Se graduó en el Instituto Superior de Diseño (ISDi). Intentando “enmendar” en Photoshop las imágenes que le presentaban los clientes para diversos trabajos, llegó a la conclusión de que era mejor que las capturara ella misma. Eso, la pandemia y su sensibilidad artística la han puesto en la ruta. En un tiempo que preveo breve, en su currículum profesional el “además” se convertirá en “sobre todo”, cuando se hable de su faceta como fotógrafa.
Claudia ha recibido cursos de creación artística en la Asociación para la Expresión y la Creatividad MARKAB, de Cantabria, España (2010-2016). Tiene, además, un postgrado en Historia del Arte: La imagen del hombre (2009-2010). En 2010 pasó el Curso Integral de Fotografía de la Fototeca de Cuba.
Ha realizado numerosos trabajos de diseño para instituciones estatales cubanas. También colaboró, como diseñadora, en audiovisuales realizados por el Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográficos (ICAIC), la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños y la Facultad de las Artes de los Medios de Comunicación Audiovisual (FAMCA).
En 2012 la Oficina Nacional de Diseño le otorgó el premio en la categoría de Comunicación Visual. El Centro de Arte Flamenco “Amor de Dios”, de Madrid, España, acogió en 2017 su muestra personal Más allá del flamenco. En diciembre del 2021 mostrará su trabajo más reciente, Mientras tanto…yo vuelo, en la galería de la Oficina Cultural de la Embajada de España en La Habana.
Así se cuenta Claudia:
La fotografía se me ha convertido en una gran pasión. En los meses de peor encierro por la pandemia me comuniqué y viví el mundo a través de imágenes. Hurgué en las memorias de mi cámara y del móvil, y me sumergí en miles de fotos. Así, la falta de socialización y de convivencia con familiares y amigos se me hizo menos dolorosa.
Soy diseñadora gráfica de profesión, productora gráfica y artística, emprendedora, madre (vivo sola con un niño pequeño), amante de las artes y de la danza flamenca.
Durante estos dos años de reclusión forzosa le escuché decir a muchas personas que estaban aburridas. Nunca me he sentido así. Mi vida antes de la pandemia solía ser muy agitada; mi socio y yo tomamos la decisión de crear una empresa, y eso implica dedicar muchas horas al trabajo para poder salir adelante, además de que te envuelves en otros vínculos sociales que limitan tu intimidad.
En ese lapso casi se paralizó el negocio de diseño e impresión. Igual continúe con muchas cosas para hacer: las labores de madre, de la casa, ¡y mi nueva pasión nocturna! Comencé a editar las fotos que tomaba en casa o en entornos cercanos.
La fotografía llega a mí junto a la pandemia. Nunca había tenido una cámara profesional, aunque hacía tiempo que la quería. Descubrí que me comunico mejor a través de imágenes.
En mis fotos busco poesía. Me interesa tanto la poesía que se comunica a través de la literatura como la visual. Cuando seleccionaba las fotos para compartirlas aquí, me percaté de que las favoritas están tomadas a través cristales o son imágenes tomadas a partir del reflejo en un espejo; inconscientemente he estado haciendo ese tipo de capturas. En las próximas series me lo replantearé con seriedad.
Me gusta la gente. En estos dos años he visto cosas increíbles, personas emocionalmente enfermas, otras luchando por amor y por concretar sus sueños… Creo que esta experiencia ha cambiado la forma en que percibo al otro. Cuando edito mis fotos ahora, siento revivir esas emociones. Es muy fuerte.
Confieso que me hechiza la forma en que me miran cuando capturo una imagen. Me refiero a la persona retratada y a los que están en su entorno. Siento que me devuelven la mirada, que observar y ser observado forma parte de un juego muy intenso.
Las casas de los otros me fascinan, me descubren mundos. Ésta (foto anterior), en particular, no me es ajena. En las dos habitaciones que se ven en la foto encuentro muchas emociones, recuerdo de dos seres maravillosos que adoré y que ya no están.
Eso de que la persona perfecta no existe en la pareja, me lo cuestiono cada día. Todo está en los ojos de la persona adecuada. Estoy rodeada de parejas que se aman. Aquí, una de mis favoritas. Esta foto (arriba) fue tomada durante su boda; no hicimos una sesión, fui la testigo y llevé la cámara. Ellos no son de posar, la felicidad que muestran es natural.
Esta foto refleja uno de los días más felices de este año. Porque a ellos les separó muchos meses la pandemia, y sufrieron ese distanciamiento. ¡No me pueden gustar más los dos como personas! ¡Son sinceros, justos, valientes, y batallan por sus sueños! Ese mismo día en la tarde él me alcanzó algo que había dejado; le comenté lo linda que estaba mi amiga, arreglada, y él me respondió: qué te puedo decir, si al despertar, despeinada, para mí es la cosa más hermosa que hay…
Tengo clientes que se han convertido en grandes amigos, como el artista Chuli Herrera. Su criterio, en cuanto a mis fotos, es algo que valoro mucho.
En marzo de 2020 él inauguraba su expo personal, Como yo puedo, que se vio afectada por el cierre de la ciudad, después de tantos meses de creación y expectativas. En octubre, apenas levantaron las restricciones, ya la muestra tenía los días contados. Fui a la clausura con mi cámara, y luego nos dimos una vuelta por el Museo Nacional de Bellas Artes. Necesitábamos eso. Ahí hice su retrato (foto anterior).
Una pareja de amigos, también diseñadores, necesitaba que la ayudara con unas fotos para una campaña de protección de las playas. Arrancamos una calurosa tarde de noviembre, niños incluidos. Terminé con la sesión para ellos y necesité seguir haciendo fotos. Cuando comienzo, ya no puedo parar.
La pandemia también afectó el sector artístico, cerraron los teatros y se suspendieron todo tipo de espectáculos. Pertenezco a un proyecto comunitario en Los Sitios: “A Compás Flamenco”. Esta serie (foto anterior) quiere hacer visible la decepción y la desesperanza de los jóvenes danzantes, alejados de su público casi por dos años.
Para mí esta foto tiene muchos significados. Quería la imagen de un atardecer para regalarle a alguien muy especial: un joven que, como muchos, partía en busca de otras oportunidades lejos de la Isla. También en este momento la pandemia estaba en su punto más crítico: demasiadas muertes cada día. En las redes, una muchacha escribía que estaba cansada de decir adiós. Ese mismo era mi sentir.