El precio de la gasolina en Estados Unidos ha llegado a su máximo en siete años: 3.04 USD el galón. La cifra tiene a la gente arrancándose los pelos en medio de una economía deprimida, una inflación por encima de la media, cerca de 4% y, a veces, la dificultad en abastecerse de toda clase de productos.
Hay varias razones para esta situación suceda, dicen los especialistas. La principal podría ser que el bajo consumo aumenta el precio; pero, también hay un fenómeno relativamente nuevo por la pandemia: la falta de chóferes para desplazar los camiones cisterna hasta las gasolineras.
En Florida, más concretamente en el área metropolitana de Miami, la situación es seria porque el estado solo dispone de oleoductos en la parte norte y el desplazamiento hacia el sur se hace todo por carretera. Esto contribuye al aumento de los precios, pero también a la lentitud del proceso, debido a que los chóferes no alcanza para la demanda.
“Acá recibíamos la gasolina y el gasóleo unas tres veces por semana. Ahora una semana puede llegar a dos, pero otras solo una”, explica Pedro Jonás, un expendedor de una gasolinera en el SW del área metropolitana de Miami.
Existe el mito de que las marcas de gasolina se encargan de la distribución de su mercado y no es cierto. Los distribuidores del crudo necesariamente no pertenecen a las marcas, sino que constituyen empresas diferentes. Pueden abastecer gasolineras de varias marcas. A su vez, las marcas son concesiones y tienen dueños independientes. Un distribuidos puede abastecer a diferentes marcas.
Realmente el control de las marcas sobre el producto se restringe muchas veces a la extracción y refinación. Y los precios de venta los decide el mercado. Las distribuidoras normalmente venden a las gasolineras a un precio fijo. Pero, es un secreto del negocio. No fue posible saber cuál es el precio esta semana.
En Miami, por ejemplo, en una intercesión pueden convivir gasolineras de tres marcas diferentes, cada una en su esquina, y tener los precios de venta iguales pese a tener gastos operativos diferentes, porque no todas prestan los mismo servicios. Algunas tienen garajes de mecánica y máquinas de lavado, pero otras no.
Cuando el problema se hizo patente hace como un mes, un agente del FBI dijo a OnCuba que está terminante prohibido que las gasolineras diferentes en una misma esquina se pongan de acuerdo en los precios de venta. “Es lo que en inglés se llama gauging. Lo perseguimos muy de cerca. Quien lo haga puede pasar varios años en la cárcel. Tampoco se puede alterar el precio cuando viene un huracán, por ejemplo, y el gobernador decreta un estado de emergencia. Se congelan los precios”, dijo el agente Stephen Cohen.
Este miércoles el precio en el área metropolitana de Miami oscila entre 2.99 dólares el galón y 3.29. Los expertos calcula que hasta el final de agosto puede subir un dólares más.
De todos modos, el espectro de lo que sucedió hace dos meses, cuando un ataque informático paralizó parcialmente el funcionamiento de un oleoducto en la costa Este del país, pudiera repetirse.
“Creo que tenemos que preocuparnos por los precios, la oferta y el comportamiento de las masas”, comentó Tom Kloza, jefe global de Análisis de Energía del Servicio de Información de Precios del Petróleo, que rastrea los precios de la gasolina para la Asociación Americana del Automóvil (AAA, por sus siglas en inglés).
Primero, los precios: aunque el costo máximo a nivel nacional de un galón de gasolina regular es ahora de 3.04, según AAA, esencialmente igualando el máximo de siete años establecido a principios de este mes, y un 58% más que hace un año.
El año pasado, los llamados a quedarse en casa, en el albor de la pandemia, hicieron que los precios del petróleo y la gasolina se desplomaran, lo que llevó el precio promedio por galón a menos de 2 dólares (2.18 en Florida).
Sin embargo, los precios más altos del petróleo, también han sido provocados por un repunte de la actividad económica y un aumento de la demanda, están impulsando el aumento.
Los precios varían mucho en las aproximadamente 150 000 gasolineras en todo el país, debido en parte a los diferentes impuestos y tasas, y en parte debido al suministro de combustible de las refinerías en regiones específicas.
Por ejemplo, en California se vende la gasolina por 3.75 o más con un promedio de 4.17. Mientras tanto, en Louisiana o Missisipi tienen un promedio bajo, de apenas 2.72 por galón, y casi ninguna estación en ninguno de los dos estados cobra 3 dólares.
A pesar de los altos precios, una posible escasez de suministro de gasolina, quizás, se perfila como el problema más grave de este verano.
Una vista previa de lo que podría suceder se produjo a principios de este mes cuando el oleoducto Colonial, una arteria importante que transportaba combustible desde las refinerías de la costa del Golfo a la costa este, se cerró durante aproximadamente una semana debido a un ataque cibernético, lo que provocó cortes generalizados en estaciones muchos estados.
NTTC discussed the driver shortage and the pandemic with CNN Business https://t.co/yuc8lgLQSq
— National Tank Truck Carriers (@TankTruckAssoc) April 28, 2021
Pero, los expertos no están tan preocupados por otro ataque malicioso como por la escasez crítica de personal calificado para conducir los camiones cisterna que entregan gasolina a las estaciones.
Se estima que entre el 20% y el 25% de los camiones cisterna están parados actualmente debido a la falta de conductores, según National Tank Truck Carriers, el grupo comercial de la industria. Pero incluso antes de la pandemia, hubo una escasez de conductores, ya que la industria perdió varios de ellos durante la desaceleración económica que provocó que la demanda de gasolina se desplomara.
La escasez de suministro podría afectar inicialmente solo a unas pocas estaciones pequeñas e independientes. Pese a esto, la preocupación es que incluso un puñado de estaciones que tengan escasez podría provocar compras de pánico, particularmente en comunidades de playa y otros lugares de vacaciones.
Después de todo, el nerviosismo de los conductores que les hizo llenar sus tanques fue una causa tan importante de la escasez reciente como lo fue el cierre del referido oleoducto, dijo Kloza. Y los recuerdos frescos de esa escasez solo hacen que ese tipo conducta sea más probable, agregó.
“Creo que la propensión al pánico entre la población es mucho, mucho mayor de lo que ha sido”, dijo Kloza.