutalidad”: La Habana reacciona a orden de Trump de enviar migrantes a Guantánamo
Según recuerdan medios de prensa, la base cuenta desde hace décadas con un centro de detención para migrantes, operado por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) e independiente a la polémica prisión para sospechosos de terrorismo.
La población migrante en la base de Guantánamo hasta ahora ha sido muy baja, y quienes son llevados allí suelen ser personas de Cuba o Haití interceptadas en el mar cuando intentan alcanzar las costas estadounidenses.
Un reportaje publicado por The New York Times en 2024, basado en informes internos del Gobierno, reveló que los allí detenidos enfrentan condiciones precarias. El mismo reveló denuncias de los retenidos, entre ellas que son obligados a usar gafas de visión opaca durante los traslados, que sus llamadas con abogados son monitoreadas y que algunas instalaciones están llenas de ratas.