Casi ocho años después de ser candidato por última vez, Barack Obama podría ser una figura protagónica en la elección presidencial de noviembre próximo. El expresidente sigue siendo la figura más popular del partido, sobre todo entre los votantes negros y los jóvenes.
Los demócratas desean con avidez que Obama aparezca como copiloto político del virtual candidato presidencial Joe Biden, quien fue el vicepresidente de Obama durante dos períodos. El equipo de campaña de Biden quiere que Obama cumpla un papel altamente visible en los próximos meses.
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Para el presidente Donald Trump, ello significaría la oportunidad de concentrar los focos en uno de los personajes políticos con los cuales más se complace en contrastarse.
Últimamente, Trump y sus aliados han propagado enérgicamente teorías conspirativas destinadas a animar a la base derechista del presidente, manchar a Biden por asociación y sobre todo para distraer la atención de la superabundancia de noticias negras a raíz de la pandemia de coronavirus, tanto económicas como de salud.
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“Los seguidores de las dos partes quieren enfocar la discusión en Obama”, dijo Ned Price, quien fue vocero del Consejo Nacional de Seguridad durante la presidencia de éste.
La renovada atención sobre Obama prepara el escenario para una elección sobre el futuro de la nación que también será sobre el pasado. Biden no sólo quiere la validación personal que le puede dar Obama, sino también restaurar parte del legado del expresidente, que Trump ha desmantelado de manera sistemática. El actual presidente busca su reelección para completar esa tarea.
Sin embargo, la campaña de Trump contra Obama ha tomado tintes conspirativos más sombríos que trascienden de lejos las diferencias sobre política de salud y el papel de Estados Unidos en el mundo. Actualmente se concentra en las medidas que tomaron Obama, Biden y sus asesores de seguridad nacional en los últimos días de su gobierno, al estudiar informes de inteligencia sobre Michael Flynn.
Éste fue por breve tiempo el asesor de seguridad nacional de Trump hasta que fue destituido por mentirle al vicepresidente Mike Pence acerca de sus contactos con el embajador ruso en Washington.
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El gobierno de Trump reconoció el miércoles que los asesores de Obama aplicaron debidamente las normas al “desenmascarar” en privado el nombre de Flynn, que fue borrado de los informes de inteligencia por razones de privacidad. Flynn se declaró culpable de mentirle al FBI, aunque el Departamento de Justicia resolvió la semana pasada desestimar el caso.
De acuerdo con una encuesta reciente de la Universidad Monmouth, Obama supera en popularidad a cualquiera de los dos contendientes presidenciales de este año. El 57% de lo estadounidenses tiene una opinión favorable del expresidente, arriba del 41% que tiene una opinión favorable de Biden y el 40% que tiene una opinión favorable de Trump.