El pasado martes el Senado de Texas dio su aprobación inicial a un proyecto de ley que, según defensores de los derechos civiles, le daría a los trabajadores con licencia estatal –médicos, proveedores de cuidado infantil, consejeros, etc.–, la posibilidad legal de discriminar a personas de la comunidad LGBTIQ.
Presentado por el senador Charles Perry, el proyecto de ley prohibiría a las agencias estatales que emiten licencias ocupacionales penalizar a los trabajadores que se nieguen a brindar servicios a personas debido a “una creencia religiosa sinceramente sostenida”. El estado de Texas otorga licencias a más de 150 tipos de trabajadores. Sin embargo, el proyecto de ley no se aplicaría en situaciones con riesgo de muerte o lesiones corporales graves.
Cuenta con el apoyo del teniente gobernador Dan Patrick, pero ha provocado numerosas reacciones de rechazo. La semana pasada docenas de ciudadanos declararon en su contra durante una audiencia del comité –solo un puñado habló a favor.
Empresas como Apple, Google y Dell firmaron una carta en su contra. Durante el debate, Perry dijo que ve su propuesta como “un asunto moral más que económico”.
La SB 17, como se le conoce, se aprobó provisionalmente con una votación de 19-12.
Perry dijo que protege a los profesionales con licencia como médicos, contadores, abogados y asesores de las medidas disciplinarias de las juntas estatales cuando actúan sobre sus “creencias religiosas sinceras” en sus centros laborales.
También dijo temer que en el actual clima político estadounidense, los cristianos no puedan practicar su fe de manera abierta, lo cual podría incluir perder la capacidad de ganarse la vida.
“Nos estamos despertando en una era donde la fe cristiana, específicamente, parece estar bajo ataque”, sentenció.
Los opositores la llaman la “licencia para discriminar”. Argumentan que les permitiría a esos profesionales negar servicios a personas homosexuales o de diferentes confesiones religiosas.
“¿Qué pasaría si alguien dijera: ‘no voy a proporcionar un servicio porque eres una pareja gay?’ “, preguntó el senador Kel Seliger, republicano de Amarillo, mientras se debatía el proyecto. “¿No es, esencialmente, una defensa de la discriminación o de un comportamiento discriminatorio?”.
Los senadores demócratas José Menéndez, Royce West, Carol Alvarado, Chuy Hinojosa, José Rodríguez y Borris Miles lo consideraron claramente discriminatorio. “Puedes ponerle lápiz labial a un cerdo”, dijo Miles. “Senador Perry: este es un proyecto de ley de discriminación”.
Por su parte, Perry lamentó lo que llamó “discriminación a la inversa”. Después de que Chuy Hinojosa dijera que el proyecto daba al gobierno una licencia para discriminar, respondió: “El gobierno está utilizando esa misma licencia para discriminar a las personas de fe en su práctica”.
Entre los que testificaron contra el proyecto se encontraba Lou Weaver, un hombre trans de 48 años que se desempeña como coordinador de programas para personas transgénero en Equality Texas. Les dijo a los legisladores que su vida podría estar en peligro porque el proyecto de ley le daba a un médico “un pase gratuito” para negarse a atender su diabetes. Mirando directamente a Perry, dijo: “Me están diciendo que no soy digno de la misma atención”.
Testigos presenciales sostienen que no le respondió.