A una semana de la explosión en el puerto de Beirut que causó la muerte por lo menos a 160 personas y lesionó a otras 6 000, el primer ministro libanés Hassan Diab presentó su renuncia junto con varios integrantes del gabinete presionado por la indignación pública.
Diab acudió al palacio presidencial el lunes para presentar la renuncia del grupo del gabinete. Ha sido el resultado de un fin de semana de protestas en contra del gobierno después de los acontecimientos del pasado 4 de agosto.
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El momento representa el dilema político que vive Líbano. Desde octubre, ha habido enormes manifestaciones para exigir la salida de todo el liderazgo basado en sectarismo por la arraigada corrupción, incompetencia y mala administración.
Aunque la renuncia de Diab parecía inevitable tras la catástrofe, parecía poco dispuesto a salirse y hace tan sólo dos días dio un discurso televisado en el cual ofrecía quedarse durante dos meses para permitir que varias facciones llegaran a acuerdos para las reformas. Sin embargo, la presión al interior de su gabinete pareció ser demasiada.
El gobierno de Diab fue formado después de que su predecesor, Saad Hariri, renunciara en octubre en respuesta a las manifestaciones. Pasaron meses de disputas entre las facciones de liderazgo antes de que escogieran a Diab.
Su gobierno, que recibió apoyo de grupo armado Hezbollah y sus aliados y era considerado unilateral, básicamente estuvo condenado desde el inicio, cuando recibió la tarea de cumplir demandas para reformas compuestas por todas las facciones que los reformistas quieren expulsar.
“Espero que el periodo provisional no sea largo porque el país no puede soportarlo. Esperemos que un nuevo gobierno se forme rápidamente”, dijo el ministro de Obras Públicas Michel Najjar a la prensa. “Un gobierno efectivo es lo menos que necesitamos para salir de esta crisis”.
Durante las protestas del fin de semana hubo enfrentamientos con las fuerzas de seguridad que rociaron gas lacrimógeno a los manifestantes.
Se cree que la explosión fue causada por un incendio que detonó una reserva muy volátil de nitrato de amonio. El material estaba almacenado en el puerto desde 2013 con pocas medidas de seguridad a pesar de las varias advertencias de peligro.
EFE/OnCuba