Según un informe de las Naciones Unidas, casi trescientos millones de estudiantes en todo el mundo están ahora mismo afectados por los cierres de escuelas debido al coronavirus.
En los Estados Unidos han comenzado algunos cierres, de modo que los padres deben prepararse. La ciudad de Los Ángeles declaró el estado de emergencia el miércoles pasado. Les pidieron prepararse para posibles cierres de escuelas después de la muerte de un paciente en California.
Algunas escuelas ya han cerrado en el estado de Washington, donde hasta el momento ha habido diez muertes por coronavirus. En Nueva York hay 22 casos confirmados.
Muchos padres ya están enfrentando el dilema de cómo lidiar con esta situación. En un suburbio de Seattle, el Distrito Escolar de North Shore les envió una carta notificándoles que las escuelas permanecerían cerradas durante un mínimo de catorce días, y que el próximo lunes se comenzaría a implementar el aprendizaje mediante Internet.
“Soy madre soltera y trabajo todo el día. No estoy muy segura de lograr que mis hijos aprendan online mientras estoy fuera”, dijo una trabajadora de un McDonald’s.
Un número creciente de compañías han anunciado que van a permitir que su personal trabaje desde su casa. El gigante bancario JPMorgan le pidió al 10% de su fuerza laboral quedarse en su hogar durante un día para probar su respuesta al plan de contingencia.
Compañías tecnológicas como Amazon, Microsoft y Twitter han alentado a algunos empleados a trabajar desde casa o probar su capacidad para conectarse a los sistemas seguros de la compañía.
Pero si bien los trabajadores de cuello blanco pueden darse el lujo de poder trabajar desde sus computadoras personales, muchos trabajos con salarios más bajos requieren que los empleados estén presentes físicamente.
“Los trabajos con salarios bajos no se pueden hacer on line“, dijo Judy Conti, directora de Asuntos Gubernamentales del Proyecto de Ley Nacional de Empleo. “Alguien tiene que presentarse para cocinar las hamburguesas y limpiar el piso”.
Los empleadores no saben cuándo volverán a trabajar sus empleados y por consiguiente pueden despedirlos. Las familias trabajadoras que ganan salarios más bajos tienen menos protecciones, a menos que pertenezcan a un sindicato.
Por otra parte, los niños que califican para el desayuno y el almuerzo gratis en sus escuelas van a perderlos. Y si sus padres se quedan en casa para cuidarlos, estos van a ganar menos dinero para poner comida en la mesa.
En ausencia de una respuesta federal sólida, las comunidades pueden y hacer que los padres se turnen para cuidar a varios niños mientras otros trabajan. “Esto es una exposición de todos los agujeros que hay en la red de seguridad social”, dijo Conti.