Irán criticó duramente el martes las nuevas sanciones de Estados Unidos al líder supremo y otros altos cargos de la República Islámica, señalando que significan el “cierre permanente” de la diplomacia entre Teherán y Washington. El presidente de Irán, por su parte, describió a la Casa Blanca como “aquejada de retraso mental”.
El presidente, Hasán Ruhani, fue más allá calificando las sanciones contra el líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, de “indignantes y estúpidas”, especialmente porque el clérigo chií de 80 años no tiene previsto viajar nunca a Estados Unidos.
Desde Israel, John Bolton, asesor de Seguridad Nacional del presidente Donald Trump, dijo que el diálogo con Estados Unidos aún era posible y que dejan una “puerta abierta” a Irán.
Pero las reacciones desde Teherán mostraban claramente que sus líderes piensan lo contrario en un momento de alta tensión entre las dos naciones por el programa nuclear iraní y el derribo de un dron de vigilancia del ejército estadounidense la semana pasada.
“Las infructuosas sanciones contra el liderazgo de Irán y el jefe de la diplomacia iraní significan el cierre permanente de la vía diplomática con el frustrado gobierno de Estados Unidos”, dijo el vocero del Ministerio de Exteriores, Abbas Mousavi, en declaraciones publicadas por la agencia estatal iraní IRNA.
La crisis que afecta a Oriente Medio radica en la decisión de Trump de sacar a Estados Unidos del acuerdo nuclear de 2015 con Irán hace un año y reinstaurar las asfixiantes sanciones a Teherán. La República Islámica cuadriplicó recientemente su producción de uranio enriquecido a bajo nivel, y podría violar uno de los términos del pacto la próxima semana, al tiempo que amenazó con aumentar el grado de enriquecimiento a los niveles necesarios para fabricar armas el 7 de julio a menos que Europa no ofrezca un nuevo acuerdo.
Citando amenazas iraníes no especificadas, Estados Unidos envió un portaaviones a la región del Golfo Pérsico y desplegó tropas adicionales, además de las decenas de miles de soldados que ya tiene en la región. Esto despertó temores a que un error de cálculo o un futuro aumento de las tensiones pudiesen dejar a los dos países al borde de un conflicto abierto a 40 años de la Revolución Islámica.
El presidente Trump decretó el lunes las nuevas sanciones contra Jamenei y sus asociados.
Las sanciones se impusieron luego de que Irán derribó la semana pasada un avión no tripulado de vigilancia, valorado en más de 100 millones de dólares, sobre el Estrecho de Ormuz, un ataque que agravó la crisis en la región. Tras el incidente, Trump estuvo a punto de ordenar un ataque militar de represalia, pero continuó su campaña de presión contra la República Islámica.
Funcionarios estadounidenses dijeron que también hay previstas medidas similares contra el ministro iraní de Exteriores, Mohammad Javad Zarif, algo que enojó a Ruhani durante su discurso televisado del martes.
“Sancionan al ministro de Exteriores simultáneamente con una solicitud de diálogo”, dijo un exasperado Ruhani, que calificó las sanciones de “indignantes y estúpidas”.
“La Casa Blanca está aquejada de retraso mental y no sabe qué hacer”, agregó el mandatario.
En Washington no hubo reacción inmediata de madrugada a las declaraciones iraníes. La dura retórica recuerda a los ataques verbales norcoreanos a Trump antes del dramático cambio de rumbo y del inicio de las negociaciones con Estados Unidos. Sin embargo, en este caso no hay indicios de que el liderazgo iraní acepte ese diálogo.
Las palabras de Mousavi se hicieron eco de las del embajador de Irán ante Naciones Unidas, Majid Takht Ravanchi, que el lunes advirtió que la situación en el Golfo Pérsico es “muy peligrosa” y apuntó que las conversaciones con Estados Unidos eran imposibles por la escalada de las sanciones y la intimidación. Por su parte, el representante estadounidense en la ONU, Jonathan Cohen, dijo que el objetivo del gobierno de Trump es hacer que Teherán vuelva a las negociaciones.
La última ronda de sanciones impide que Jamenei y altos cargos del ejército iraní accedan a recursos financieros y bloquea su acceso a cualquier activo financiero bajo jurisdicción estadounidense.
Las sanciones se anunciaron mientras el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, se reunía en Oriente Medio con funcionarios de Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí sobre la creación de una amplia coalición global, que incluiría a naciones asiáticas y europeas, para contrarrestar a Irán. Es probable que Pompeo encuentre problemas para vender la iniciativa en Europa y Asia, especialmente a los países que siguen comprometidos con el pacto nuclear de 2015.
Por otra parte, el asesor de Seguridad Nacional John Bolton apuntó que Trump estaba abierto a negociaciones reales para eliminar el programa de armas nucleares de Teherán y señaló que “todo lo que tiene que hacer Irán es cruzar esa puerta abierta”.