Cassidy Hutchinson, una ex alta funcionaria de la Casa Blanca durante el gobierno de Donald Trump, declaró hoy martes ante la comisión de la Cámara de Representantes que investiga el asalto al Capitolio que el presidente estaba informado de que muchas personas reunidas en una explanada capitalina la mañana del 6 de enero tenían armas, pero que le dijo a las autoridades: “dejen entrar a mi gente”.
“No están aquí para hacerme daño. Llévense los malditos mags [magnetómetros]. Dejen entrar a mi gente. Pueden marchar al Capitolio desde aquí”, declaró Hutchinson citando al entonces presidente.
Una de las principales asistentes del entonces jefe de gabinete de Trump, Mark Meadows, Hutchinson dijo que estaba “asustada y nerviosa por lo que podría pasar” antes de los disturbios y después de conversar con el abogado de Trump, Rudy Giuliani, Meadows y otros.
Madows le dijo que “las cosas podrían empeorar mucho”. Y Giuliani, que “irían al Capitolio” como parte de un plan para mantener a Trump en el poder, que “el presidente estará allí” y “será genial”.
Aseguró que Meadows estaba despreocupado, a pesar de que funcionarios de seguridad le dijeron que había personas con armas, incluidas algunas con AR-15 y pistolas Gluck.
Hutchinson le dijo al panel que estaba preocupada desde antes porque había escuchado los planes para la marcha y los posibles desplazamientos hacia el Capitolio, donde cientos de partidarios de Trump empujaron violentamente a la policía, rompieron ventanas y puertas e interrumpieron la certificación de Joe Biden de su victoria en las elecciones presidenciales.
Recordó cómo los funcionarios de la Casa Blanca habían tratado repetidamente de advertir al presidente sobre lo que podría suceder el 6 de enero y cómo ella se lo había advertido personalmente a Meadows. “Recuerdo sentirme frustrada, decepcionada”, dijo. “Estaba realmente entristecida como estadounidense. Estaba disgustada. Fue antipatriótico. Y antiestadounidense. Estábamos viendo cómo desfiguraban el Capitolio por una mentira”.
Hutchinson también dijo que Trump ordenó que lo llevaran al Capitolio para sumarse a sus partidarios. El presidente se inclinó hacia adelante e intentó agarrar el timón del limosina para dirigirla hacia el Capitolio. ”El señor Engel, de su seguridad personal, lo agarró del brazo y dijo: ‘Señor, debe quitar la mano del volante’”.
“Engel le dijo que no podía ir porque no era seguro. El presidente tuvo una respuesta muy fuerte y muy enojada”, dijo Hutchinson. Dijo Trump: ”Soy el maldito presidente. Llévame al Capitolio ahora”.
Luego, Trump usó su mano libre para arremeter contra Bobby Engel”, dijo Hutchinson llevándose su mano izquierda a la garganta para indicar lo que había hecho Trump.
Hutchinson dijo que se enteró del altercado físico por Tony Ornato, un agente del Servicio Secreto que se desempeñó como subjefe de gabinete de operaciones de la Casa Blanca.
Ni Ornato ni Engel han testificado ante el Comité.
La audiencia de hoy dio la imagen de un presidente estallando en ira al darse cuenta de la realidad de que había perdido las elecciones, no solo el 6 de enero, sino en las semanas previas a la insurrección.
Furioso después de que el fiscal general Bill Barr anunciara en diciembre de 2020 que no había encontrado evidencia de fraude electoral generalizado, Trump tiró su almuerzo contra la pared, según Hutchinson.
La ex funcionaria dijo que vio un plato de porcelana roto y “ketchup chorreando por la pared” en el comedor de la Casa Blanca. ”El jefe de personal había expresado que el presidente estaba furioso por lo dicho por el fiscal general y que había tirado su almuerzo contra la pared”, dijo Hutchinson. Esas rabietas no eran infrecuentes en Trump, dijo.
”A lo largo de mi trabajo me di cuenta varias veces de que el presidente tiraba los platos o viraba el mantel para dejar que todo el contenido de la mesa cayera al suelo y se rompiera”, dijo Hutchinson.