La jueza de la Corte Suprema Ruth Bader Ginsburg, una destacada defensora de los derechos de la mujer y de las causas liberales, murió el viernes en su casa en Washington DC. Tenía 87 años.
La destacada jueza había anunciado en julio que se estaba sometiendo a un tratamiento de quimioterapia para las lesiones en el hígado, la última de sus batallas contra el cáncer.
Pero sus notorios problemas de salud empezaron mucho antes. Incluyeron cinco episodios de cáncer a partir de 1999, caídas y costillas rotas, inserción de un stent para desbloquear una arteria y otras hospitalizaciones después de haber cumplido 75 años.
El presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, la describió como una “jurista de carácter histórico”. “Hoy lloramos, pero con la confianza de que las generaciones futuras recordarán a Ruth Bader Ginsburg como la conocimos, una defensora incansable y resuelta de la justicia”, dijo Roberts en un comunicado.
Fue la líder indiscutible del ala liberal de la Corte y se convirtió en un paradigma para sus admiradores. Se resistió a los llamados de los liberales a retirarse durante la presidencia de Barack Obama en un momento en que los demócratas ocupaban el Senado y se podría haber confirmado un reemplazo con un juez o jueza con puntos de vista similares.
Expertos varios coinciden en afirmar que el presidente Donald Trump intentará colocar a otro juez conservador como sucesor de Ginsburg, lo cual movería a la Corte Suprema aún más a la derecha en caso de lograrlo.
Al cierre, trascendió que Trump presentará un nominado para reemplazar a Ruth Bader Ginsburg en los próximos días, dijeron a ABC News múltiples fuentes cercanas al presidente y con conocimiento directo de la situación.
Las fuentes añaden que el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, ya se ha puesto en contacto con miembros del caucus republicano después de anunciarse el fallecimiento de Ginsburg.
La lista de nominados, aseguran, es corta e incluye al menos a una mujer: la jueza Amy Coney Barrett, ex profesora de Derecho de la Universidad de Notre Dame.
Coney Barrett trabajó con el juez ultraconservador Antonin Scalia, designado por Ronald Reagan en 1986 y fallecido en 2016.