En estos días se habla mucho de Watergate, el gran escándalo de la década de 70 del siglo pasado que marcó pautas en el periodismo y la política, y acabó con la vida pública de Richard Nixon. Todo por la grave crisis de credibilidad que atraviesa su succesor, Donald Trump, lo cual constituye una buena oportunidad para hablar de los cubanos de Watergate. Porque los hubo. Los cubanos están metidos en todos lados.
Hace ya dos décadas conocí a Eugenio Martínez, más conocido en Miami como “Musculito” por ese hábito que tuvo (ahora ya no puede) de dedicarse a las pesas en los gimnasios en los tiempos libres de su trabajo para la CIA. Sentados en el restaurante Versailles, en la Pequeña Habana, Martínez se decía en gesto elocuente: “Aquí nadie ha preguntado por qué hubo cubanos en Watergate”. ¿Bueno? “Porque queríamos encontrar una conexión de los demócratas con Fidel Castro”, contestó.
Bueno, me dije. Siempre tiene que haber un Fidel también metido en todo. Pero lo cierto es que quien estaba preocupado con esa conexión era Richard Nixon, porque se estaba disputando su reelección contra el demócrata George McGovern y organizó toda la conspiración del asalto a la sede demócrata en el edificio Watergate, en el corazón de Washington DC, al borde del río Potomac. Nixon quería encontrar todo lo que pudiera “ensuciar” a McGovern. Howard Hunt, el hombre de las tareas difíciles de H.R. Halldeman, entonces jefe de despacho del mandatario, fue llamado a organizar el asalto a la sede demócrata.
Veterano de la CIA y de Bahía de Cochinos, Hunt se viró hacia su gente y no tuvo que ir muy lejos. La encontró en Miami. Martínez, Bernard Baker y Frank Sturgis, que nacieron en Cuba de padres estadounidenses, y Virgilio González. Todos con estupendas credenciales anticastristas que vinieron a Estados Unidos con un objetivo en mente: tumbar a Fidel Castro.
Fueron exitosos. No tumbaron a Fidel Castro sino a otro presidente, al mismo Richard Nixon. El presidente del país que los acogió. La historia se explica rápidamente. De los cinco “plomeros” de Watergate, el quinto, James McCord, era estadounidense. Según confesó a un juez la mañana del asalto trabajaba también para la CIA.
Ingresaron al edificio uno detrás de otro y tenían tareas bien planificadas. Sturgis, que iba al frente, tenía la obligación de abrir la puerta y colocar una cinta para impedir que se cerrara por accidente. Mi amigo Martínez era el último. Lo suyo era retirar la cinta una vez que todos estuvieran dentro. Pero Musculito se olvidó de ello. Minutos después, cuando el guardia de seguridad pasó delante de la puerta y vio la cinta, llamó a la policía; lo demás es historia. Estalló el escándalo y Nixon terminó renunciando a la presidencia.
Cuando salimos del Versailles terminé llevando a Martínez a su casa y seguimos conversando sobre Watergate, yo detrás del timón y él a mi lado, íbamos entrando en Miami Beach, cuando le comenté: “Oye Musculito, le zumba la berenjena que viniste acá para tumbar a Fidel y terminaste tumbando a un presidente americano”.
Abrió inmensamente los ojos, se puso en posición de alerta y soltó: “¿Tu viste eso? Que cosa más grande, señores”. Y nos echamos a reír. “La vida da cada sorpresa. Pero la verdad es que la cagamos”, terminó confesando.
Nos reímos bastante esa tarde. Y nos hemos reído después. Pero es cierto: los cubanos entraron en la historia de Estados Unidos por tumbar al presidente equivocado.
Y ahora el cubanoamericano Marco Rubio, ¿Qué dirá del nuevo Watergate de Trump, va a hacer también como “Musculito”?. Vamos a ver cómo mueven las fichas los cubanoamericanos simpatizantes de Trump en este nuevo escándalo.
Primero: No es un nuevo Watergate –es peor. Pero aun no esta claro si el impeachment va o no va. Segundo: respondiendo su pregunta, se puede adelantar con un razonable nivel de certeza que esos cubanoamericanos, que no tienen nada de especial, haran lo mismo que sus correligionarios republicanos en caso de que haya evidencia aplastante, indefendible, de que Trump violo la ley: bajarse del barco antes de que se hunda. Lo mismo que haria usted o cualquiera que quiera poner a salvo su carrera politica.
Han hecho de la politica contra Cuba un gran negocio que los ha llevado a cosas insolitas como las que se cuentan. Qué futuro le esperaría a Cuba si esta mafia mal llamada cubana, llega a tomar el país. Con todas sus consignas de libertad y democracia son mas facistas que Pinochet, ante todo lo qu ehan hecho se queda chiquita cualquier critica al gobierno cubano, pues no tiene comparación su intolerancia, crimenes, cinismo, censura de todo lo que provenga de Cuba y ademas narcotraficantes, Que Dios nos libere de tanta calaña
Yo llamaría al artículo, los americanos de watergate, esta gente no tiene nada de cubano, apatridas..
Pues son tan cubanos como usted. Hablan igual que usted, les gusta la carne de puerco, los frijoles negros, la yuca con mojo y el dulce de guayaba con queso. La diferencia esta en otros dominios. Vaya a la obra de Jose Marti, especialmente la del periodo
1890-1893, para encontrar la respuesta.
Jorge Fernández: En el escándalo denunciado por los democrátas de que Rusia le dió información a Trump para que triunfase en las elecciones Marco Rubio salió a tenderle la mano en el senado a cambio de que diera un giro contra Cuba. Seguro que esta vez se la va a pensar bien porque no querrá irse por el tragante junto con Trump si al final sucede. Esto promete ser una telenovela de muchos capítulos. Y mira quienes están en este atolladero involucrados: Rusia y Ucrania, vaya a saber!. Y ahora apareció Australia.
Pinareñosss
Jorge no hable tanta bobería, que dejar un pueblo en la miseria total despues de 60 años es el mayor descaro y flagelo que ha ocurrido en la historia de Cuba y no son los cubanos-emericanos los protagonista de esa historia. Tiene toda la Razón ni Pinochet le hizo tanto daño a su pais como los Castros y la Robolución se lo están haciendo a Cuba.
Por suerte no tuvimos a los Mas Canosa y a los plomeros desprestigiados de Watergate en un gobierno, pobre de Cuba si así hubiera sido. Y hubo uno que en Radio Mabí-Radio Martí pidió licencia de 3 días para matar a los cubanos revolucionarios sin juicio ni mucho menos. Y después se llenan la boca para hablar de los derechos humanos y que si la miseria en Cuba, son una partida de fracasados todos.