Una de cada cinco muertes a nivel mundial –unos 11 millones de fallecimientos– se asoció en 2017 a una dieta pobre, lo que provocó enfermedades cardiovasculares, cánceres y diabetes de tipo 2, informó este miércoles The Lancet.
La revista médica divulga resultados del estudio “Carga global de enfermedad“, que examinó las tendencias de consumo según quince factores dietéticos clave entre 1990 y 2017 en 195 países.
Los autores del análisis, financiado por la fundación de Bill y Melinda Gates, advierten de que hay cierto margen de error, pues no todos los datos estaban disponibles de la misma manera en todos los países.
El estudio concluye que los factores de la dieta con más incidencia en los fallecimientos fueron el excesivo consumo de sodio junto con la insuficiente ingestión de frutas, verduras, legumbres, frutos secos y leche.
Los investigadores señalan que por tanto “las muertes se asocian más con no comer suficientes alimentos saludables que con comer demasiados de los que son malos para la salud”.
De los 195 países analizados, la mayor proporción de muertes relacionadas con la dieta se registró en Uzbekistán (195), seguido de Afganistán(194), islas Marshall (192) y Papua Nueva Guinea (192).
La menor proporción de ese tipo de fallecimientos se registró en Israel, el primer clasificado con solo 89 muertes por 100.000 personas; Francia ocupó la segunda posición, España la tercera; Japón la cuarta y Andorra la quinta.
El Reino Unido figuró en el puesto número 23, Estados Unidos en el 43, India el 118 y China el 140, mientras que Colombia se sitúa en el 31, seguida de Chile (35), Ecuador (40), Cuba (45), Brasil (50), Uruguay (51) o México (57).
Los autores dicen que sus hallazgos “subrayan la urgente necesidad de coordinar esfuerzos a nivel global para mejorar las dietas mediante la colaboración entre las diferentes secciones del sistema alimentario y nuevas políticas para impulsar dietas equilibradas”.
“Confirman además lo que hace años que sabemos, que una dieta pobre es responsable de más muertes que ningún otro factor de riesgo”, declaró Christopher Murray, director del Instituto de Evaluación y medición de la salud de la Universidad de Washington.
Según los datos recabados, de las 11 millones de muertes atribuibles a una dieta inadecuada en 2017, unos 10 millones fueron por dolencias cardiovasculares; 913.000 por cáncer y 339.000 por diabetes de tipo 2.
En 1990, el número de muertes asociadas a la dieta era de unos 8 millones, un incremento, hasta esos 11 millones, que se atribuye al aumento de la población y la mayor expectativa de vida, añade el estudio.
Los autores señalan que en 2017 la ingestión de los quince factores dietéticos examinados, que incluían también alimentos con omega-3 o calcio, era deficiente en casi todas las veintiuna regiones en que se dividió el planeta.
En zonas como el Caribe, América Latina y partes de África hay un buen consumo de legumbres, mientras que el sodio fue el principal factor de riesgo en China, Japón y Tailandia.
En Bangladesh se come poca fruta y en EEUU, Alemania, Brasil, Nigeria, Rusia o Irán se detectó una deficiencia de consumo de granos y cereales integrales.
Los autores abogan por que las autoridades pongan más énfasis en impulsar dietas equilibradas y el acceso a productos sanos en todo el mundo que en la restricción de alimentos menos saludables.