J.R., de 26 años, nunca había salido de Cuba y soñaba con el momento de conocer algo del mundo. Con las limitadas opciones que tenía, decidió viajar con un amigo a Serbia, país de libre entrada para los cubanos. Pero su sueño se convirtió en pesadilla al aterrizar en el aeropuerto Nikola Tesla, de Belgrado.
“Llegamos a Serbia el miércoles 8 de marzo; pero nos negaron la entrada al país porque, según ellos, somos posibles inmigrantes. Solo dejaron pasar a mujeres con niños y algunas personas mayores”, nos comenta J.R. vía WhatsApp.
El joven, que pidió anonimato por razones de seguridad, es uno de la treintena de cubanos, según varias fuentes, retenidos desde hace una semana en condiciones deplorables en el aeropuerto internacional de Belgrado, recibiendo apenas alimento y sin explicación alguna por parte de las autoridades. Se cree que podría haber más personas en la misma situación.
“Nos encerraron en un cuarto de cuatro literas, en los días posteriores siguieron encerrando cubanos. En mi cuarto ya somos 11; es decir, hay más de los que deberían. Varios duermen en el piso o compartiendo la misma cama. Han pasado hasta 24 horas sin darnos comida (que consiste en pan y agua, más un pequeñito cereal). Llevamos días comiendo solo eso, que nos traen solo dos veces al día”, cuenta mientras insiste en pedir discreción con su identidad, ya que del grupo es el único que tiene comunicación con el exterior en este momento.
J.R. reporta que la situación es grave, sobre todo para menores de edad y personas con distintos padecimientos. “Hubo una niña de 13 años con hipertensión que estaba junto a su mamá y su padrastro, y no los dejaron pasar. Se sintió mal, la atendieron y se la llevaron para otro cuarto. No hemos sabido más de ellos. En esta habitación otra persona tuvo que ser atendida porque se desmayó”, relata.
Otros familiares y amigos de los detenidos se han comunicado con OnCuba para denunciar el caso. “Dos familiares míos, como muchos otros, llegaron a Serbia el día 10 de este mes. Los pusieron también en un local, sin una cama siquiera, con malas condiciones higiénicas y de alimentación, solo les dan pan y agua. Sin derecho a defensa ni comunicación”, revela Rosa María Nasch.
Nasch y otros familiares han intentado comunicarse con autoridades del aeropuerto y con el consulado de Cuba en Belgrado. Hasta el momento no han recibido respuesta.
El estado de total incertidumbre e incomunicación lo corrobora J.R. desde dentro. “Nadie nos dice nada, ni policía ni inmigración. Hemos intentado hablar, y nada. Nosotros pagamos nuestro pasaje de regreso si es necesario; no importa. Pero ni siquiera tenemos a quién decirle. Llevamos una semana y cada día nos debilitamos más”, concluye.
En especial durante los últimos meses, son decenas y a veces más los cubanos que arriban a diario a Belgrado por diferentes vías. De ellos, una parte lo hace con intención de quedarse a residir en Serbia o cruzar fronteras para llegar a Italia o España, principalmente. Aunque es un país con acuerdo de libre visado con Cuba, son las autoridades de frontera las que deciden finalmente si a una persona se le permite o no la entrada al país.
Cuando un pueblo emigra los gobernantes sobran