Entramos en el último cuatrimestre del año. No parece que tengamos en estos últimos meses ninguna noticia que haga variar sustancialmente y para mejor el comportamiento de la economía cubana, al menos para lo que queda de año.
No es posible negar que la presidencia de Lula en Brasil, la posibilidad de que el partido Morena continúe en la presidencia en México, la consolidación del MAS en Bolivia y la mejora de la economía venezolana son buenas noticias. Habría que sumar las conversaciones sostenidas con los representantes del Club de París.
Internalizar esos cambios favorables en el entorno podría ayudar al esfuerzo de reforma y recuperación de la economía nacional.
Sin embargo, tenemos ya algunas certezas de lo que nos queda todavía durante este año:
- No se alcanzará el crecimiento planificado del PIB.
- No se logrará un incremento sustancial de la oferta.
- No se alcanzará la cantidad de turistas proyectada.
- La inflación no será contenida en la medida que hace falta.
- La asignación de los recursos de inversión no se habrá modificado para orientarla preferentemente hacia aquellos sectores que pudieran paliar, al menos en parte, la escasez de productos de primera necesidad.
- Seguiremos padeciendo el susto eléctrico por falta de generación, y la escasez de combustibles.
- La empresa estatal seguirá aún lejos de alcanzar la dinámica que justifique ese rol fundamental que se le reconoce en atención a su peso en el PIB y habrá que seguir esperando en el muro de la paciencia por una ley —la ley de empresas— que contribuya a su tan ansiada autonomía.
- La inversión extranjera permanecerá limitada por todos aquellos obstáculos que fueron listados por las autoridades del Ministerio de Comercio Exterior e Inversión Extranjera hace ya casi dos años.
- La renegociación de la deuda con proveedores aún se demorará.
- Las pymes seguirán cargando con el San Benito de ser las causantes de la inflación y se mantendrán sumergidas en un océano de incertidumbres legales y políticas.
- Para lo que queda de año se mantendrá el drenaje de cubanos jóvenes y no tan jóvenes hacia el exterior.
- La bancarización generará más preocupaciones que soluciones, más colas delante de los cajeros allí donde existen y funcionan, y más tiempo empleado por la población en lograr un servicio que está lejos de satisfacer la necesidad que de él se tiene.
- No tendremos un verdadero mercado cambiario y la capacidad de una intervención eficaz en él parece más inalcanzable que el horizonte.
La paradoja: cuando más se hizo, peor estamos
Si todo esto que está ocurriendo y ocurrirá fuera el resultado de no haber hecho nada en los últimos años, entonces todo sería más fácil de entender y, quizás, también sería más fácil proponer soluciones. Pero no es así.
Se hizo quizás lo increíble: vacunas nacionales contra la COVID-19 que salvaron decenas de miles de vidas, incluso las de muchos que decidieron no estar aquí y los protegieron en su largo y, a veces peligroso, peregrinaje hacia otras latitudes.
También se dieron otros pasos más directamente asociados a la economía, desde adoptar una lista negativa que amplió las oportunidades de fundar y desarrollar negocios, pasando por la autorización para que las empresas estatales pudieran establecer negocios con el sector no estatal; aceptar que ese mismo sector pudiera importar —cierto que siempre intermediado por una “impo-expo” estatal—; también hemos visto el incremento del número de estas últimas empresas y el hecho de que hoy pueden importar prácticamente cualquier producto; la apertura a las pymes, etcétera, etcétera.
Se ha intentado recuperar sectores productivos claves —agropecuario y agro azucarero— con extensos programas de medidas. Se intentó incluso lograr el sueño de tener una sola moneda y una sola tasa de cambio y enrumbar el entuerto monetario heredado desde los años noventa.
Resultará paradójico, pero quizás en los años —estos últimos tres— en que más medidas se han adoptado para devolver al sistema económico su dinámica, en que más apertura se ha logrado en el funcionamiento de la economía si lo comparamos con períodos anteriores, resultan ser en los que peores resultados se han obtenido.
