La “comenda” fue una modalidad de comercio de la Venecia medieval que logró hacer de ella una ciudad comercial y rica, y facilitó la movilidad social de una parte de la su población en una época en la cual todavía existía el prejuicio de que los seres humanos nacían “desiguales” por naturaleza misma: aristócratas unos, siervos, plebeyos, comerciantes, etcétera. Fue una época aún muy lejana de la Revolución Industrial inglesa y de la consolidación del capitalismo, una época donde el capital comercial era predominante y donde la alianza entre los comerciantes y el poder político era “funcional” a ambos.
En esa modalidad de comercio, la comenda, la forma de organización era muy simple pero muy efectiva. Un sujeto, prácticamente con nada nada más que sus ganas de tomar riesgo y con muchas aspiraciones de ascender en la pirámide social de la época se aliaba con otro, con capital suficiente, para desarrollar su “negocio comercial”. El primero viajaba y se exponía a las vicisitudes del comercio de aquella época, que incluía muchas veces hasta el riesgo de su vida. El segundo, adelantaba el capital y asumía el riesgo financiero y recibía una parte sustancial de las ganancias que el negocio generaba.
Durante al menos dos siglos el sistema funcionó perfectamente, excelente a los intereses individuales de los comerciantes y también a los de las clases altas de la ciudad. Permitía al que hacía la labor, obtener unos ingresos que a la vez lo sacaban del estrato social donde estaba, y consolidaba el poder económico del financista. Encima, esta modalidad contribuía, vía impuestos, a la riqueza de la ciudad.
Durante un tiempo Venecia no solo fue el centro del comercio de Europa, sino también el lugar a donde llegaban los adelantos tecnológicos de ambos mundos: el asiático y el europeo.
El comercio cumple, entre otras funciones, esa de difundir la tecnología y permite, si se hace bien, apropiarse de ella. Primero a través de la imitación y luego gracias a la innovación. Pero la etapa de luna de miel entre las clases pudientes y la comenda llego a su fin, cuando aquellas clases pudientes vieron amenazado su propio poder por la riqueza acumulada por las personas que participaban en ese tipo de arreglo comercial.
Entonces, surgió una nueva institución, el llamado “serrato”, que limitó y prácticamente hizo desaparecer aquella forma moderna y ágil de comercio. Con el serrato llegó también el declive de Venecia, perdió su posición de vanguardia dentro de las ciudades europeas, no pudo incorporarse a tiempo a la transformación capitalista y terminó siendo una especie de “ciudad para turistas”, tal cual es hoy. Como hecho socioeconómico, la comenda es mucho más complejo que este relato simplificador.
La comenda me vino a la mente después de leer varias noticias acerca de los cubanos viajeros. Para mí es una gran felicidad que muchos cubanos hoy puedan viajar, que lo hagan sin pedirle permiso a su jefe, sin tener que justificar porqué viajan. En realidad quisiera que fueran el doble de los que lo hacen hoy, pues eso significaría que muchos cubanos tienen suficientes ingresos para darse una vueltecita por ahí. Es cierto que otros muchos no lo tienen, pero la culpa no es de esos que sí viajan.
Que lo puedan hacer con sus hijos o con sus esposas, o con ambos, es parte de un cambio que todos ya hemos incorporado como natural pero que costó años poder alcanzar.
Las razones por la que los cubanos viajan son muchas. Desde los que intentan alcanzar la condición de residencia a o ciudadanía en algún otro país y con ello lograr beneficios económicos y también de otro tipo, hasta los que lo hacen por la simple razón de la curiosidad: para ver qué hay del otro lado, para “testear” cuáles son sus posibilidades. En el medio hay una inmensa gama de otras razones. Una de ellas, quizás de las más importantes, es la del comercio.
Se reproducen abajo algunas de las noticias sobre este asunto:
Cifras oficiales muestran que en 2017 más de 71,700 cubanos viajaron a Panamá con visa de turistas, la mayoría de ellos fue a comprar a la zona franca.
“Hay más de 15.000 cubanos que vienen a la ZLC para comprar y enviar su mercadería a su país”.
