Aunque se supone que hablemos de Cuba, el Embajador de la Unión Europea en el archipiélago, Herman Portocarrero, no rechaza reflexionar con nosotros sobre el inminente referendo de la permanencia de la Gran Bretaña en esa asociación económica y política, la gran preocupación para un representante del bloque europeo en cualquier lugar del mundo.
“No creo que la Unión Europea desaparezca, es un hecho histórico de suma importancia, el símbolo de la reconciliación histórica después de tantas guerras, por lo que no puede desaparecer en una noche, en un día”.
Hemos venido para saber del acercamiento político con Cuba, del difícil ajedrez que se juega aún para conciliar posiciones políticas entre el bloque y la Mayor de las Antillas, pero el asunto británico que se decide por estos días es un imán muy fuerte.
“No puedo anticipar el resultado del referendo, pero me parece que el trágico suceso del asesinato de una miembro del Parlamento puede influir. Quizás los que están en contra de la unión, ante tanta violencia y vehemencia en la campaña, den alguna marcha atrás. Pienso también en el elector británico que, preocupado ante todo en asuntos como la migración y el terrorismo, y los hechos recientes en el continente, puede aumentar sus temores. Tengo esperanza de que Gran Bretaña se quede”.
No podría esperarse menos, por eso tan pronto como pudimos pasamos de hablar del referendo que podría decidir una ruptura a enfocarnos en un consenso que acerca a quienes en algún momento fueron adversarios: la Unión Europea y Cuba.
Embajador, las recientes reuniones en busca de un acuerdo definitivo podrían dejar a un lado la llamada “Posición Común” ¿cuál es la situación en este instante?
Una cuestión de trámite nos ocupa ahora porque se está viendo la manera de que al mismo tiempo que se apruebe definitivamente el Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación se formalice la desaparición de la Posición Común, pero en el calendario está todavía por fijarse. La esperanza es que se haga antes del final del año.
Se ha avanzado en las negociaciones a pesar de las marcadas diferencias en cuanto al enfoque de los derechos humanos, como se confirmó en un encuentro bilateral de principios de junio en La Habana…
Mientras el énfasis de Cuba se centra en los derechos sociales y colectivos, Europa lo hace más bien en los derechos individuales. En Europa el derecho social es también parte del derecho constitucional. Al final de la jornada tenemos ambos que compartir una visión que todo es un conjunto.
Nuestro deseo es que en Cuba después de realizarse los derechos sociales, en un próximo paso se puedan reconocer más los derechos individuales. Entendemos perfectamente que Cuba empezó su trayectoria en un contexto de la Guerra Fría, su Constitución también tiene su origen en la Guerra Fría, pero ha habido evolución en campos como la libertad religiosa, la diversidad sexual… Podemos llegar a reconocer que todos los derechos individuales y sociales son un conjunto.
En cuanto a cooperación hemos pensado trabajar más con la sociedad civil en Cuba, y buscar una mayor colaboración entre ambos en los grandes foros internacionales tanto en el Consejo de los Derechos Humanos, en la Tercera Comisión y en la Asamblea General de la ONU en asuntos como la pena de muerte, los derechos económicos, la diversidad sexual, una colaboración que hasta ahora no se ha sido mucha ni en Ginebra ni en Nueva York.
¿Qué aspectos fundamentales destacaría usted del documento sellado en marzo sobre el acuerdo marco integral que dejaría atrás la Posición Común?
Ante todo, es una ampliación de los temas de interés común. También, el hecho de que se establezca un marco legal compartido para toda cooperación futura; la Posición Común obviamente es un documento unilateral, de poco contenido político, por el contrario el acuerdo de marzo es mucho más complejo y más completo tanto en materia puramente política como los derechos humanos pero también en otros temas como el medio ambiente, migración, temas de cooperación, desarrollo, cambio climático, derecho internacional.
¿Qué opina la UE del actual proceso de reformas económicas en la isla?
Cuba necesita de muchos socios. En la mayor parte de su historia estuvo con un socio único, ahora el Gobierno reconoce la necesidad de ampliar sus contactos económicos. La UE no es un vecino, estamos a 7,000 kilómetros, hay otros que están mucho más cerca. Pero somos un modelo de economía mixta con un sector público que tiene que ser sostenible a largo plazo, y dentro de esa economía mantenemos una red de seguridad social. Somos socios que podemos compartir experiencias, y a veces, dar consejos.
¿Cuál es el panorama del intercambio comercial?
La balanza sigue siendo muy a favor de la UE, y es una tendencia que va a continuar pues ahora con los acuerdos sobre la deuda, hay nuevos flujos de créditos, es decir, Cuba va a tener más posibilidades de comprar a Europa mientras las exportaciones de Cuba a Europa no se mejoran, se mantienen por lo regular a nivel de productos tradicionales: tabaco, ron, níquel.
Mi constante preocupación es la necesidad de la diversificación. Estamos listos para ayudar a entrar en el mercado productos cubanos de más alto valor agregado, pero eso es un proceso a largo plazo. También se supone que en Cuba las empresas estatales sean más productivas. El principal acontecimiento de este último año son los créditos y como resultado del Bloqueo los efectos extraterritoriales han afectado mucho a los bancos europeos
Ahora con los acuerdos sobre la deuda y la nueva política de Estados Unidos- o la nueva táctica- se suprimen un poco más las restricciones a los bancos europeos, y se observan nuevos grupos financieros. Eso también va a mejorarse una vez se involucre el Banco Europeo de Inversiones, y en eso estamos, trabajando para garantizar préstamos privados para proyectos de infraestructuras dirigidos a las principales necesidades del país, como la energía, el agua
En el campo cultural se observan también los esfuerzos europeos
Obviamente tenemos historia con Cuba, no sólo es España, también la presencia francesa, la italiana, es importante se mantengan porque estamos cerca del gran vecino que está llegando también con su cultura y tenemos que mantener un equilibrio
¿Preocupa entonces a Europa la nueva relación de Estados Unidos con Cuba?
Tenemos nuestro camino que no tiene que ver con la política norteamericana. Compartimos ciertos puntos, obviamente como la defensa de los derechos humanos, pero también existen puntos de vista diferentes sobre la pena de muerte, el papel del Estado en la economía, así que somos socios pero en cuanto a Cuba hay criterios contrapuestos.
Usted fue embajador de Bélgica en La Habana en los años ’90. Volvió como representante de la UE en 2012. Estará aquí hasta el 2017 antes de acogerse a la jubilación… ¿qué espera entre tanto?
Mi mayor esperanza es que en el diálogo con nuestros socios cubanos se escuche la voz de Europa; no somos como los demás. Somos un modelo distinto que puede ser también un ejemplo para el futuro de Cuba.
Bueno, no fué un modelo distinto la UE cuando adoptó la “Posición Común” que fué común con los EEUU y la ultraderecha internacional. Y en un momento crítico para la población cubana. No pensaron en nosotros, los cubanos de a pié. Se aliaron con el bloqueo norteamericano para asfixiarnos. Fueron nuestros enemigos. No está mal que ahora se reconcilien, pero que no hagan como Obama que nos pide que olvidemos el pasado. La UE no ha tenido política propia, solo sigue a los intereses de EEUU. Les une con EEUU el que ponen siempre por delante sus intereses