Sería contraproducente que una interpretación mecánica de esta paradoja lleve a asumir que la razón, o una de las razones de esta multicrisis está en la “apertura” de la economía.
Es cierto que estamos ahítos de diagnósticos, que nos hemos “embuchado” con listados interminables de trabas inexplicables y altamente resilientes, que hemos sufrido de esa enfermedad que se llama “parálisis por análisis”, que en algunos sectores hemos generado más medidas que capacidad y recursos para ejecutarlas…
Los prejuicios, los intereses sectoriales y el miedo político nos han llevado y traído una y otra vez desde y hacia propuestas mediatizadas, donde aquellos prejuicios se han impuesto a la racionalidad de las propuestas y han generado excesivas incoherencias, demasiada incertidumbre.
Las heridas que han dejado esa combinación de factores —deformaciones y distorsiones internas, medidas de Trump, pandemia por COVID-19, Ordenamiento malogrado— no son para nada superficiales, algunas tocan “órganos vitales” de nuestro cuerpo social. Algunos de esos órganos tendrán que ser repuestos casi en su totalidad.
Redimensionamiento estatal
Sanear nuestra economía es mucho más que incrementar a todo costo ingresos presupuestarios, es también recortar drásticamente gastos y para ello no queda otro camino que redimensionar el aparato estatal y el sistema empresarial estatal.
Esa experiencia ya es conocida, pues en los inicios de los noventa hubo que hacer algo parecido. Claro que fue en otras condiciones internas y externas, así que no es posible repetir al calco la fórmula, pero tampoco es conveniente desecharla ex ante.
Ello también obliga a ampliar aún más las oportunidades para todas y todos, porque detrás de cada punto porcentual de recorte habrá una familia que tiene que lograr acomodarse dentro de Cuba.
Un aparato estatal sobredimensionado en relación con la capacidad económica del sistema no es para nada una fortaleza, es más bien todo lo contrario.
En nuestras condiciones actuales no es posible sostener más entidades presupuestadas que empresas estatales en el sector productivo y más empleados en el sector presupuestado que en el sector empresarial estatal de la economía.
De la misma forma, tener un sinnúmero de empresas estatales en todos los sectores, de todos los tamaños y con resultados que dejan mucho que desear, atadas umbilicalmente a sus respectivos ministerios, nos ha traído hasta esta situación que enfrentamos hoy.
No se define el socialismo por la cantidad de empresas estatales que existan. Ningún texto “clásico” lo dice, pero sobre todo no hay evidencias que lo demuestre.
Es cierto, sin embargo, que si no son estatales entonces tienen que ser “no estatales” en todas y sus muy variadas formas que puedan asumir.
Ocurre hoy en día que el fantasma de las pymes recorre Cuba y que, gracias en buena parte a los medios de comunicación, ha desplazado al “Ordenamiento” como el culpable principal de nuestros males actuales, en especial de los altos precios y consecuentemente del bajo poder adquisitivo del salario, como si antes de que ellas nacieran ya no estuviéramos padeciendo esos males ¡Vaya con la memoria y con la historia!
Añoranzas
Recuerdo en los primeros años de la década del noventa, cuando se abrieron los tiendas en dólares norteamericanos, constantes y sonantes, el tremendo rechazo que las mismas tuvieron en una parte de la población. Luego se convirtieron en mucho más que un complemento de la oferta de bienes y hoy casi todos las recuerdan con añoranza, al igual que al CUC.
Sin hacer esos cambios estructurales en toda su profundidad, no se alcanzará una victoria real, sostenida, en la lucha contra la inflación. Un programa de estabilización macroeconómica que trate a medias este problema, que posponga lo que hay que hacer por temor al costo político presente, solo contribuirá a costos políticos mayores en el futuro inmediato.
Hemos escogido desde hace ya varias décadas la “gradualidad” como la manera de conducir los cambios. Al final, al menos en economía, no hemos resuelto los problemas esenciales y hemos prolongado tanto la cura, que para muchos se hizo imposible la espera y se fueron del país.
Es cierto que las curas de shock son dolorosas, pero el shock sin cura es mortal.
