El presidente de EE.UU. Donald Trump efectuó este sábado su regreso a los escenarios y declaró que “la mayoría silenciosa está más fuerte que nunca”, pero lo que se suponía iba a ser una muestra de brío político se caracterizó por miles de lugares vacíos y nuevos casos de coronavirus entre el personal de su equipo de campaña.
Después de ignorar las advertencias sanitarias, Trump efectuó su primer acto político en 110 días en Tulsa, Oklahoma, que se constituyó en una de las reuniones más numerosas bajo techo en el mundo durante la pandemia de coronavirus que ha dejado en Estados Unidos más de 120.000 muertos y 40 millones de desempleados además de trastocar la campaña de reelección del mandatario.
En las horas previas al evento, la multitud era considerablemente menor a la prevista, y colaboradores del equipo de campaña cancelaron los planes para que Trump pronunciara primero un discurso en un espacio al aire libre. Aproximadamente, una tercera parte de los asientos estuvieron vacíos durante su acto bajo techo.
Trump intentó explicar la dimensión de la multitud: culpó a la prensa por declarar “no vayan, no vayan, no hagan nada” e insistió que había manifestantes afuera “haciendo cosas malas”. Sin embargo, los pequeños grupos de manifestantes reunidos antes del acto político se comportaban pacíficamente y la policía de Tulsa informó sólo de un arresto el sábado en la tarde.
“Comenzamos nuestra campaña”, afirmó Trump cuando subió al escenario. “La mayoría silenciosa está más fuerte que nunca”.
Apenas horas antes del acto, el equipo de campaña reveló que seis miembros del personal que ayudaban a preparar el evento habían dado positivo en coronavirus. El director de comunicaciones del equipo de campaña, Tim Murtaugh, dijo que “se pusieron en marcha de inmediato los procedimientos de cuarentena” y que ninguno de los afectados ni quienes tuvieron contacto cercano con ellos asistiría al evento.
La noticia sobre esas infecciones fue difundida poco antes del viaje de Trump a Oklahoma y el presidente se enfureció con sus colaboradores porque la información se había hecho pública, según dos funcionarios de la Casa Blanca y del equipo de campaña que solicitaron el anonimato porque no estaban autorizados a hacer declaraciones públicas.
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Algunos partidarios de Trump enfrentaron a manifestantes que gritaban “Black Lives Matter” cuando el mandatario efectuaba su acto político en medio de las preocupaciones sanitarias por el coronavirus y los temores de que el evento pudiera derivar en actos de violencia debido a las muertes recientes de personas afroestadounidenses a manos de la policía.
Cientos de manifestantes colmaron las calles del centro de Tulsa y en ocasiones obstruyeron el tránsito. Muchos coreaban lemas y algunos se enfrentaron verbalmente a los simpatizantes de Trump, que los superaban en número y gritaban “todas las vidas importan”.
Cuando los manifestantes bloquearon una intersección, un hombre que vestía una camiseta con la imagen de Trump bajó de una camioneta y les roció aerosol pimienta. La policía utilizó gas irritante en un intento para dispersar al grupo.
Personal del equipo de campaña de Trump dijo que manifestantes habían impedido a los partidarios del presidente ingresar en el estadio del Centro BOK, que tiene 19.000 asientos. Tres periodistas de The Associated Press dijeron no haber visto que los inconformes obstruyeran el acceso a la zona donde se efectúo el evento.
Muchos simpatizantes de Trump no llevaban mascarillas a pesar de las recomendaciones de las autoridades de salud pública para impedir la propagación del coroanvirus.
Habían pasado más de tres meses desde que Trump realizó un acto de campaña. En ese entonces, la tasa de desempleo era de 3,5%. El número de casos de coronavirus era estimado en 91. Ahora, la tasa de desempleo es de 13,3%. El número de casos confirmados de coronavirus llegó a 2,2 millones y van al menos 119.000 decesos confirmados por la enfermedad.
La indignación por el trato del sistema legal hacia los negros y otras minorías estalló en protestas en todo el país, desatadas por la muerte de George Floyd a manos de la policía en Minneapolis. Apenas una cuarta parte de los estadounidenses dicen que el país va en buena dirección.
Trump entiende lo que está en juego y estaba determinado a regresar a sus eventos distintivos de campaña. El presidente desestimó quejas de que congregar a tantas personas bajo techo creaba el riesgo de diseminar el virus, diciendo que tenían fines políticos.