Crímenes de ocasión

Cada cierto tiempo, no sé por qué, en Siguaraya City “matamos” a algún famoso. Tal vez sea la manera más inocua de satisfacer ciertas tendencias homicidas, esas que suelen aflorar en oficinas de trámites, ómnibus urbanos y noches de televisión. Pero si vamos a matar algo, que sea el tiempo (que no hay mucho), o el aburrimiento (que hay para una hecatombe)…

Lo gracioso del fenómeno no son las peculiares “víctimas”, sino las sutiles maneras de desmentir la trola. A veces aparece en la prensa alguna nota oficial para rebatir “algo” de lo que prácticamente nadie tiene la más remota idea. Y a veces, de la nada, entrevistan por la televisión a un personaje que llevaba rato perdido, quizás “muerto”…

El más reciente caso involucró al Micha, un reguetonero con voz de barítono curda y textos pícaros. Por esa tal internet que algunos en Siguaraya tienen, circuló la noticia de que el Micha había muerto en el hospital Fajardo asesinado por un tal Serrucho que lo cosió con ocho puñaladas en una reyerta callejera. La nota incluía una foto del supuesto asesino, como para apuntalar la veracidad de una información de cuya seriedad dudaría cualquiera no solo por las faltas de ortografía, sino porque la confirmaba nada menos que un oficial de la policía, que incluso revelaba su nombre y grado… ¡Já!

Aquello fue, sin embargo, una bomba. “¡Mataron al Micha!”, decían por ahí, y hasta los detractores del género le reconocían valores a quien se la lleva con dinero y pasmao, con una propuesta que sedujo incluso al mítico Juan Formell.

De nuevo las redes sociales y listas de e-mails fueron el ágora virtual que no tiene la Siguaraya real, y desde la acera de enfrente afirmaron que el Micha estaba allá, vivito y cumpliendo compromisos profesionales. Aún así, en la acera de acá muchos escépticos no creyeron en correítos de terceros, y seguían esperando –como dicta la tradición- algún pronunciamiento oficial…

Y el pronunciamiento llegó… a la hora y el lugar menos esperado…

Ocurrió en el Noticiero del Mediodía, que jamás en su existencia se había interesado por el destino del reguetón y sus paladines, y casi al final, con los créditos en la punta del muelle y con la trusa puesta, apareció nada más y nada menos que… ¡EL MICHA!

“El Micha no se enferma ni de gripe”, afirmó el cantante, quien explicó que estaba en su gira de invierno, no dijeron dónde, y que preparaba próximas presentaciones por Europa, que venía más concentrado para el próximo año, que estaría “volao”, contento y feliz, muy feliz… Y así quedó desmentida su muerte, muerte que nunca nadie informó.

Y como la conspiración nos entretiene tanto, enseguida dijeron que se hizo el muerto para ver qué entierro le hacían, que todo fue puro marketing, que siempre supieron que era mentira, y tal, y tal…

Algo así pasó en los 80, cuando dijeron que a Pedrito Calvo le habían dado candela, y los Van Van sacaron aquello de “El Negro no tiene ná…”. La historia es cíclica, y la única verdad de todo, es que un mundo mejor es posible, otra Siguaraya… no.

 

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