Muy de acuerdo con lo expresado. Un análisis pragmático y realista. La economía no se mueve con consignas sino con el conocimiento y aplicación de principios y leyes de política económica.
Muy buen trabajo pero, siempre hay un pero y se trata de que no veo una propuesta concreta de que medidas se pudieran adoptar abordar el tema sin ofrecer posibles soluciones aún cuando fueran medidas de shock me parece más de lo mismo
Saludos
Las mrdidas han sido propuestas por el autor y muchos otros economistas. La pelota esta del lado de los decisores. Se les esta acabando el tiempo.
Se han hecho las acciones mencionadas; sin embargo, se teme por razones políticas, hacer la más importante, liberar las fuerzas productivas, que están trabadas por lineamientos, leyes, decretos, resoluciones, entre otras.
Todo eso está claro. Pero sigue esperando mucha gente como restablecer su salud con tratamientos pendientes. Por falta de instrumental médico , quirófano cerrado. Podrá haber falta de comida y recursos. Pero de medicina es ,CRIMINAL
presidente, vicepresidentes +1er ministro, n vices+; asamblea nac. De 400+; cte. Central; csejo minst; Buro p;consejo de E y las estructuras de apoyo. Org nac ;estruct Prov y todos hablan de lo mismo
Para mí está más que claro que gran parte de la responsabilidad de todo lo que está ocurriendo es seguir al pie de la letra sus recetas que no han servido absolutamente para nada más que poner la cosa peor.
Se llama gatopardismo politico, hay que cambiarlo todo para que nada cambie. Conclusión, una nación en vias de extinción.
¿Incapacidad para dirigir el país? No, estoy pensando que no… Están demostrando q les sobra, pero… para sus intereses personales.
Muy poco espacio para comentar temas tan interesantes
El dinero real y la mata de limón, en plena ordenación, como se dice en Pinar del Rio.
Una persona tiene matas de limones, las vende a 500,00 CUP la libra; buenos, regulares o secos, da igual. El estado le oferta servicios en hoteles de Cayo Largo del Sur. En CUP a precios “accesibles, para vendedores de limones”. El y su familia van a recrearse con el dinero que le sacaron a la carísima mercancía, que venden a los que solo pueden comprar para comer, sobrevivir y sienten la inflación que galopa sobre la mayoría y aun nadie dice dónde va a parar. El que se recrea usa de todo y produce un gasto al pueblo que no tiene fuentes de ingreso en la moneda necesaria, para traer todo lo que para el servicio en los hoteles es necesario, casi nada y posiblemente hasta los limones que usan para el servicio se los compró a ese mismo cliente en divisa o su equivalente. Eso se llama autofagia.
Por que el estado no induce la inteligencia de la ciudadanía ? estimulando el ahorro a plazos fijos, para que los que venden limones se sientan más atraídos por el N%, mayor que el actual, y este cubano, en lugar de jugar con las bondades del estado , se sacrifique por un beneficio mayor a mediano y largo plazo, lo que le mantiene invirtiendo el dinero en el desarrollo que el estado quiere lograr en esferas que benefician a todos por igual, sin sacrificar ni a los que sufren el alza de los precios, ni a los que lo producen vendiendo “limones”, eso haría mas rentables a los hoteles.
Quien hizo ya el cálculo de cuánto gasta el estado para supuestamente satisfacer la capacidad adquisitiva (demanda) de los que producen y disfrutan la inflación.
Quien hizo ya el cálculo de cuánto dinero tienen los inflacionistas bajo el colchón, disminuyendo la liquides del banco; y limitando el uso de ese dinero en mover la economía imprescindible.
Cuanto afectan a la inflación, los estímulos periódicos como consecuencia de inflación por los precios mal calculados y no de aumentos de producción y calidad real de las ofertas sin control, que es casi que lo mismo que descontrolada, quien la paga , y quien la sufre???, es casi un trabalenguas, pero es un trabavidas.
QUE SIGAN ESCRIBIENDO
DEBAJO LOS QUE MAS SABEN DE ESTO Y VIVEN ESTOS TEMAS.