Aun si Donald Trump abandonese la Casa Blanca, como indican las tendencias electorales hasta el momento, su influencia en la política estadounidense no desaparecerá. La sombra del mandatario continuará sobrevolando el país, sea en la forma de tuits, discursos y entrevistas, criticando todo lo que haga Joe Biden si este llega a la presidencia, como ya hizo con su antecesor Barack Obama.
Pero, sobre todo, su presidencia ha cambiado tanto el país que su influencia no desaparecerá.
El “hardcore” del Trumpismo, que sigue creyendo en una reeleción de último momento, sostiene que “si es derrotado, el presidente conservará la lealtad eterna de sus electores en el partido y de los nuevos votantes que ha aportado en estas elecciones”.
“Trump seguirá siendo un héroe dentro del electorado republicano. El ganador de las primarias presidenciales republicanas de 2024 será el presidente Trump o el candidato que más se le parezca”, dijo Sam Nunberg, quien fue su estratega de campaña en las elecciones de 2016.
A estas alturas, por supuesto que nadie puede asegurar que Trump ganará las próximas primarias presidenciales. No todos los republicanos de primera línea comparten ese pensamiento. Gente como el ex congresista republicano, el cubanoamericano Carlos Curbelo, afirma que el mandatario, sin duda, continuará hablando y afirmándose en el escenario público, y piensa también que el partido estaría feliz de tratar de ir más allá de él si pierde y será recordado como una aberración.
“Nunca habrá otro Trump. Los imitadores fallarán. Se desvanecerá gradualmente, pero las cicatrices de este período tumultuoso en la historia de Estados Unidos nunca desaparecerán”, dijo Cubelo.
De hecho, Trump no ha podido hasta el momento reproducir su éxito de 2016, cuando se aseguró una victoria en el Colegio Electoral incluso perdiendo el voto popular ante Hillary Clinton. Tampoco había podido conquistar un solo estado que no ganara la última vez, y hasta este jueves había perdido dos o tres de ellos, con un par de otros aún al límite.
A Trump le quedan como mínimo 76 días en el cargo para usar su poder como mejor le parezca y vengarse de algunos de sus supuestos adversarios. Se sabe que está muy molesto con una casi probable derrota, con la agravante que para él podría ser estruendosa, vergonzosa e irrecuperable. Y Trump ha dicho varias veces que detesta perder. Él considera que nunca ha perdido en su vida y cuando, evidentemente, ha perdido en varios negocios nunca lo admite.
Por ello, muchos observadores creen que, de ser derrotado por Biden, en los días que restan hasta la renovación de la presidencia, el próximo 20 de enero, podría despedir o marginar a una variedad de altos funcionarios que no han cumplido con sus deseos, como el director del FBI, Christopher A. Wray, y el doctor Anthony S. Fauci, el principal especialista en enfermedades infecciosas del gobierno en medio de una pandemia. Adicionalmente, en el posible período de transición, es probable que Trump demuestre ser más resistente de lo esperado y siga siendo una fuerza poderosa y disruptiva en la vida estadounidense.
Se espera que continuará contestando todo resultado electoral que no le guste. El mandatario obtuvo hasta el jueves al menos 68 millones de votos, cinco millones más que en 2016, y había logrado alrededor del 48% del voto popular, lo que significa que retuvo el apoyo de casi la mitad del electorado a pesar de cuatro años de escándalos, mentiras, reveses, un juicio político y la terrible pandemia del COVID-19 que ha segado ya 233.000 vidas de estadounidenses.
De salir de la Casa Blanca, Trump pudiera también volver a una vieja idea con la que jugó antes de la elección del 2016: la creación de una cadena de televisión, mucho más reaccionaria que la FOX. Tampoco queda descartado lo que a muchos pudiera parecer una locura: volver a presentarse en el año 2024, aunque entonces tendría ya 78 años.
Ahora que ya ha probado las “mieles del poder”, no desea dejar de saborearlas. Y más cuando cree –o al menos así lo repite para que lo demás lo crean– que todo lo ha hecho de maravillas.
