La escasez de trabajadores en Estados Unidos está viva y coleando para desgracia de empresas que necesitan personal especializado para satisfacer la demanda. Esto las ha llevado a promover un estilo de contratación hasta ahora reservado a las grandes empresas: ofrecer bonos de reclutamiento, de hasta 3 000 dólares, para aceptar un trabajo de repartidor de encargos.
La Asociación Nacional de Economía Empresarial (NABE, por sus siglas en inglés) descubrió en una encuesta que casi la mitad de los encuestados informaron escasez de trabajadores calificados durante el tercer trimestre de 2021.
Esto representa un aumento del 32% en relación con el segundo trimestre del año. Y nadie asegura que la escasez de mano de obra desaparecerá en el año entrante.
La escasez de mano de obra es ahora un sello distintivo de la recuperación de la economía en la pandemia, sobre todo en el sector de producción de bienes, según la encuesta NABE.
Las empresas tienen dificultades para atraer a los trabajadores que necesitan para satisfacer la mayor demanda de los consumidores mientras persiste el riesgo de infecciones. Algunas personas también están esperando la oportunidad adecuada para regresar a la fuerza laboral, renunciar para tomar mejores posiciones o quedarse en casa debido a responsabilidades familiares y de cuidado.
Desde el punto de vista de las empresas, el 27% mencionó que no habían recibido suficientes solicitudes. El 20% informó que los solicitantes de empleo no tienen las habilidades adecuadas. Mientras tanto, disminuyó la escasez de trabajadores no calificados.
Si bien retener a los trabajadores existentes y atraer a nuevos es una prioridad para las empresas, su segundo gran desafío se centra en el aumento de los precios y el caos de la cadena de suministro.
Un tercio de los encuestados calificó el aumento de las presiones de precios como el mayor riesgo a la baja para su operación. Y quizás lo más revelador: ni una sola empresa que participó en la encuesta había bajado los precios durante el tercer trimestre y no espera reducir los precios durante los próximos tres meses.
Durante el verano, los indicadores de inflación en Estados Unidos se dispararon. La inflación de los precios al consumidor subió a un máximo de 13 años en los meses de verano, mientras otro índice de precios que rastrea el gasto del consumidor, el índice PCE, subió a un nuevo máximo de 30 años en agosto.
Hasta ahora, los precios más altos no han impedido que los consumidores gasten, pero los economistas dudan que esto pueda suceder en el futuro. Y sería realmente una mala noticia para la recuperación.
A pesar de que la encuesta de NABE encontró que las condiciones comerciales se mantuvieron fuertes entre julio y septiembre, los encuestados recortaron ligeramente sus expectativas para los próximos cuatro trimestres.
Entre el tercer trimestre de 2021 y el tercero de 2022, alrededor de dos tercios de los encuestados esperan que el Producto Interno Bruto, el medidor más amplio de la actividad económica, crezca entre un 3% y un 5,9%. Pero en la recuperación se necesita un rendimiento por encima del promedio para volver a la normalidad.
A menos que el año entrante comience con crecimiento superior a 6%, la posibilidades de recuperación merman y la situación empeora si el precio de la gasolina no baja (actualmente en Miami es de 3.50 dólares el galón), lo cual golpea fuertemente los servicios, el precio del transporte y la distribución de mercancías, sobre todo los alimentos.