El pasado mes de enero el gerente de la conocida Zona Libre de Colón, Manuel Grimaldo, detalló el impacto económico que generan los ciudadanos de la Isla que viajan hasta territorio panameño con fines comerciales. Las compras de cubanos en este enclave comercial ascendían a 100 millones de dólares.
Los cubanos ahora se encuentran entre las principales fuentes de visitantes no guyaneses a esta nación del tamaño del estado de Idaho que tiene poco turismo: “Ningún otro grupo compra como los cubanos en Guyana. El comprador típico se queda de cuatro a seis días y gasta entre $2,000 y $3,000 en una visita, incluyendo compras, alojamiento, comida y otros conceptos básicos.
En el primer semestre de este año unos 65 000 “turistas cubanos” han viajado a México.
Muchos de los que van México o Panamá están motivados por el deseo de obtener un visado norteamericano, gracias al plan Rubio-Trump que impide conseguirlo en Cuba. El Consulado norteamericano en la Habana emitía miles de visas anuales. Podemos descontar a estos cubanos (muchos de los cuales venden sus libras, como en la comenda para poder financiar el boleto para obtener sus visas).
Concentremos la atención en las cifras de compra: en Panamá más de 100 millones, en Guyana unos 80 millones, no conocemos las de México, pero podemos estimarlas parecidas a las de Panamá, tampoco conocemos las de República Dominicana y las de Rusia. No sabemos las de Estados Unidos. Digamos que en total son entre 250 millones y 300 millones en mercancías compradas en el extranjero, de forma minorista y vendidas en Cuba, también de forma minorista, aun cuando las restricciones aduaneras cubanas son bastante restrictivas.
A esa cantidad de dinero habría que sumar los costos del ticket de avión y el visado, dineros que van a parar a las arcas de otros países. Gastos que después se prorratean en los precios de todos los bienes importados. Dineros que salen de Cuba cuando una buena parte de ellos podría quedarse en el país.
También hay que distinguir dos tipos de compras: aquellas que tienen como finalidad el comercio puro y duro y persiguen una ganancia comercial y aquellas otras que tienen como finalidad proveerse de materias primas y algunos equipos para llevar adelante un negocios (aires acondicionados, refrigeradores, ventiladores, lavadoras, fregadoras de plato, insumos, etcétera.) Además está todo aquello que permite el desabastecimiento de los mercados estatales y que encuentra un resquicio por donde filtrársele a las regulaciones de aduanales. En general las compras van desde piedras de fosforera y pasta de diente e íntimas hasta televisores de última generación.
Desde la perspectiva puramente comercial, quien hace la operación recibe una utilidad, a veces de hasta el 100 por ciento de lo comprado. Quien compra satisface una necesidad y se ahorra una parte del ingreso que debería de gastar en una tienda estatal donde el mismo producto tiene un impuesto a la venta de 280 por ciento.
Nuevamente, desde la microeconomía, ambos ganan. El vendedor que aprovecha una falla del mercado interno (que tiene causas más profundas) y el consumidor que se ahorra una parte importante de sus ingresos y mejora sustancialmente la calidad del bien que va a consumir en comparación con el que le ofertan las tiendas estatales.
Es cierto que es un mercado totalmente atípico, que funciona con muchas fallas, desde información incompleta, hasta situaciones monopólicas, pasando por la incertidumbre de la intermitencia de la oferta, que muchas veces provoca tomar decisiones de compra poco racionales.
Desde la perspectiva más general, habría que decir que si bien la “mano invisible” del mercado facilita la satisfacción de ambos intereses, el del comprador y el del vendedor, no permite maximizar el bien común, y desde la perspectiva de la economía en su conjunto se producen pérdidas a escala general.
Vayamos a las causas. Las más superficiales de todas: el desabastecimiento de los llamados mercados estatales en CUC, la mala calidad de los bienes que se ofertan, el precio excesivo de la mayoría de ellos, la subordinación del consumidor al proveedor debido en lo fundamental a la falta de competencia por existir un gran monopolio en el comercio en CUC. Estas no son fallas de mercado, sino de la empresa estatal monopolista encargada de comercializar esos bienes.
