El servicio de inmigración de Estados Unidos ha cambiado de política esta semana. Ahora dará prioridad al arresto de los empleadores que explotan a los indocumentados y cesarán las redadas sorpresa en los centros de trabajo, anunció el secretario de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), Alejandro Mayorkas, en un memorando interno.
“El enfoque estará en los empleadores sin escrúpulos que explotan la vulnerabilidad de los trabajadores indocumentados” y en “el combate al maltrato de los trabajadores, incluyendo el pago de salarios bajos, condiciones laborales peligrosas y tráfico humano”, dijo Mayorkas.
El memorando informa a los directores de los servicios de inmigración (ICE), aduanas (CBP) y ciudadanía (USCIS) que tienen un plazo de dos meses para presentar un plan dirigido a aumentar las penalizaciones a empleadores y alentar a los trabajadores a informar, sin miedo, sobre prácticas inescrupulosas.
Este cambio de política es diferente al adoptado por la administración Obama, conocido también como el deportador-en-jefe porque fue el presidente que más indocumentados deportó.
“El despliegue de operaciones masivas en lugares de trabajo, que resultaron a veces en arrestos simultáneos de centenares de trabajadores, no estaba enfocado en el aspecto más pernicioso del problema del empleo no autorizado: los empleadores explotadores”, enfatizó Mayorkas, quien sostuvo que las redadas fueron un gasto de recursos.
Además de poner fin a esos arrestos masivos, Mayorkas dijo que las autoridades de inmigración deberían comenzar inmediatamente a usar la “discrecionalidad procesal” en lo referido a alentar a los trabajadores a denunciar explotación en el lugar de trabajo y evitar que los empleadores usen las amenazas de deportación como represalia.
Grupos laborales aplaudieron el anuncio y enfatizaron que los trabajadores inmigrantes son especialmente vulnerables, sobre todo quienes están en el país sin autorización.