La variante del coronavirus Ómicron golpea con fuerza en Estados Unidos, donde se producen más de 900 000 casos diarios y 2000 muertes al día, según los datos más recientes de la Universidad Johns Hopkins.
Durante la jornada del viernes se registraron 900 832 nuevas infecciones y 2615 fallecimientos, después de que a inicios de semana se superara el millón de infectados en una jornada por primera vez desde el inicio de la pandemia.
Las autoridades sanitarias estadounidenses han insistido en la importancia de la vacunación y urgen a los ciudadanos a recibir la dosis de refuerzo de los sueros disponibles, en un país donde el 62% de la población ha recibido la pauta completa de vacunación, mientras que el 33% cuenta ya con la dosis de refuerzo.
America has given out over 70 million booster shots. It’s easier than ever to get a booster – and more important than ever.
Get yours today: https://t.co/jlrmakxHWm pic.twitter.com/8wOC1NX14a
— President Biden (@POTUS) January 8, 2022
Por su parte, la variante Ómicron supone ya el 95% de los casos de la COVID-19 en Estados Unidos, confirmó esta semana la directora de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés), Rochelle Walensky.
“En las últimas semanas y durante las vacaciones hemos visto un incremento rápido y significativo de los casos de la COVID-19. Este aumento es por el influjo de casos causados por la variante delta, y lo que es más importante, por el repunte de casos de ómicron”, dijo Walensky.
El gobierno de Joe Biden ha dejado en manos de los contagiados asintomáticos la decisión de hacerse un test tras pasar la cuarentena de cinco días.
“Si alguien toma una medida adicional y se hace un test al final de los cinco días de aislamiento (…), si da positivo la persona deberá permanecer en casa otros cinco días más” -indicó Walenksy- y si el test es negativo, la gente debería entender que deben seguir llevando mascarilla durante cinco días adicionales para completar los diez días de aislamiento”.
Pese al drástico aumento de las infecciones, el futuro de los mandatos de vacunación contra la COVID-19 ordenados por Biden, que afectarían en conjunto a unos 100 millones de personas, se encuentran en el centro de una batalla legal que deberá decidir el Tribunal Supremo.
En dos audiencias celebradas el viernes, de casi cuatro horas en total, la mayoría conservadora del Supremo se mostró escéptica con la norma de Biden para que se vacunen la mayoría de los empleados de empresas privadas del país, y expresó un poco más de afinidad con otra medida dirigida a algunos trabajadores sanitarios.
El primero de esos mandatos, que obligaría a vacunarse o a presentar semanalmente resultados negativos de tests de COVID-19 a los empleados de todas las compañías que tengan 100 trabajadores o más, empezará a implementarse probablemente en febrero, a no ser que el Supremo lo frene.
Varios grupos empresariales y 27 estados liderados por conservadores han demandado al Gobierno de Biden para anular la medida. La mayoría de los jueces del Supremo expresaron dudas sobre la autoridad legal del Ejecutivo para imponer ese tipo de mandato, y cuestionaron por qué no se deja esa tarea al Congreso o a cada estado.
En una segunda audiencia, el Supremo escuchó argumentos sobre otro mandato de Biden para que se vacunen los empleados de más de 50 000 instalaciones sanitarias de Estados Unidos, aquellas que reciben subsidios federales de los programas Medicare o Medicaid, donde trabajan unas 17 millones de personas.
Efe/OnCuba.