(Por cierto, a nosotros, al pueblo, dueño de esas empresas, jamás se nos ha informado cuánto venden, cuánto gastan, quiénes son los principales proveedores y menos aún cómo se hacen esos contratos de suministro. Algo paradójico. Quizás la nueva Constitución pueda ayudar a solucionar esa “pequeña” contradicción.)
Si rascamos un poquito la superficie, entonces encontramos otras causas quizás más decisivas: la debilidad del sistema productivo cubano para proveer de bienes al mercado nacional (eso de importar chancletas plásticas o botas de trabajo casi que lo dice todo); la falta de correspondencia entre lo que se planifica y lo que se logra producir; la poca autonomía y capacidad operativa y financiera de la empresa estatal que no le permite aprovechar las oportunidades que una enorme demanda insatisfecha genera; la debilidad de las producciones locales para suplir con bienes propios de calidad sus mercados (qué decir de las toneladas de puré de tomate importado versus las tonelada de tomate echado a perder año tras año, esperando por los grandes proyectos de pequeñas industrias locales); la falta de un tejido de pequeña y mediana empresa no estatal que puede asumir algunos de esos riesgos descargando al Estado de semejantes gastos. Estas son algunas de esas causas, pero hay más.
¿Qué pudiera hacerse de corto plazo? Digamos que las personas que trabajan en la “comenda”, estos cubano-fenicios, pudieran acceder a esos mismos productos en Cuba, a precios parecidos a los que obtienen en los países donde invierten esos milloncitos.
Supongamos que, por ejemplo, se habilitan algunos de esos grandes almacenes, se abre el suministro al por mayor a grandes empresa proveedoras a las cuales se le cobra un impuesto sobre las ventas mayoristas. Si fueran 300 millones y se cobrara un impuesto del 5 por ciento, entonces el Estado cubano ganaría unos 15 milloncitos solo por dejarlos vender en frontera, más el alquiler de los almacenes, más el gasto en salarios a sus empleados, más electricidad, agua, y otros. A todo ello habría que agregar el dinero que se ahorra el país por concepto de visas y de tickets de avión. Y también el beneficio de disminuir el enorme trabajo que tienen hoy la aduanas del país y sin lugar a dudas la reducción de esos “trámites grises” que dan lugar a tanta corrupción.
Supongamos que a esos cubanos “viajantes” se les formaliza, se les ofrecen algunos incentivos como poder comprar en Cuba lo que quieren vender en Cuba, con la misma calidad que los productos que adquieren fuera de Cuba y a precios competitivos; o tener espacios de venta dentro de las propias tiendas estatales -ya hay ejemplos como Spart y Agua y Jabón, cierto que no son cubanas, sino de algún empresario privado extranjero ¡mira tú!-; arrendarles locales para que inviertan en sus propias tiendas (igual que se hizo con algunas cooperativas en el sector gastronómico). Cierto que tendría que haber un “contrato claro y transparente” entre el Estado y estos cubanos-fenicios y determinadas seguridades por ambos lados.
Llegar a la raíz es otro asunto de más largo plazo, de mayor complejidad. Mientras nuestro sistema productivo no logre producir una buena parte de lo que hoy se importa -la verdadera razón de todo- seguiremos perdiendo ingresos en dólares.
También se corre el riesgo del efecto demostración y de que pronto descubramos que gestionar el comercio minorista y al detalle por empresas estatales no solo es ineficiente -algo que los hechos se han ocupado de demostrar- sino inconveniente. De ser así y siendo consecuente con esa realidad, entonces podría ocurrir la pérdida de empleos y otras cosas para los que hoy se ocupan de estos asuntos.
Recuerdo que el sector de comercio y gastronomía es un sector que emplea a muchas personas. Recuerdo también que lo que ese sector recauda es importante para el Estado. Habría que hacer la cuenta “T” (debe y haber). Habría que sacar los costos de oportunidad (hoy muy difíciles pues no están disponibles públicamente los datos necesarios para ello) y asumir los riesgos de semejante transformación.