“En todo lo que hace, el presidente cree que es mejor que nadie. Así lo ha dicho constantemente. Él cree que ha cambiado el mapa político, que todo se lo deben”, dijo este miércoles el senador Bob Casey, demócrata por Pensilvania.
Por lo pronto, gane o pierda las elecciones, Donald Trump no tiene intenciones de que lo olviden. Lo que deja en estela lo hace inolvidable y no piensa ir a ningún otro lado. Lo vamos a seguir escuchando.
“Si algo está claro a partir de los resultados de las elecciones, es que el presidente tiene un gran número de seguidores y no tiene la intención de salir del escenario pronto”, comentó el exsenador Jeff Flake de Arizona, uno de los pocos republicanos que lo abandonó en 2018.
El ingreso de Trump en el escenario republicano reconfiguró el propio partido. Muchos senadores y congresistas se postraron a sus pies, le materializaron muchos de sus deseos, e incluso lo dejaron ejercer una presidencia autoritaria y que los humillara y desconociera.
Por ello, hasta que una nueva generación de republicanos de un paso al frente, Trump se colocará como el líder de facto del partido, manejando una base de datos extraordinaria y una gran influencia sobre sus seguidores, que los futuros candidatos desearán contar a su favor. Bien que podríamos ver a muchos republicanos en peregrinación hasta su casa de Mar-a-Lago, en Florida, en busca de su bendición.
Pero el señorrrr McDonald Crazy Trump ya hoy día es un anciano orate de 74-75 años. En el 2024 tendrá 78 o 79. Para esa fecha su mente alocada y super estupidizada lo tendrá abocado al infarto, a la locura (si no es que ya está inmerso en esa fase orate). Si para esa fecha aún tiene el sentido de pensar, que va a hacer, como no sea orinarse en los pantalones y pararse frente a un micrófono y preguntar que cosa es eso. Si los dirigentes del PR dejan a este señor actuar ridículamente en esas fechas, creo que el PD tiene nuevamente la oportunidad de ganar las elecciones, esta vez con el 99.9% de los votos válidos.
Le siguen teniendo miedo al exito de Trump, hay hombres que hasta despues de muertos causan miedo.
Trump ha demostrado ser un presidente exitoso para el pueblo estadounidense y en la arena internacional.
Pienso que Mac Donald Trump-o-Loco puede postularse para las elecciones del 2032, cuando ya esté maduro con 86 años de edad (bueno casi estará podrido), pero si su cerebro aún funciona, seguramente podrá exigir recuento de los votos para ver si el puede llegar al menos a 7 votos electorales que seguramente adquirirá en el poblado de Cabo Haitiano, República de Haití, donde tiene una tienda que vende pañales “usados” para ancianos
Triste realidad, el GOP se ha rendido a la insania, la ignorancia, la estulticia, la grosería, la megalomania y un casi infinito rosario de desvergüenzas, mentiras, verdades a medias y actitudes a cual mas grotesca del actual inquilino de la Casa Blanca. Un lustro atrás era impensable que una familia fuera a hacerse con el poder dentro del partido, al punto de convertir en figuras dominantes en su agenda a hijos, yernos y nueras, casi todos- por no decir todos-, con una única virtud, tener lazos de sangre con el presidente. Flaco favor que se hace. Si la sociedad estadounidense logra despertar de la pesadilla que ha sido este cuatrienio, veremos un resurgir de la izquierda- entendida en los términos que allí se manejan-, que ayudaría a aumentar el numero de socialdemócratas y ecologistas, entre otros. Pero, visto lo visto, es mas una aspiración que una realidad.
El Trumpismo es un fenómeno pasajero, de este solo quedará lo que ya antes existía en los Estados Unidos; racismo, xenofobia y extremismo clásico. Pero Trump será en el futuro una novedad que cambió la forma de hacer política en los Estados Unidos y que no lo hizo por su país, por sus ciudadanos, por la humanidad, !no! !no! él hizo política y llegó a Presidente por un pensamiento mesiánico, por un narcisismo fuera de control. Trump es un accidente, no un político y mucho menos alguien preparado para ser Presidente.