El presidente Donald Trump se comprometió el domingo, horas después de la masacre más reciente en Estados Unidos, a trabajar con un Congreso dividido para “frenar la amenaza de los ataques masivos”.
Cualquier medida debe satisfacer los objetivos de proteger la seguridad pública y el derecho constitucional a la tenencia de armas, indicó, y pareció proyectar nuevas dudas sobre los méritos de instituir revisiones de antecedentes más exhaustivas para la adquisición de armas de fuego.
Trump habló poco después de que la cifra de fallecidos por la masacre del sábado en el oeste de Texas aumentara a siete mientras las autoridades trabajaban para averiguar los motivos por los que un hombre comenzó a dispararle a patrulleros estatales que le marcaron un alto por una infracción de tránsito y después huyó del lugar. Baleó a más de 20 personas antes de que la policía lo matara. Aún no se difunde un motivo.
El mandatario dijo que sería “maravilloso decir” que trabajaría para “eliminar” los tiroteos masivos, pero reconoció que es improbable que eso ocurra.
“Queremos reducir los crímenes violentos de manera sustancial”, declaró Trump durante una reunión en la que fue informado sobre el huracán Dorian en las oficinas de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias en Washington.
El compromiso de Trump con el control de armas de fuego ha estado en duda desde que 17 estudiantes y adultos fueron asesinados en una escuela secundaria de Parkland, Florida, el 14 de febrero de 2018. En los días posteriores al ataque, el mandatario se expresó a favor de revisiones de antecedentes más estrictas, pero no tardó en retractarse ante la presión de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus iniciales en inglés), el poderoso grupo cabildero de los partidarios de la posesión de armas que respaldó su candidatura presidencial.
Recientemente, el mandatario se deslindó de los méritos de revisiones de antecedentes más estrictas para la compra de armas después de dos masacres con unas horas de diferencia el mes pasado en El Paso, Texas, y Dayton, Ohio, en las que el murieron más de 30 personas. En su lugar intentó apuntar los reflectores a los problemas de salud mental por encima del acceso a las armas de fuego.
“Tristemente, en su mayor parte, si vemos los últimos cuatro o cinco (ataques) e incluso remontándonos cinco o seis o siete años, en su mayoría, aún con las más estrictas revisiones de antecedentes, no se habría evitado nada”, declaró. “Así que es un gran problema. Es un problema mental. Es un gran problema”.
Trump habló de la necesidad de “duras medidas para mantener las armas lejos de las manos de individuos peligrosos y trastornados”, junto con cambios a un sistema de salud mental que describió como “descompuesto”. También hizo un llamado para asegurarse que los delincuentes con armas “sean puestos tras las rejas y lejos de las calles”.
“La seguridad pública es nuestra máxima prioridad, siempre queriendo proteger nuestra Segunda Enmienda. Es tan importante”, comentó, refiriéndose a la enmienda constitucional que establece el derecho a comprar y poseer armas.