Hace muy poco el presidente Díaz-Canel le señalaba al sector industrial cubano cuánta oportunidad desperdiciada hay en el turismo, cuánto se importa para poner en funcionamiento una habitación en un hotel cuatro o cinco estrella. Pues bien, el comercio minorista es otra gran oportunidad desperdiciada.
No la emprendamos contra los fenicios, sino contra las causas que provocan las fallas del mercado y del Estado; esas que hacen florecer un tipo de comercio que se extiende y sobrevive gracias a esas grandes distorsiones.
Profesor, Ud asoció con las comendas el comercio informal en nuestro país, a mí me recuerdan obras de García Márquez donde lo absurdo es parte de la cotidianidad.
Cualquier solución pasa por la voluntad política de los gobernantes, mientras al pueblo no le queda otra que asumir su realidad.
Una vez más sale el órgano oficial de los nuevos ricos en defenza de las ilegalidades de los traficantes y mafiosos… Ignorando intencionalmente las razones del estado cubano para actuar de esa manera….
Este artículo hace un análisis sencillo y bastante acertado del tema. Pero como han sido las cosas hasta ahora en Cuba respecto a la actividad comercial privada, pienso que las acciones del gobierno continuarán siendo de PROHIBICIONES Y RESTRICCIONES A ESTE TIPO DE ACTIVIDAD.
Excelente reportaje del destacado Profesor Juan Triana.
¿Por qué la prensa cubana no publica estos contenidos? sería de mucha utilidad que se conociera, oficialmente, lo descrito en este artículo.
Hay otros fenómenos asociados a esta manera que han encontrado muchos ciudadanos cubanos para sobre vivir a la situación económica tan difícil por la que atraviesa el país. Creo que el Estado debe buscar soluciones urgentes para que todos estos recursos que se generan por esta actividad económica, que hoy entran y salen en las manos de personas naturales, pasen por sus arcas, como debe ser en un país civilizado, sin imponer trabas, sino incentivando mediante mecanismos económicos, a las personas que hacen estas actividades.
Yo debo ser muy bruto. Xq sera q no puedo entender la razon x la q el gobierno no dedica una cantidad de dinero para abrir y poner en operaciones algunas tiendas mayoristas, mantenerlas abastecidas y ganar dinero para seguir abriendo mas tiendas, a la vez q resuelve un tremendo problema de escaseses de todo tipo q solo conduce a ilegalidades, mercado negro, robos y perdidas de ingresos tan necesarios para una economia q no acaba de encontrar el camino para comenzar a desarrollarse. X favor, q alguien me ayude.
Es siempre un gusto leer sus escritos
Existe una otra face de la moneda que usted no menciona y que a mi ver tiene una impacto adicional sobre la economia cubana – El mercado paralelo de divisas –
Todas esas compras realizadas en el exterior tiene una necesidad de USD , cantidades que no son obtenidas en el sistema bancario cubano pero sin en un mercado paralelo alimentado por transferencias del exterior con contrapartida del CUC que esta en la mano de este mismo circuito de venta paralela
A esa solución que usted enuncia se puede adicionar la capacidad de que eses almacenes puedan vender su produtos en moneda otra que non el CUC sin qu eso sea penalizado
Dr. Triana:
Es como dice un amigo mio: “si podemos poner las cosas dificiles para que la vamos a poner faciles?”
Todos los análisis (con los cuales yo estoy de acuerdo) son desde la economía, desde la lógica, desde el desarrollo, etc. …ERROR!!!. Los análisis del gobierno son DESDE EL CONTROL (en todos los sentidos) y las pérdidas que eso genera son en realidad gastos de representación. Eso, así de simple, explica la situación. Para finalizar, una mala noticia: Seguirá siendo así. Amén
Excelente articulo Dr. pero como comentaban anteriormente existe un problema real en la economía y es su problema monetario que radica en una doble circulación monetaria con doble tasa de cambio y a eso hay que sumarle que existe una tasa de cambio del dolar frente al CUC que tampoco es real por lo que el estado se ve en dificultades para hacer sus pagos al exterior que tiene que enfrentar en Divisas extranjeras.
