La Corte Suprema de Estados Unidos decidió este viernes que el aborto no sea un derecho federal en el país. El hecho ocurre al anular el precedente sentado por la sentencia del caso Roe vs. Wade, que confirió en 1973 rango constitucional a la libertad de las mujeres para interrumpir un embarazo.
El alto tribunal ha emitido el fallo correspondiente al caso Dobbs contra Jackson Women’s Health Organization, una clínica de salud reproductiva de la capital de Misisipi en el que se dirime la constitucionalidad de una ley dictada por ese estado en 2018, y que prohíbe la mayoría de las intervenciones después de las primeras 15 semanas de embarazo, de acuerdo con una nota publicada por el diario español El País.
Este medio recuerda que, de fondo, se discutía la continuidad del precedente de Roe v Wade, que seis de los nueve magistrados de la Corte Suprema han preferido tumbar, por lo cual se cumple el sueño de las organizaciones antiabortistas del país, con décadas de espera y presionando para lograr este momento.
La decisión coloca en los 50 estados la potestad de legislar sobre el tema. El anuncio era esperado, todavía más después de una filtración sin precedentes que a principios del pasado mes de mayo develó el contenido de un borrador con la opinión mayoritaria de los jueces sobre el tema, redactada en un tono de gran dureza por Samuel Alito, miembro del ala más conservadora del Supremo.
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Especialistas en el asunto calculaban que el documento había sido escrito en febrero y contaba con el apoyo de los jueces Amy Coney Barrett, Brett Kavanaugh, Clarence Thomas y Neil Gorsuch, quienes han dado el tono más conservador al alto tribunal en las últimas ocho décadas. A esa postura también se ha sumado el presidente del Supremo, el juez John Roberts.
En contra de una decisión que afecta a la vida de unas 36 millones de mujeres en edad reproductiva han votado los magistrados liberales Elena Kagan, Sonia Sotomayor y Stephen Breyer, quien anunció en enero su retirada y ya tiene reemplazo, la también liberal Ketanji Brown Jackson.
Con la idea de sujetar el derecho a la interrupción del embarazo por ley, y no dejarlo a las decisiones del Supremo, el Partido Demócrata introdujo recientemente en el Senado una iniciativa que sabía condenada al fracaso y que aspiraba a convertir el derecho al aborto en una norma de alcance federal.
Los demócratas, que tienen 50 de los 100 escaños, andaban muy lejos de los 60 necesarios en virtud de la tradición del filibusterismo, que obliga a mayorías cualificadas para asuntos de ese calado. Ni siquiera fue posible cosechar el apoyo de todos los suyos: Joe Manchin, senador por Virginia Occidental, se pronunció en contra y dejó el marcador en 49-51.
De acuerdo con El País, la sentencia parte literalmente al país en dos. A medida que algunos estados han ido avanzando en su acoso a los derechos de las mujeres, otros han visto sus clínicas inundarse de pacientes procedentes de los lugares en los que las prohibiciones se han hecho efectivas.