Según varios expertos, se está gestando un choque histórico entre el Congreso y el Departamento de Justicia acerca de las pruebas más delicadas obtenidas por la investigación del fiscal especial Robert Mueller.
El fiscal general William Barr informó estar revisando el informe final y espera revelar gran parte a mediados de abril. “Todos pronto podrán leerlo por su cuenta”, dijo.
Pero los demócratas lo quieren antes. Señalaron que no se trata de la rapidez con la que pueden leerlo, sino de tener acceso a algunas de las pruebas que no dieron lugar a cargos criminales.
Una de las tensiones se focaliza en la evidencia obtenida mediante los grandes jurados. Barr dijo que la ley federal requiere mantenerla en secreto, aunque de hecho el gobierno la haya divulgado en casos anteriores de alto perfil. Un punto particularmente sensible porque los grandes jurados les dan a los fiscales el poder de obligar a los testigos reacios a declarar.
Legisladores demócratas dijeron que necesitan acceder a esa evidencia para poder tener una idea clara sobre la interferencia rusa en las elecciones de 2016 y de cómo benefició a la campaña presidencial de Trump, incluso si ningún estadounidense conspiró con ellos.
Los demócratas podrían lanzar una batalla legal para obtener esa información.
“Es un documento público. Tiene que ser entregado”, dijo el representante Jamie Raskin, (D-Md). “Pero a medida que avanza el tiempo, parece que el olor a cal y el encubrimiento se está haciendo más y más grueso”.
“En muchos sentidos, creo que lo importante no es tanto el informe como el material de apoyo”, dijo Paul Rosenzweig, ex fiscal del equipo del abogado independiente Kenneth Starr, quien investigó al presidente Bill Clinton. Cuando terminó la investigación, su equipo llevó cajas y cajas de papel y documentos al Congreso.
La investigación de Mueller hizo un uso extensivo de grandes jurados, pero no se sabe qué parte de su informe final se basa en la evidencia recopilada por ellos. Por ejemplo, sus fiscales convocaron a testigos para declarar ante el Gran Jurado acerca de la famosa reunión, en junio de 2016, en la Torre Trump de Nueva York, convocada para darles información “sucia” sobre Hillary Clinton. Algunos de esos detalles podrían resultar embarazosos para el presidente, incluso si no constituyesen evidencia de un crimen.
Legisladores de ambos partidos han instado a publicar el informe completo de Mueller a fin de que el público estadounidense pueda sacar sus propias conclusiones. El representante Devin Nunes, de California, dijo a la Conferencia de Acción Política Conservadora que quiere ver publicado todo lo de Mueller: todos los correos electrónicos, todas las órdenes “para que lo vean todos los Estados Unidos”.
Trump, por su parte, dijo no tener objeciones. El viernes pasado declaró: “No tengo nada que ocultar”. Según él y sus aliados, se demostrará que fue objeto de un ataque injusto.