Pienso que hay que tomar las decisiones aunque sean difíciles porque dilatarlas más en el tiempo no beneficiará a nadie.
Estimado profesor, ahora si hablo como lo hace un cubano, con los huevos en la mano, ahunque le falto, por ejemplo, que los dueños reales o accionistas de spar, y aguayjabon, y otras muchas mas firmas estranjeras que operan en la isla, son cubanos realmente, con un prestanombre europeo por lo ganeral. La solucion de la cuba de hoy es simple, no de mas vueltas, usted lo sabe, un mercado de acciones, dueños reales, que controlen donde y como se invierte su dinero, que sean cubanos, no estranjeros, y soluciinado, no mas problemas de liquides monetaria para el pais, pagariamos la deuda ext en……20 años+-, ya, a, queda el problema constitucional de la acumulacion de riquesas y su legitimidad, hummmm. En cuba hay personas con mucho dinero, hace poco escuche de un guajiro que le compro a su hijo un carrito de control remoto, de nada mas que 1800usd, se imaginan un capital como ese en las venas de la economia cubana, ni WStr nos podria hacer frente, arriba CUBA.
Triana, leo siempre sus artículos, y lo admiro mucho, con claridad y sencillez aborda cada tema. Soy trabajadora TCP y coincidente con “Los fenicios del Caribe” había escrito algo relacionado con el tema y los millones que se pierden por este concepto, para plantear el día que se hiciera la reunión de discutir la Ley 354, pero fue otra fatalidad esa reunión, las personas que hicieron las LEY no se personaron nunca ni han dado respuesta a las preguntas. Luego de leer su artículo, solo me queda replicarlo en mi Muro de Facebook decir: “Qué viva La comenda”. Su simil con la situación de Cuba y este mercado que existió 500 años antes de Cristo me hace recordar a un colega que cuando llegó la primera Computadora a “Radio Progreso” el se la adueñó, yo me le acercaba por curiosidad y le pedía me enseñara que quería aprender “aquella cosa” que una escribe sin gastar papel ni emborronar cuartillas, tan difícil me la puso que terminé creyendo que si tocaba el teclado me iba a coger la corriente…eso pasa con la Economía Cubana, yo siento que todo lo hacen complejo con algún objetivo oculto, no estoy de acuerdo con una sola de las justificaciones que ponen para mantener este país por el suelo.
Muy acertado el análisis del profesor Triana .es realmente una lastima que de seguro muchos de sus alumnos están hoy en puestos que deciden y no han profundidad o en sus ideas profesor.
Desde hace mucho tiempo pensé que una solución a los problemas de abastecimiento en este país es perdidamente el que el estado le permitiera a cualquier cadena extranjera posicionarse en un lugar en cuba y vender directo al pueblo y que sea en USD no importa y le pagué al estado el local y un iva además que este sea el que gestione sus trabajadores y el salario de los mismos y los trabajadores que paguen su impuesto el estado solo recojer dinero para eso está todo lo demás que sea un problema del que pone la tienda.
Creeríamos que esto crearía una diferencia de clases que en definitiva ya existe pero lejos de esto pasará como cuando existían las firmas extranjeras que de cada cubano que trabajaba en una vivían un montón de parientes y otros trabajadores privados de los ingresos de este .
Es hora de que los grandes económicos despierten pues como está la situación que se ve a diario con las colas y las indiciplina más los extremismos y los oportunistas pagado y no pagados de afuera se puede crear un conflicto interno muy serio pues ya hemos visto en internet disputas fuertes con los agentes del orden y eso no es bueno solo alienta y estimula al desorden social y este generalmente termina con represión a estos sectores lo cual es la justificación exacta buscada por los que quieren un cambio en el país que cuando análisis cada uno de ellos ninguno vale un comino pues en cuba la llamada opocision son solo un grupo de vendidos por unos miseros dólares que de política no conocen nada.
Creo es hora de que los cerebros piensen y rápido pues soluciones hay Miles pero hay que actuar ya.