A medida que las comunidades en diversas partes de Estados Unidos sufren el aumento de casos de coronavirus, las funerarias en la zona de alto contagio en el sur de California han tenido que rechazar a familias de personas fallecidas porque se están quedando sin espacio ante la acumulación de cadáveres.
El condado Los Ángeles, epicentro de la crisis en California, ha rebasado ya las 10 000 muertes por COVID-19. Los hospitales de la zona están desbordados y tienen problemas para mantener sus elementos básicos, como oxígeno, para tratar a un número récord de pacientes con problemas respiratorios. El sábado, cuadrillas del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos llegaron para surtir oxígeno de algunos hospitales.
A nivel nacional, han fallecido de COVID-19 un promedio de 2 500 personas en los últimos siete días, según datos de la Universidad Johns Hopkins. La cifra por día de nuevos casos registrados en ese periodo ha promediado casi 195 000, una declinación respecto de las dos semanas anteriores. Se teme que las reuniones de fin de año puedan causar otra alza de contagios.
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El jefe de la asociación de directores funerarios del estado afirmó que las morgues se están llenando en California, mientras el número de muertos por COVID-19 en Estados Unidos superó el domingo los 350 000. Los expertos anticipan otro aumento en los casos de coronavirus y las muertes derivadas de las reuniones que hubo durante Navidad y Año Nuevo.
Los datos compilados por la Universidad Johns Hopkins muestran que Estados Unidos superó el umbral el domingo por la mañana. Más de 20 millones de personas en el país se han contagiado. Estados Unidos ha comenzado a utilizar dos vacunas contra el coronavirus para proteger a los trabajadores de la salud y a los residentes de las casas de ancianos y a quienes los atienden, pero el lanzamiento del programa de inoculación ha sido criticado de lento y caótico.
Varios estados han informado números récord de casos en los últimos días, entre ellos Carolina del Norte y Arizona. Estados Unidos ha reportado por mucho la mayor cantidad de muertes por COVID-19 en el mundo, seguido de Brasil, que ha reportado más de 195 000 muertes.
“He estado en el sector funerario durante 40 años y jamás en mi vida pensé que esto podría suceder, decirle a una familia: ‘No, no podemos recibir al miembro de su familia’”, dijo Magda Maldonado, propietaria de la funeraria Continental Funeral Home en Los Ángeles.
Continental maneja un promedio de 30 cadáveres por día, seis veces arriba su cifra normal. Los propietarios de las morgues se llaman unos a otros para ver si alguno puede recibir cuerpos y la respuesta es siempre la misma: están llenos.
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A fin de atender la alta demanda debido al gran número de cadáveres, Maldonado ha rentado refrigeradores extra de 15 metros (50 pies) para dos de las cuatro instalaciones que administra en Los Ángeles y condados aledaños. Continental también se ha demorado uno o dos días para recoger los cadáveres en hospitales a fin de atender a clientes residenciales.
Bob Achermann, director ejecutivo de la Asociación de Directores de Funerarias de California, dijo que todo el proceso de inhumación y cremación de cadáveres se ha ralentizado, incluido el embalsamamiento de cadáveres y el trámite de las actas de defunción. En tiempos normales, la cremación podría efectuarse en un día o dos, ahora hay una tardanza de al menos una semana o más.
Achermann dijo que en la parte sur del estado “todas las funerarias con las que he hablado dicen ‘estamos trabajando tan rápido como podemos’”. “El volumen es simplemente increíble y temen que no podrán mantener el paso”, agregó. “Y lo peor del aumento podría estar esperándonos todavía”.