Luego de año y medio de espera, el Senado finalmente ha confirmado al cubanoamericano Frank Mora como embajador de Estados Unidos ante la Organización de Estados Americanos (OEA).
La demora se debe a la oposición de dos senadores federales, también cubanoamericanos, el demócrata Bob Menéndez y el republicano Marco Rubio. Ambos cuestionaban el papel de Mora como secretario asistente en el Departamento de Defensa durante la administración Obama y su posterior trabajo como director del Centro de Estudios del Caribe y Latinoamérica de la Universidad Internacional de Florida.
De acuerdo con ambos senadores, Mora siempre fue favorable a la política de deshielo hacia La Habana impulsada por la administración Obama. El presidente Joe Biden lo nominó en julio del año pasado.
El embajador llega a la OEA en un momento particularmente frágil para la democracia en Latinoamérica como la crisis política en Perú con el arresto del presidente Pedro Castillo luego de que intentara disolver el Congreso y gobernar por decreto.
Los esfuerzos diplomáticos por democratizar Venezuela son otra preocupación clave, igual que las protestas de la derecha en Brasil, que espera anular los resultados de las elecciones presidenciales de octubre, ganadas por el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Pero el problema no se limita solo a la OEA. A principios de este año más de un tercio de los puestos de embajadores en América Latina y el Caribe estaban vacantes debido, según observadores, a la obstrucción de los republicanos y a la inacción de la administración Biden.
No está claro qué hizo ceder a Menéndez y Rubio en el caso de Mora.