El telón ha caído. No hay duda razonable acerca de que Donald Trump será el candidato republicano a las elecciones presidenciales de 2024. Su victoria en las primarias republicanas del martes 23 de enero en New Hampshire lo ha apuntalado.
Analistas, académicos y periodistas especializados así lo han escrito o discutido en multiplicidad de foros. Y lo ha reconocido hasta el presidente Biden: “Ahora está claro que Donald Trump será el candidato republicano. Y mi mensaje al país es que lo que está en juego no podría ser mayor. Nuestra democracia. Nuestras libertades personales: desde el derecho a elegir hasta el derecho a votar. Todo está en juego”, dijo dirigiéndose a la nación el mismo martes.
Por otra parte, después de New Hampshire ciertos líderes y voceros republicanos han venido intensificado la presión sobre Nikki Haley para que se aparte, de manera que el partido pueda concentrarse en la lid entre Biden y Trump. “No hay un camino para que Nikki sea la nominada”, escribió uno. “Hay un camino para frenar a Trump y ayudar a Biden. Eso es lo que ella está haciendo al permanecer en esta carrera”.
Paradójicamente, son dos candidatos que, según las encuestas, la mayoría de los estadounidenses no quisieran ver de nuevo frente a frente.
Los números de Iowa
“La victoria aplastante de Trump en Iowa allana el camino a su nominación como candidato republicano a presidente”, señalaron varios medios. Pero el adjetivo empleado precisa de un acercamiento alternativo, eso que los constructores llaman “el fino”, el acabado que lleva una pared después que se levanta.
Si se examina la cobertura sobre el caucus de Iowa, se verá que se dedicó a subrayar, de forma abrumadora, la idea de esa “aplastante” victoria del expresidente Trump, quien obtuvo el 51 % de los votos en el estado.
Pero no es una lectura exacta. Deja fuera cuán pocos de los votantes registrados en Iowa le dieron a Trump esa “aplastante victoria”. Según el secretario de Estado de Iowa, hay alrededor de 1,5 millones de votantes registrados en ese territorio.
El total de votos a favor de Trump fue de 56 260. Eso representa el 3,7 % de los votantes registrados. Los partidarios de Trump representaron apenas el 2 % de la población en edad de votar de Iowa.
Actualmente, demócratas, republicanos e independientes representan el 31 %, el 39 % y el 29 % de los votantes de Iowa, respectivamente. Solo el 7,3 % de los votantes registrados de Iowa y el 18,5 % de los republicanos registrados participaron en los caucus.
Es que Iowa fue afectada por una ola de frío que impidió a muchos parroquianos trasladarse a los locales establecidos para ejercer el voto. Este dato se pierde en el flujo para subrayar, en cambio, la lealtad al caudillo de los incondicionales seguidores del culto. Con el jefe contra viento y marea.
Con estos datos en mente, se impone la pregunta: ¿Fue esa victoria de Iowa lo que en inglés se llama un landslide (avalancha)?
Los números de New Hampshire
Al celebrar su victoria en New Hampshire, el expresidente recurrió a su cuenta de Truth Social. Dijo que fue un récord histórico para los candidatos a las primarias presidenciales en ese estado: “ACABO DE ROMPER EL RÉCORD DE VOTOS EMITIDOS DE TODOS LOS TIEMPOS – AMBOS LADOS, DEMÓCRATA Y REPUBLICANO – EN LA HISTORIA DE LAS PRIMARIAS DE NEW HAMPSHIRE”.
Tiene razón. En New Hampshire hubo un número récord de votantes: más de 320 mil. Esto marcó un cambio respecto a Iowa. La cantidad de votos que obtuvo Trump (174 948) lo ubican, en efecto, por delante del poseedor del récord anterior, el senador Bernie Sanders cuando logró 152 193 votos en las primarias demócratas de 2016.
Al final, el margen de victoria de Trump sobre Nikki Haley se comportó, básicamente, como lo habían anticipado los encuestadores: 12 puntos de diferencia (54,3 % vs. 42 %). Como bien dice un comentarista, aquí “se ratificó el hechizo de Trump sobre el Partido Republicano”.
Veamos algunos datos:
- 3 de cada 4 votantes del Partido Republicano de New Hampshire le dieron su voto a Trump. Fue la mitad del electorado (50 %).
- Nikki Haley obtuvo el 58 % de los votantes independientes. Pero por un margen de 22 puntos en comparación con la ventaja de 49 puntos de Trump entre los republicanos.
- Los conservadores dominaron el electorado. El 67 % de los votantes se describieron a sí mismos como tales. Trump ganó el voto del 71 % de ellos.
- Haley, por su parte, ganó el voto del 72 % de los moderados, superando a Trump por aproximadamente 3 a 1. Pero fueron una proporción menor del electorado (28 %).
- Los votantes sin título universitario constituyeron la mayoría del electorado (52 %). Entre los votantes sin título universitario, Trump ganó el 67 %. Solo el 31 % votó por Haley.
Como señaló el analista Steve Kornacki, de MSNBC, en las primarias republicanas de New Hampshire nunca se habia visto una brecha más grande entre las preferencias de los votantes independientes y los republicanos.
Pero hay otro dato interesante: el 83 % de los votantes de Haley (y el 42 % de los votantes en general) dijeron que no considerarían a Trump apto para ocupar el cargo en caso de ser declarado culpable de un delito. Por su parte, un análisis de la —no precisamente aséptica— Fox News encontró que el 35 % de los votantes de New Hampshire estarían tan insatisfechos con una nominación de Trump que no votarían por él en noviembre.
Se trata de una brecha que podría aumentar a nivel nacional. Trump necesitará una coalición para ganar, una mucho más amplia que el movimiento Make America Great Again (MAGA), el responsable último de sus victorias en Iowa y New Hampshire.
Una de las lecciones de New Hampshire es que el poder de los votantes independientes no fluyó en medida suficiente hacia Nikky Haley. Por eso perdió. En otras palabras, los esfuerzos por formar una coalición de votantes independientes y republicanos anti Trump, con el apoyo del gobernador del estado y de varios donantes poderosos, no tuvieron éxito.
Por último, si Trump ganó como lo hizo fue además porque los votantes que apoyaban a Vivek Ramaswamy y Ron DeSantis, que se retiraron de la contienda, se fueron con él y no con Haley.
La contienda republicana ahora se traslada el 24 de febrero a Carolina del Sur, estado tan o más conservador que Iowa y donde la candidata no está en su mejor terreno, a pesar de haber nacido allí y sido su gobernadora de 2011 a 2017. En Carolina del Sur Trump ha liderado las encuestas por más de 30 puntos. Si se produce la derrota de Haley en ese estado, como se espera, no tendrá más opción que tirar la toalla. Pero por ahora no lo hará, a pesar de las persistentes apelaciones en sentido contrario por parte de los trumpistas y sus alrededores.