El cardenal Philippe Barbarin, la máxima autoridad católica en Francia, fue declarado culpable el jueves por no reportar a la justicia las acusaciones de presuntos abusos sexuales a menores por parte de un sacerdote pedófilo.
El tribunal de Lyon sentenció a Barbarin a una pena de seis meses de prisión suspendida por no denunciar los hechos en el periodo comprendido entre julio de 2014 y junio de 2015.
Las supuestas víctimas del sacerdote Bernard Preynat dijeron que Barbarin y otras autoridades eclesiásticas encubrieron al cura durante años, pero algunas de las acusaciones habían prescrito e incluso las víctimas esperaban que el cardenal fuese absuelto. La fiscalía también se mostró contraria a una condena, alegando que no había motivos para demostrar una infracción legal.
Otros cinco acusados fueron absueltos.
Barbarin no estuvo presente en el tribunal el jueves pero su abogado, Jean-Felix Luciani, dijo que apelará el fallo.
“Esta es una decisión que no es justa a nivel jurídico”, apuntó Luciani. “Esperamos que en el próximo nivel se haga justicia”.
El Vaticano no respondió de inmediato a una petición de comentarios.
Preynat confesó haber abusado de miembros de los Boy Scouts en las décadas de 1970 y 1980 y será juzgado por separado.
Nueve personas que dijeron haber sufrido abusos por parte del religioso llevaron el caso contra Barbarin a los tribunales.
“Esta es una victoria que envía una fuerte señal a muchas víctimas y también a la Iglesia”, manifestó François Devaux, presidente de la asociación “La Parole Liberee”, que agrupa a víctimas de Preynat.
“Vemos que nadie está por encima de la ley. Hemos sido escuchados por el tribunal. Este es el final de un largo camino”, agregó.
Un abogado que representa a algunas de las supuestas víctimas de Preynat, Yves Sauvayre, calificó el veredicto de “histórico”.
“El cardenal está condenado porque no hizo lo que tenía hacer”, afirmó.
Según las víctimas, altos cargos eclesiásticos estaban al tanto de las acciones del sacerdote desde 1991, pero le permitieron estar en contacto con menores hasta su retirada en 2015.
Además de Barbarin, en el banquillo se sentaron un arzobispo, un obispo, un cura y otros dos funcionarios. Otro alto cargo de la Iglesia, el cardenal Luis Ladaria, estaba acusado pero no compareció porque el Vaticano invocó su inmunidad diplomática.