“Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”, escribió una vez el poeta chileno Pablo Neruda. Después de una noche intensa, los electores estadounidenses cambiaron el mapa político hasta ayer vigente.
Los pronósticos, básicamente, se cumplieron, si bien con las inevitables golondrinas que no hacen el verano. El principal es este: un Congreso dividido, síntoma inequívoco del proceso de división/polarización por el que atraviesa la cultura estadounidense, en el sentido más lato del término. Y un signo de la existencia de dos Américas: roja vs azul, conservadora vs. liberal, urbana vs. rural, joven vs. vieja, blanca vs. no blanca, cuello azul vs. cuello blanco, educada vs. no educada…, un verdadero caleidoscopio que muchas veces evoca a una gota de mercurio caída de un termómetro y dispersa por el suelo.
Como ya se sabe, los demócratas ganaron la Cámara 221 vs. 196, lo cual cambia la dinámica en un abanico de problemas que van desde bloquear la agenda del presidente hasta investigar sus finanzas –en especial sus famosos tax returns– e incidir en la pesquisa sobre los vínculos con los rusos –y ciertamente estos tres temas no son sino la punta del iceberg.
También se llevaron al agua a 7 gobernadores de los 6 a 8 previstos, para un total de 23 a nivel nacional. Pero los republicanos también ganaron: el Senado sigue siendo suyo con una ganancia de asientos (51 vs. 46), posibilidad igualmente contemplada en los pronósticos. Y se van con 25 gobernadores en la cartera.
También han emergido nuevas realidades, en especial en términos de género y diversidad, lo cual debe valorarse como lo que sin duda es: una inequívoca expresión de rechazo al mundo trumpista, sus propuestas, obsesiones, manías y tics.
Visto el panorama en general, las mujeres obtuvieron más de cien asientos en ambas cámaras. A una, Alexandria Ocasio-Cortez, su base la elevó desde el principio contra viento y marea y muy pocos recursos: al derrotar a su oponente con un abrumador 77.95% de los votos, se ha convertido, con sus apenas 29 años, en la congresista más joven en la historia del legislativo.
En Texas los votantes optaron por las dos primeras mujeres hispanas del estado en el Congreso: Verónica Escobar en el distrito 16 (68.44%). Y en el 29 se impuso Sylvia García (75.06%). Por su parte, las también demócratas Rashida Tailb (Michigan) e Ilhan Omar Win (Minnesota) entraron en los libros de Historia al ser las primeras musulmanas en integrar el Congreso. Y una americana nativa, Deb Haaland, llegó también al legislativo haciendo igualmente historia desde Nuevo México junto a Sharice Davids, de Kansas, esta última lesbiana.
El arcoiris también dejó su huella en el paquete. Un número importante de miembros de la comunidad LGBTIQ entró al ruedo a competir. La figura más conocida es la de Chris Papas, el primer gobernador abiertamente gay de Colorado, pero también Kate Brown, de Oregón, bisexual y primera LGBTIQ en ocupar el asiento de gobernadora.
En términos de disonancias, dos fantasmas recorren la Unión. En Georgia la afro-americana Stacey Adams, que según cifras oficiales perdió contra Brian Kemp para la gobernación de ese estado, ha solicitado recuento aludiendo irregularidades en el proceso, en especial supresión de votos, práctica no inusual en plazas republicanas, y que persiguen revertir el Voting Rights Act de los años 60.
En la Florida, Bill Nelson, que perdió por unos 34.435 votos ante Rick Scott –esto es, una diferencia de solo 0.42%–, no ha concedido su derrota y solicitado también recuento, proceso legalmente factible por ley del estado, pero con un conjunto de complejidades técnico-políticas y con resultados que están por ver. La primera encuesta tuvo entonces razón: sería cuestión de romper el estambre con la cabeza.
De cualquier manera, una idea queda en pie sin la menor duda: a partir de hoy los Estados Unidos, en efecto, han cambiado. Está fuera de toda discusión que las implicaciones de estos desarrollos marcarán en lo sucesivo el proceso político y la vida toda de la nación, y que sobre todo aventurarán contradicciones y problemas con los que habrá que lidiar hasta ver si ocurre otro nuevo amanecer en el año 2020.