La administración Biden se apresta a derogar el llamado Título 42, puesto en vigor en marzo de 2020 durante el gobierno de Trump. En ese momento se establecieron límites a la entrada de solicitantes de asilo que arribaban a la frontera entre México y Estados Unidos. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) habían hecho uso de esta limitación debido al peligro que representaba la pandemia de la COVID-19.
Sin embargo la disminución de casos, el avance en las campañas de vacunación y la derogación de medidas sanitarias restrictivas en Estados unidos han hecho que varios críticos hayan presionado aún más a la actual administración para que lo deje sin efecto: sostienen que no se trata de un problema de salud, sino que ha sido utilizado para impedir la entrada de inmigrantes “no deseados” haciendo incumplir las leyes estadunidenses y tratados internacionales en cuanto a la obligación de otorgar asilo.
La decisión, que podría ser tomada en mayo, aunque aún no es definitiva, se une a otras medidas adoptadas por el gobierno de Biden en materia inmigratoria, como las modificaciones recién publicadas por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) a la política en relación con el asilo. Entre otras cosas, se establece la abolición de las audiencias ante un juez de inmigración, que pasan a ser manejadas directamente por funcionarios fronterizos y de inmigración.
Alrededor de 7 100 migrantes son detenidos a diario tras cruzar la frontera, informaron esta semana autoridades estadounidenses, quienes dijeron estarse preparando para un aumento de estas cifras en momentos en los que Biden se dispone a tomar la decisión sobre si poner fin a las restricciones al asilo implementadas en medio de la la pandemia.
Los límites de asilo no se han aplicado de la misma manera para todos los migrantes. Su implementación ha dependido en gran medida de intereses políticos estadounidenses. Así, durante el tiempo en vigor del Título 42 se han seguido admitiendo personas cubanas, venezolanas, nicaragüenses, y más recientemente ucranianas y rusas. El jefe de la Patrulla Fronteriza, Raúl Ortiz, dijo el martes, según la agencia AP, que 1 500 cubanos fueron detenidos el lunes en la frontera, más del doble del promedio diario de febrero.
Retirar las restricciones al asilo implementadas por la pandemia “probablemente causará un aumento significativo” en la llegada de migrantes a la frontera sur de Estados Unidos, escribió el DHS en un documento de 16 páginas donde delineó acciones que ha tomado, como reclutar más personal y otras para poder lidiar con una mayor cantidad de personas.
Los funcionarios del DHS señalaron que tienen planes para tres escenarios: para que se mantenga el nivel actual, para unas 12 000 detenciones o para unas 18 000, cantidad impresionante que, según las autoridades, manejan para estar preparados, pero que no constituyen una proyección como tal.
De momento todo son coyunturas. Todavía no hay una decisión final, mas allá de iniciarse la preparación para enfrentar el fenómeno.
El miércoles Biden se negó a discutir los planes de su administración y dijo a los periodistas en la Casa Blanca: “Tendremos una decisión al respecto pronto”.
La directora de Comunicaciones de la Casa Blanca, Kate Bedingfield, precisó que una vez que se levanten los límites de ingreso, ““habrá una afluencia mayor de personas. Estamos trabajando mucho para planificar esa contingencia”.
En términos generales, Bedingfield enfatizó que la administración está tratando de “construir nuestro sistema de migración y garantizar que restablezcamos el orden en la frontera”.