El número de niños y familias migrantes que intentan cruzar la frontera suroeste de Estados Unidos ha aumentado a niveles no vistos desde antes de la pandemia de coronavirus, lo que supone un problema para el presidente Joe Biden en un momento en que trata de revertir las restrictivas políticas de inmigración implementadas por Donald Trump.
Estadísticas publicadas por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza mostraron que el número de niños y familias migrantes aumentó más del 100% entre enero y febrero. La cantidad de niños que viajaron sin compañía de un adulto subió 60% a más de 9 400, lo cual provocó que el gobierno buscara nuevos lugares para detenerlos de manera temporal.
El incremento ha sido aprovechado por los republicanos y por el expresidente Donald Trump para arremeter contra Biden, aunque su gobierno está regresando a casi todos los adultos que viajan solos, quienes representan la mayor parte de los cruces fronterizos, bajo una orden de salud pública implementada cuando comenzó la pandemia de coronavirus.
El gobierno de Biden está deteniendo temporalmente a niños y familias, la mayoría procedentes de Centroamérica, durante varios días. Por lo regular, después de estar detenidos se les permite ingresar a Estados Unidos mientras las autoridades evalúan sus solicitudes de asilo o revisan si tienen algún otro derecho legal para permanecer en el país.
Esto supone un problema para un gobierno que ha estado trabajando con el fin de restablecer un sistema de asilo desmantelado en gran medida durante la presidencia de Trump. Entre los factores que han impulsado el incremento migratorio está el hambre generalizada en Centroamérica debido a los huracanes, los estragos económicos provocados por la pandemia y viejos problemas sociales estructurales.
Los republicanos han alegado que los migrantes son atraídos por incentivos como la propuesta de inmigración apoyada por Biden y por muchos demócratas, que proporcionaría una forma de obtener la ciudadanía para millones de personas que se encuentran sin documentos en el país.
Las detenciones en general han aumentado paulatinamente desde abril de 2020, poco después de que México y Estados Unidos acordaran cerrar la frontera a todo el tránsito no esencial debido a la pandemia.
Roberta Jacobson, la funcionaria del gobierno de Biden encargada de los asuntos en la frontera suroeste, exembajadora de Estados Unidos en México y negociadora EU-Cuba, dijo que el gobierno le está pidiendo al Congreso 4 000 millones de dólares para ayuda específica a organizaciones comunitarias y sin fines de lucro de Honduras, El Salvador y Guatemala con el fin de tratar de aliviar algunas de las causas que provocan que la gente huya de sus países de origen.
“Solo abordando esas causas profundas podemos romper el ciclo de desesperación y brindar esperanza a familias que claramente preferirían quedarse en sus países y proporcionar un mejor futuro a sus hijos”, comentó Jacobson a los reporteros en la Casa Blanca.
Dijo también que Washington volverá a implementar un programa, suspendido durante el gobierno de Trump, que reunía a niños de esos tres países centroamericanos con sus padres que residen legalmente en Estados Unidos.
El Departamento de Seguridad Nacional también ha empezado a procesar las solicitudes de asilo de miles de personas a las que el gobierno de Trump obligó a esperar en México, a menudo en condiciones peligrosas, a que se emita una decisión sobre sus casos.
Casi tres cuartas partes de las más de 100 000 personas detenidas en la frontera suroeste en febrero eran adultos que viajaban solos, de acuerdo con los registros, y la mayoría fueron enviados rápidamente de regreso a México bajo la orden de salud pública.
Associated Press/OnCuba